Con los brazos abiertos

Leo Cortijo
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Los empresarios del sector del turismo rural esperan como agua de mayo que se confirmen las buenas previsiones que apuntan a un verano marcado por el auge de las casas rurales y las empresas de multiaventura en entornos naturales

Fernando Rodríguez

Fernando Rodríguez, gerente de una casa rural en Uña: «Las previsiones son buenas y mejorarán al permitirse el movimiento entre provincias»

Fernando no esconde su optimismo ante el verano que se dibuja una vez pasado lo peor de la pandemia. Dadas las circunstancias por las que hemos atravesado, «no va nada mal el ritmo de reservas teniendo en cuenta desde donde partimos», que es una primavera totalmente en blanco. Fernando regenta un alojamiento rural en Uña, El Escalerón, y las previsiones que maneja en este momento son «buenas». Además, añade, «mejorarán en las próximas semanas cuando se permita el movimiento entre provincias». De esta forma, la ocupación para julio y agosto ya es del 50-60 por ciento y espera que alcance el 80-90. Muchas de sus reservas, incide, «se producen a última hora».

La esperanza es lo último que debe perderse, y por eso Fernando sabía que «si salíamos de ésta antes del verano podíamos recuperar todo lo que habíamos perdido en primavera», que no fue poco. Todo indica que así será, siempre y cuando, eso sí, «no demos pasos atrás y todo marche como es debido».

Remedios GarcíaRemedios García

Aprovechar este verano atípico, en el que se incrementará el turismo de interior, servirá para «quitarnos esa espinita». Es el momento ideal, entiende este empresario del sector, para que «la gente le dé más importancia al turismo rural».

Remedios García, gerente de una casa rural en Nohales: «Antes las reservas eran de tres o cuatro  días y ahora van desde los siete hasta los 10»

Algo parece haber cambiado después de la pandemia. Remedios, que gestiona junto a su marido Pedro Miguel la casa rural El Sauce, ubicada en Nohales, pone el foco en un nuevo hábito de los huéspedes de su alojamiento. «Antes las reservas eran de tres o cuatro días y ahora van desde la semana a los diez días», asegura. Ese cambio de tendencia lleva a las familias que ya se han interesado por este enclave a pasar, por ejemplo, los diez días de sus vacaciones en el mismo sitio, «no como antes», explica esta empresaria del sector, «que venían tres días a Cuenca y el resto se marchaban a la playa».

Rubén MartínezRubén Martínez

Tras el parón en seco de la primavera, en el que todo fueron «cancelaciones y devoluciones», en los últimos días «se está moviendo todo y con bastante fuerza». En apenas una semana de tiempo ya se han producido «seis o siete reservas» y aún más prerreservas, es decir, clientes que llaman para interesarse. Así todo, «el mes de julio lo tenemos ya bastante bien, agosto estamos empezando ahora y para septiembre todavía es pronto porque hay mucha gente que espera a última hora». Remedios mira al horizonte con confianza y espera que la apertura de fronteras interregionales sea el espaldarazo que necesita para rematar esta temporada.

Rubén Martínez, gerente de una casa rural y una empresa de multiaventura en Buendía: «Hay que ver qué tipo de turismo interiores el que se termina haciendo finalmente...» 

La cautela rige el pensamiento de Rubén, responsable de una casa rural y una empresa de multiaventura en Buendía. Antes de lanzar las campanas al vuelo ante las expectativas que se pronostican desde el sector, este empresario prefiere tener los pies en la tierra porque ahora mismo la «incertidumbre» es lo que reina. En su opinión, «la gente empieza a llamar», sí, «pero no reserva todavía porque no sabe cuándo ni cómo se van a poder mover». En su caso concreto, este aspecto resulta «vital» pues el 85 por ciento de sus clientes son madrileños. Por eso, sentencia al respecto, «debemos esperar un poco antes de lanzar datos». Por otro lado, centra el tiro en un asunto importante, y es ver «qué tipo de turismo interior es el que se terminará haciendo finalmente», ya que «mucha gente se irá a su propio pueblo, donde tiene su propia casa y sus propios entretenimientos».

Rubén considera que «el gran daño» de perder la temporada primaveral, desde Semana Santa a finales de junio, «ya lo tenemos hecho», porque es ahí «donde hacemos el gran porcentaje de nuestra facturación total del año». De hecho, eso es algo que da «por perdido» y no cree que se vaya a recuperar en julio, agosto y septiembre.