Recién llegado del Museo de Arte Contemporáneo Florencio de La Fuente de Requena, Henri Déchanet expone en la fundación Antonio Pérez dispuesto a deslumbrar con su arte en un enclave único, que hace a sus piezas brillar con luz propia: el antiguo convento de las carmelitas.
El pintor y vidriero francés, involucrado en cuerpo y alma con la ciudad de Cuenca, se acerca con sus últimas obras pictóricas a la Fundación Antonio Pérez en una muestra que recibe el nombre A Plena Luz. Esta exposición, en su propio título, es un guiño que el propio artista tiene con la ciudad de las dos hoces, pues fue el maestro vidriero de las cristaleras de la catedral de Cuenca. Esta vez, deja pasar la luz de una forma diferente, ahora su pincel sobre lienzo es el que hace que el óleo brille con luz propia sobre un retablo de sentimientos que se mezclaban en trazos gruesos y marcados.
Gran parte de la obra principal de Henri Déchanet estará a disposición de todos los conquenses, hasta el 22 de junio. «Mi pintura es mi espejo, mi trabajo, mi justificación. Dejo al espectador la libertad de recibir y resolver a su manera las interrogaciones expresadas por mis cuadros», explica Henri Déchanet.
El autor francés se inicio como creador de vidrieras, trabajo que desarrolló hasta que en 1959 cerró su taller para dedicarse plenamente a la pintura. En 1977 se trasladó a vivir a Madrid y después a Cuenca donde fue nombrado responsable de la restauración de las vidrieras de su catedral. En 1991 crea las nuevas vidrieras de la Catedral de Cuenca junto con A. Bonifacio, Gerardo Rueda y Gustavo Torne.
llegada a Cuenca. Turista empedernido, Déchanet, se enamoró de España y desarraigó su naturalidad francesa para dejarse embaucar por los grandes de la pintura contemporánea española. El autor francés tuvo un comienzo limpio con la pintura. En sus primeros encuentros con el pincel creaba limpiamlienzos con trazos expresionistas, impregnando de abstracción catalana sus obras iniciales. Como un artista de los años cincuenta, Déchanet ha ido evolucionando en el tiempo hasta llegar a las creaciones que, hoy, la Pérez acoge engalanándose con paredes blancas que contrasten con sus gruesos trazos, muchos de ellos clarososcuros, frente a la contraposición de otros óleos destilantes de luz en tonos naranjas. Sus libros de anotaciones, bajo unas estanterías, ilustran como el pintor ve su obra en el momento justo de crear, abrieron las ventanas de su alma a su espectador.
Bajo motivos entrelazados y aglutinantes se destaca la nueva muestra de Déchanet. Algunos de los óleos podrían describirse florales, otros desnudos. Todo depende de la mirada del espectador. Sin caer en la representación de lo obvio, Henri Déchante ha creado bajo los muros de la Fundación Antonio Pérez una muestra llena de viveza y espeto hacia el arte. Una manera de disfrutar, de nuevo, del antiguo maestro vidriero de la Catedral de Cuenca.