El catedrático de Geografía Humana de la UCM, Miguel Ángel Troitiño, es una de las personas claves para entender como late la ciudad porque ya en 1979 presentó su tesis doctoral Cuenca: Evolución y crisis de una vieja ciudad castellana. Más de treinta años después reconoce que las cosas cambiaron mucho en este tiempo, pero aunque la ciudad creció «en términos urbanísticos, no lo ha hecho en términos económicos y demográficos».
Respecto al futuro Plan de Movilidad Urbana que elabora el Consistorio dice que tendrá que tener en cuenta al peatón y prestar una atención especial a temas de «transporte público y a la conexión entre los distinto barrios de la ciudad». Trabajó con intensidad para que Cuenca fuese declarada Ciudad Patrimonio de la Humanidad en 1996 y destaca la importancia tanto del «Real Patronato como del Consorcio».
El Ayuntamiento de Cuenca prepara desde el mes de agosto un Plan de Movilidad Urbana. ¿En qué se debe incidir para que sea operativo?
Está claro que cualquier Plan debe dar prioridad a los problemas de movilidad peatonal, prestar una atención especial a los temas de transporte público y a la conexión entre los distintos barrios de una ciudad. Asimismo, deberá tener en cuenta las nuevas demandas y aquellas necesidades existentes. En el caso de Cuenca hay que tener presente que el número de turistas está creciendo año tras año.
¿Cuáles son los inconvenientes que tiene la ciudad?
Uno de los inconvenientes que tiene la ciudad es que estamos ante un modelo de crecimiento urbano muy disperso porque hay un número de viviendas para una población muy superior a la que tenemos en la actualidad. Hay una serie de dificultades a las que adaptarse debido a su emplazamiento natura, pero también hay barreras como la del ferrocarril que siempre fue un condicionante para el desarrollo de la ciudad. Asimismo, en mi opinión, hay algo que no debe olvidarme y es que creo que hay un exceso de presión del automóvil sobre el espacio público y eso hay que tenerlo en cuenta a la hora de solucionar los problemas.
En Cuenca se utiliza mucho el vehículo para los desplazamientos cortos. ¿Cuál cree usted que debería ser la solución definitiva al respecto ?
Éste suele ser un problema en general de las ciudades pequeñas, es decir, las que están por debajo de los 100.000 habitantes porque las personas tienen el vehículo en la puerta y lo cogen para desplazarse a cualquier sitio por muy cerca que esté. Todo eso se debe a unas prácticas tradicionales de preparación de las ciudades y la educación que tienen los ciudadanos a la hora de usar el vehículo. Se debe también a ciertos problemas de urbanización que no establecen con claridad una serie de corredores peatonales que propicien que se vaya caminando a los sitios. En ese sentido, creo que habría que preparar a la ciudad de Cuenca para que los peatones y turistas se puedan mover de forma tranquila y también habría que potenciar más el transporte público, pero está claro que éste sólo se utilizará si hay una frecuencia razonable porque sino las personas se cansan de esperar y se van andando.
Uno de los debates hoy en día es la peatonalización de Carretería. ¿Cual es su opinión?
El papel que desempeña Carretería es fundamental porque en su día fue el centro de la ciudad, pero estudiar el tema de peatonalización hay que situarlo en un determinado contexto porque es necesario que ese espacio urbano se cualifique y propicie las conexiones peatonales entre la ciudad alta y la baja. En ese proceso hay que ver luego si la alternativa es la peatonalización o no, pero está claro que hay que encontrar una vía de equilibrio. Hay otras experiencias como en Vitoria, donde hace muchos años, vi que se señalizaba Calle de preferencia peatonal, es decir, calles en las que podía circular el automóvil pero quien tenía la preferencia era el peatón.
La decisión que se adopte tendrá que ser, sobre todo, beneficiosa para la ciudadanía. ¿No?
Después de los estudios que hagan los expertos, y tras las entrevistas a comerciantes, ciudadanos, se tendrán todos los elementos suficientes para tomar una decisión que sea beneficiosa para la ciudadanía. Las decisiones no se deben tomar en función de los intereses de un determinado sector económico sino que tienen que tomarse en función de los beneficios de la colectividad y del mejor funcionamiento de la ciudad. Nos puede gustar o no pero el eje de Fermín Caballero, Carretería, Calderón de la Barca es fundamental en la conexión de la parte baja con la parte alta de la ciudad de Cuenca.
Usted es buen conocedor de la ciudad desde que en 1979 presentase su tesis doctoral sobre la evolución urbana de Cuenca como modelo de ciudad vieja castellana. ¿Ha cambiado mucho la urbe estos 34 años?
La Cuenca actual es una Cuenca muy diferente a la que había en la década de los año 70 porque, sobre todo, creció en términos urbanísticos, pero no ha crecido en términos económicos y demográficos, por lo tanto, hubo una serie de desajustes en el modelo urbano. La ciudad tiene bastante mejor conservado su patrimonio histórico y las condiciones de habitabilidad de las viviendas, en general, son bastante mejores. Sin embargo, con el paso de los años vemos que todavía tiene una débil base económica, pero además históricamente siempre tuvo muchas dificultades para construir un proyecto de ciudad con futuro y que sea asumido por las diferentes fuerzas políticas y compartido también por los ciudadanos. La sociedad cambió mucho en estos 34 años y urbanísticamente se ha desarrollado mucho porque ahora tiene suelo industrial y suelo residencial con la posibilidad de tener mucha más población de la que tiene.
Participó en el diseño del Plan Especial del Casco Antiguo de Cuenca. ¿Qué recuerdos tiene de esos momentos?
El proceso de elaboración del Plan Especial del Casco Antiguo fue bastante complicado porque se empezó en 1994 y se aprobó inicialmente en el año 1996, pero definitivamente no fue aprobado hasta el año 2002. La realidad del Casco Antiguo es ahora muy diferente a la de hace 20 años y es que entonces no existía ninguno de los aparcamientos que hay ahora como el del barrio de San Martín, calle San Pedro, Mangana o el de San Antón. El Plan es un instrumento válido hoy en día, pero también creo que han pasado unos años y que la experiencia de su gestión puede llevar a unos cambios, si se considera que son necesarios. Las ciudades son realidades vivas y por eso los instrumentos de planificación y de gestión de la ciudad no pueden ser estáticos sino que se tienen ir adaptándose siempre y cuando exista un consenso en los aspectos fundamentales.
Asimismo, usted fue una de las personas que elaboró el expediente para que Cuenca obtuviese en 1996 la Declaración como Ciudad Patrimonio de la Humanidad
Efectivamente. La verdad es que para mí fue una experiencia interesante y compleja porque tuvimos que hacer un expediente bastante deprisa, pero tuvimos la ventaja de que estábamos elaborando el Plan Especial y eso significaba que teníamos mucha información. Disponía los materiales de mi tesis doctoral, que incorporamos lo que fue necesario, pero también hubo numerosas personas que también contribuyeron. En ese momento estando de alcalde, José Manuel Martínez Cenzano, y de concejal de Urbanismo, Luis Esteban Cava, se hizo un importante esfuerzo por parte de las instituciones para que saliese adelante la Declaración.
Además se consiguieron muchas firmas de apoyo de numerosas personas para la candidatura de Cuenca. ¿Es así?
Es cierto. Se consiguieron muchas firmas de apoyo para la candidatura de Cuenca y la tramitación de los expedientes no fue nada fácil así que para mí fue profesionalmente una experiencia muy rica porque me permitió, en buena medida, utilizar y demostrar que la investigación urbanística que había realizado era útil. En el expediente que llevaría a conseguir que la ciudad de Cuenca fuese Declarada Ciudad Patrimonio de la Humanidad tuvimos que demostrar que la ciudad tenía un instrumento de protección adecuado, que era el Plan Especial del Casco Antiguo, que justificase su inclusión en la Lista de Patrimonio Mundial. Finalmente se consiguió el acuerdo en el mes de diciembre del año 1996 y fue para mí una gran alegría porque siempre había defendido que la ciudad de Cuenca tenía unas singularidades paisajísticas y urbanísticas que la hacían distinta a otras ciudades.
Uno de los momentos más delicados que vivió Cuenca fue cuando Icomos dijo a finales de los años 90 que podría dejar de ser Ciudad Patrimonio de la Humanidad si llevaba a cabo un proyecto de ascensores. ¿Cómo lo vivió todo aquello?
La verdad es que lo viví en primera persona desde una doble vertiente porque yo formaba parte del Comité Nacional de Icomos en ese momento y además había trabajado para que Cuenca fuese Ciudad Patrimonio de la Humanidad. Fue un momento muy delicado porque hay que tener en cuenta que el Plan Especial del Casco Antiguo que se había presentado a la Unesco no contemplaba el ascensor. En una reunión entre las distintas instituciones se analizó la posibilidad de que podría dejar de ser Patrimonio de la Humanidad si llevaba a cabo el proyecto de unir la Hoz del Huécar con la zona del barrio de San martín porque podría tener un impacto negativo sobre el paisaje de la ciudad y además, según se dijo, no resolvía los problemas de accesibilidad y movilidad. Al final, yo creo que el alcalde en aquel momento, Manuel Ferreros, tomó la decisión acertada de paralizar ese proyecto. Siempre que se tenga previsto hacer una obra importante en una Ciudad Patrimonio de la Humanidad hay que hacer las correspondientes consultas con los responsables del Centro de Patrimonio Mundial de la Unesco.
Una de las polémicas que hay es que en la Plaza Mayor dejan los vehículos aparcados durante los fines de semana. ¿Cree que se solucionará algún día?
En su día hicimos un estudio de todas las necesidades de aparcamiento para residentes, los que trabajan en la parte alta y los que también tienen sus negocios. Una de las conclusiones a las que llegamos es que cuando se hizo el Plan Especial del Casco Antiguo ya se sabía que no había espacio físico real para dejar los coches y por eso se contempló la realización de una serie de aparcamientos. Una vez que se construyeron creo que no se solucionaron las cosas porque, en mi opinión, es una cuestión de voluntad política porque el citado plan contemplaba que, a medio y largo plazo, se tendría que restringir el tráfico, exceptuando a residentes y a los que desarrollan su actividad allí.
¿No le parece que los aparcamientos están infrautilizados?
Lo que no tiene sentido es que la Plaza Mayor se convierta en un aparcamiento para coches y lo que no está ocupado por los vehículos lo está por las de terrazas de bares. Lo que pasa es que se está privatizando, entre comillas, lo que es un espacio público y en el Casco debe prevalecer la prioridad peatonal garantizando que los vecinos que viven en esa zona puedan tener sus propios espacios. El nivel de ocupación de los aparcamientos de Mangana y calle San Pedro es muy bajo y no tiene mucho sentido que estén infrautilizados y que la Plaza Mayor se convierta en un lugar invadido por coches.
El Consorcio de la Ciudad de Cuenca así como su Real Patronato acaban de cumplir 10 años. ¿Qué supone eso para la Ciudad Patrimonio de la Humanidad?
El Real Patronato de la Ciudad de Cuenca es un órgano muy importante desde el punto de vista institucional porque están presentes todas las instituciones, así que es un órgano de representación. La clave está en el Consorcio porque coordina todas las inversiones públicas que se hacen en el ámbito de la Ciudad Patrimonio de la Humanidad o su entorno. Creo que eso fue uno de los grandes logros que consiguió el que fue alcalde, José Manuel Martínez Cenzano, porque ese Consorcio le sigue aportando a Cuenca una inversión muy importante.
¿El consenso es fundamental entre las administraciones?
Eso es importante porque en España sólo disponen de este organismo Santiago de Compostela, Toledo y Cuenca, por lo tanto, supone una de las grandes vías de financiación. Todas las actuaciones se han hecho por consenso y eso es fundamental porque al menos garantiza la coordinación de la inversión pública y es que a pesar de la crisis no hubo recortes significativos en el presupuesto. La situación actual del Consorcio Ciudad de Cuenca es buena porque tiene solvencia para afrontar las necesidades que tiene y es un ejemplo de cómo las administraciones públicas, sea quien gobierne, pueden resolver los asuntos por consenso.
¿No cree usted que la línea del ferrocarril convencional limita mucho a la hora de que haya una mejor movilidad?
Es que cuando se construyó la línea del ferrocarril no había ningún problema porque existía espacio suficiente para que se desarrollase la ciudad, pero según creció fue una especie de barrera.Es cierto que el tema de la estación del ferrocarril parece que siempre fue polémico en la ciudad, pero ahora mismo no se plantea que se vaya a desmantelar definitivamente.
¿Qué opina usted respecto a la ubicación de la estación del AVE Madrid-Levante a unos kilómetros de Cuenca?
Está claro que la línea que va a funcionar sin ningún tipo de problema será la del AVE y siempre hubo polémica con la ubicación de la estación, pero creo que es el adecuado aunque un inconveniente actual es la conexión desde ese lugar a la ciudad.
En noviembre se celebrará en la ciudad de Vitoria la Cumbre Mundial del Turismo Sostenible. Usted forma parte del Consejo Científico junto a otras personalidades. ¿Qué opina del turismo sostenible?
La Cumbre que será en Vitoria pondrá al día la Carta de Lanzarote sobre turismo sostenible porque este documento fue un gran avance que planteó cuestiones claves como la relación del turismo con el patrimonio cultural, con la sociedad local y con el medioambiente. El turismo es un pilar fundamentales de la economía de una ciudad como Cuenca, pero el recurso fundamental es el patrimonio, de ahí que el turismo sostenible lo que plantea de manera clara es que hay que conservar y usar responsablemente los recursos en los que se fundamenta el turismo. El turismo es un motor importante de las economías locales pero tiene que estar controlado por las entidades locales y no por los grandes touroperadores.