Los movimientos de tierra previos a la construcción del Almacén Temporal Centralizado (ATC) de residuos nucleares de la localidad conquense de Villar de Cañas comenzarán entre enero y febrero de 2015, según anunció ayer el presidente de Enresa, Francisco Gil-Ortega, durante la clausura de las VI Jornadas de I+D sobre gestión de residuos radiactivos celebradas en el campus de Cuenca.
Gil-Ortega señaló que la empresa pública espera disponer para principios del próximo año con la declaración positiva de impacto ambiental -cuyo estudio informativo salió ayer a exposición pública-, así como con el Plan de Ordenación Municipal de Villar de Cañas y la autorización del Consejo de Seguridad Nuclear, todos ellos permisos «indispensables» para el inicio de las obras de construcción.
Respecto al estudio de impacto ambiental y la solicitud de autorización previa del proyecto del ATC y el centro tecnológico asociado, Gil-Ortega dijo que, «como es normal es estos proyectos», se esperan muchas alegaciones. No obstante, indicó que «muchas serán repetidas, ya que siempre las presentan los mismos y sobre los mismos aspectos», por lo que confió en que sean resultas en el mes siguiente al plazo de presentación, y se pueda remitir el estudio al Ministerio de Medio Ambiente para que emita la declaración.
El responsable de la empresa pública encargada de la gestión de los residuos nucleares aseguró que el proyecto del ATC «no lleva ningún retraso», por lo que insistió en que, de seguir con el calendario previsto, «las máquinas estarán trabajando sobre el terreno para finales de enero o principios de febrero de 2015».
En relación al séptimo plan de I+D, que se desarrollará entre 2014 y 2018, avanzó que centrará sus actuaciones en el desarrollo del ATC y el centro tecnológico.
Enresa lleva invertidos en investigación y desarrollo 160 millones de euros desde el año 1986 a través de seis planes de I+D que, según Gil -Ortega, han estado dirigidos a la gestión de los residuos de media y baja intensidad, «mientras que los esfuerzos a partir de ahora se dirigirán al tratamiento del combustible de alta intensidad que se genera en las centrales nucleares españolas».
Enresa también trabaja, según avanzó, en el proyecto del cementerio definitivo en el que se custodiarán durante miles de años los residuos radiactivos, ya que el ATC es una solución temporal que custodiará los materiales irradiados entre seis o siete décadas. En este sentido, el responsable del departamento de Ingeniería de Suelos e I+D de la empresa pública, Julio Astudillo, avanzó que, según la previsión, el emplazamiento para este cementerio se designará en 2035, mientras que el proyecto se desarrollaría para 2068.
Beneficios.
Al acto de clausura de las jornadas de Enresa asistieron el delegado del Gobierno en Castilla La Mancha, Jesús Labrador, quien resaltó la «conveniencia» de un proyecto como el ATC, que supondrá una inversión cercana a los mil millones de euros en unas instalaciones que «no van a ser sólo un almacén, sino que traerán riqueza y empleo a la comarca»; y el presidente de la Diputación Provincial de Cuenca, Benjamín Prieto, quien insistió en que «el ATC servirá para consolidar un tejido industrial, compatibilizándolo con el rico patrimonio cultural, natural y artístico de la provincia de Cuenca».
En el acto tomó la palabra también el vicerrector de Investigación y Política Científica de la Universidad de Castilla La Mancha, José Julián Garde, para subrayar la colaboración de Enresa con la universidad y poner a disposición de la empresa pública «toda nuestra materia gris e investigación en un proyecto tan importante para la región y el país como es el ATC».