Que suenen clarines y timbales

Leo Cortijo
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Todas las figuras, los toreros revelación y la corrida 'torista' cimentan una de las ferias taurinas más macizas y rematadas de los últimos años

Que suenen clarines y timbales

Esta es la Feria de San Julián número 21 de Maximino Pérez al frente del coso del Paseo de Chicuelo II. Más de dos décadas que se prolongan muchísimo en el tiempo para haber dado tardes y más tardes de nombres propios. Tiunfos y fracasos. Días de gloria y de frustración. Cosas para el recuerdo o para olvidar. Y como en todo en la vida, hay un principio, en torno a mediados del mes de julio, cuando el empresario anuncia la cartelería con la que hace el paseíllo a finales de agosto. Entre este sábado y el próximo miércoles, cuatro corridas de toros, un festejo de rejones, un concurso de recortadores y un espectáculo cómico concentran la oferta taurina de la Feria y Fiestas de San Julián.

Una programación, sobre el papel, maciza y repleta de carteles rematados, con todas las figuras posibles y la mejor representación de los jóvenes revelación más importantes del escalafón taurino acutal. Morante, El Juli, José María Manzanares, Cayetano, Miguel Ángel Perera o Enrique Ponce, por ejemplo, compartirán paseíllo con diestros emergentes como Pablo Aguado, David de Mirada, Román o Guillermo Hermoso de Mendoza. La apuesta es la misma de todos los años: mantener a Cuenca como una de las principales ferias de la temporada taurina. Una referencia consolidada y admirada por la afición de una gran parte del resto de provincias españolas. 

Y no solo en lo taurino, sino también en lo económico, pues el serial repercute notabilísimamente en la economía local de forma indirecta, sobre todo en los sectores de la hostelería, la restauración y el comercio. Se estima en entorno a 2,5 millones de euros la huella económica del San Julián taurino conquense.

La feria se descorcha con la ansiada corrida torista, y es que regresan los Santa Coloma bajo el hierro de Pallarés. La apuesta de la empresa por una ganadería de este corte se consolida de la mejor forma posible, y es que se trata de uno de los encastes más esperados por parte de los aficionados más exigentes. Del encierro dará cuenta un cartel muy interesante. Abre terna Curro Díaz, un torero genuino con sello propio, estilo único y pellizco de artista como muy pocos tienen. Debutará en Cuenca Román, que se ha ganado un sitio por méritos propios al entregarse en cada tarde sin condición y al ser una de las revelaciones del año. Cierra cartel Ginés Marín, uno de los jóvenes más prometedores y al que apetece mucho ver con los santacoloma.

A diferencia de otros años, en los que ha cerrado feria, el festejo de rejones hará las veces de segunda de abono. A los ya consagrados Andy Cartagena y Sergio Galán, dos jinetes de muy distinto concepto pero ambos triunfadores en esta plaza, se une la promesa más consistente del toreo a caballo actual: Guillermo Hermoso de Mendoza. El navarro, triunfador en Sevilla e hijo del mejor rejoneador de todos los tiempos, Pablo Hermoso de Mendoza, se presenta en Cuenca con el objetivo de seguir sumando en su temporada de despegue. Para este día hay reseñado un encierro de la ganadería de José Benítez-Cubero.

Llegan las figuras. Uno de los platos fuertes del ciclo sanjulianero tendrá lugar el lunes, cuando haga el paseíllo un torero que está marcando una época: Enrique Ponce. Tras la grave cogida que sufrió en la pasada Feria de Fallas y que le ha tenido cinco meses en el dique seco, el valenciano tendrá en Cuenca una de sus plazas de reaparición. La afición conquense le espera con entusiasmo para tributarle una ovación totalmente merecida. El cartel lo completa una figura como Miguel Ángel Perera, que salió por la puerta grande de Las Ventas el pasado San Isidro, y El Fandi, que siempre cuenta con el cariño del público. La terna estoqueará un encierro de la ganadería de Román Sorando.

El martes trae bajo el brazo uno de los carteles más rematados del serial en una cuarta de abono de altísimos vuelos. Un maestro siempre esperado como Morante de la Puebla encabezará un paseíllo de ensueño junto a uno de los toreros triunfadores de la temporada: Cayetano, que suple la dolorosa baja de Roca Rey. El torero de dinastía ha triunfado este año de forma contundente en Pamplona, donde cortó cuatro orejas. Este cartelazo lo cierra uno de los emergentes de la temporada, David de Miranda, que en San Isidro abrió la puerta grande tras una lección de toreo. La historia del onubense conmueve especialmente por el ejemplo de superación que supone tras una grave cornada que casi le deja postrado en una cama para siempre. La terna estoqueará un encierro de la vacada de los Hermanos García Jiménez.

La guinda perfecta a este pastel llega el miércoles con un trío de auténticos ases. El Juli abrirá fuego con su magisterio, su poderosa muleta y como máximo triunfador del San Julián del año pasado, tras el indulto de Aguamiel. Le seguirá uno de los toreros más queridos en esta plaza, José María Manzanares, con el que la afición conquense quiere mantener su idilio. Y cerrará terna Pablo Aguado, otra de las grandes revelaciones de la temporada tras su tremenda actuación en Sevilla, que le llevó a abrir la Puerta del Príncipe a través de un toreo puro, clásico y repleto de verdad. En un día tan especial, se lidiará una corrida de una de las ganaderías fetiche de la Feria de San Julián, José Vázquez.

 

OPINIÓN. El algodón no engaña

Hagan la prueba: comparen los carteles de la Feria de Cuenca con los de ferias similares a ciudades como ésta. Burgos, Huesca, Palencia, Soria, Almería, Huelva, Murcia, Logroño… la lista es interminable. Y más todavía si tenemos en cuenta a otros territorios de mayor envergadura. El San Julián conquense nada tiene que envidiar a ninguna de ellas. Compruébenlo, de verdad. El algodón no engaña. En esas ferias hay igual o menos festejos que aquí. En las que no falta el uno, falta el otro. Y en algunas de ellas no hay corrida torista. Cuenca, en sus apenas cinco festejos, lo tiene prácticamente todo. No falta prácticamente nada. Y eso es muy difícil.

Del grupo de figuras están todas las que pueden estar: Morante, El Juli, Manzanares, Perera... Talavante no viene porque sigue de retiro espiritual. Lo de José Tomás es caso aparte. Y Roca Rey estaba anunciado, pero una lesión le obliga a perderse la cita. En este capítulo de la zona alta me quiero detener en Ponce, pues habrá interés en verlo después de su milagrosa recuperación tras la gravísima cogida de Fallas.

Tras los dos puertos de montaña claves de la temporada, Madrid y Sevilla, hay tres jóvenes que no deben faltar en ninguna feria. San Julián cuenta con ellos. Pablo Aguado torea como los ángeles y así encandiló a la Maestranza, que ya le ha puesto el cartel de sucesor de Morante. David de Miranda hizo lo propio en Las Ventas, con una puerta grande que le supo a gloria después de recorrer un calvario. Román cierra el triunvirato. El valenciano de raíces conquenses nunca se deja nada en el tintero, cada paseíllo es una final y verlo con los Santa Coloma es uno de los platos fuertes del ciclo.

Esa es la otra pata de la robusta mesa que sustenta el abono sanjulianero: la corrida torista. En pos de la variedad y del agrado de todos los aficionados, cualquier feria que se precie tiene que anunciar un festejo con una ganadería de un encaste distinto al habitual. San Julián enlaza tres años con esta dinámica y eso es de agradecer, pues no es sencillo para el empresario.

Luego viene el capítulo de ausencias. Querido lector, ¿a quién echa de menos en la feria? Con su permiso, intento adelantarme y pruebo a responderle. Igual ha pensado en Emilio de Justo, Octavio Chacón o Pepe Moral para la de Pallarés. No estaría mal disparado el tiro, la verdad, pero los tres tenían un compromiso previo en Sanlúcar de Barrameda. Posiblemente eche en falta a dos triunfadores de Madrid, como Paco Ureña y Antonio Ferrera. Es cierto, no están, pero no es porque la empresa no lo haya querido. Si no los ven en los carteles es por decisión propia. Dicho esto, ¿qué más se puede pedir?