El final de la vendimia acaba de confirmar lo que todos temían en el sector vitivinícola: que la producción para esta campaña será un 15% inferior a la del año pasado como consecuencia de la sequía. Una situación que, pese a estrechar el mercado primario de la uva, no ha hecho repuntar el precio que perciben los viticultores.
Así lo expresan representantes del sector, que muestran su preocupación por la situación en la que quedan los agricultores al no poder sufragar los costes de producción y por las dificultades que este escenario presenta para el objetivo general de crecer en valor.
Los datos oficiales, que ofreció esta pasada semana el Ministerio de Agricultura, evidencian una disponibilidad para la nueva campaña de 67,3 millones de hectólitros, la cantidad más baja de los últimos seis ejercicios.
En un momento de «incertidumbre del mercado» en el que la demanda de vino español está sufriendo, especialmente de las variedades tintas, tener una cosecha corta puede no venir tan mal, apunta el presidente de la Organización Interprofesional del Vino Español (OIVE), Fernando Ezquerro.
También presidente del consejo sectorial vitivinícola de Cooperativas Agro-alimentarias, Ezquerro señala, no obstante, que si no se consigue dar valor al vino español en los mercados, «al final las uvas se van a tener que pagar baratas».
«Si no somos capaces de subir el precio de nuestros caldos ni con una situación de costes más altos para el elaborador y para el productor, evidentemente la cadena se romperá por la parte más débil que siempre es el productor», señala.
Mientras, el responsable técnico del sector del vino de Asaja, José Ugarrio, lamenta que pese a los altos costes y a la escasa producción de uva de esta campaña, los precios percibidos por los agricultores hayan sido similares a los del año pasado e incluso menores en algunas regiones. «Con estas compensaciones no van a poder continuar», manifiesta Ugarrio, recordando que la superficie plantada de viñedo a 31 de julio de 2023 era de 928.108 hectáreas, un 1% inferior a la del año anterior, y que hay agricultores arrancando las viñas.
Llamada a la conciencia
En este sentido, el responsable del sector vitivinícola de la organización agraria COAG, Joaquín Vizcaíno, destacan que «hay muchos viticultores que se van a replantear la viabilidad del cultivo y van a ir abandonando la actividad o a irse a otros cultivos con menos costes de producción y por tanto menos riesgo».
«Si se quiere mantener el potencial vitícola hay que remunerar adecuadamente (al agricultor)», enfatiza Vizcaíno.
El representante de COAG expresa que «el sector elaborador debería ser consciente de ello» y que si ellos han podido repercutir la subida de costes en el precio de venta, deberían pagar adecuadamente a los viticultores para que estos también sufraguen sus gastos en un ejercicio de coherencia.
«Para eso se hizo la Ley de la Cadena Alimentaria, para defender al eslabón más débil, aunque últimamente parece que no tenemos capacidad nada más que para ser precioaceptantes», concluye Vizcaíno.
De hecho, durante el desarrollo de la vendimia varias organizaciones agrarias alzaron la voz para quejarse de posibles incumplimientos de la mencionada norma por parte de algunas bodegas.
Entonces, los bodegueros representados por la Federación Española del Vino (FEV) consideraron «muy injustas» estas críticas pues, en su opinión, lo único que hacen es «sembrar sospechas sobre el sector» cuando, «de manera abrumadoramente mayoritaria», se cumple la Ley de la Cadena.