La caza ve un «duro golpe» en retirar la munición de plomo

Miguel A. Ramón
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El sector cinegético conquense considera básico que se cuente con una alternativa real antes de implantar esta propuesta de la Unión Europea, que creen que va a encarecer mucho la actividad

Los cazadores se enfrentan a una propuesta europea para la retirada total de la munición del plomo para acabar con el vertido de este metal en el medio natural. - Foto: Manu Reina

La UE, a través de la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA, sus siglas en inglés), acaba de presentar el borrador de proyecto de ley para prohibir el uso de munición de plomo en cualquier actividad al aire libre, ya sea caza o tiro deportivo, y de aparejos de pesca de este mismo metal.

Una medida que se aplicaría en un plazo de cinco años en la caza menor y de 18 meses en la caza mayor y que tiene por objeto reducir, al menos, un 70% la presencia de este metal pesado en el medio natural.

La noticia ha caído como un jarro de agua fría en el sector cinegético del país, que ve en esta medida un paso más de la Unión Europea en su guerra contra la caza, más que un movimiento para la protección del medioambiente.

El sector cinegético conquense, por su parte, ve en esta propuesta de la UE «un golpe muy duro para la caza», tal y como señala a La Tribuna, uno de los socios fundadores de la gestora de cotos Monte & Caza, Eduardo Fernández, sobre todo, porque «ahora mismo, no hay una alternativa real a la munición de plomo».

Aunque aclare que el sector no está, ni mucho menos, en contra de la protección del medioambiente, considera que «antes de implantarse esta prohibición, habría que contar con una alternativa contrastada».

Es por ello que se tienen que dar los pasos correctos para avanzar en esta medida y lo primero, a su juicio, sería plantearlo a los fabricantes de munición, con los que acordar unos plazos para contar con esta alternativa al plomo, que no sea perjudicial para los ecosistemas.

Sin embargo, Fernández, precisa que, hoy por hoy, «las alternativas a la actual munición de plomo, ya sea acero, cobre, etc., son más caras y, además, dentro del catálogo de calibres de armas de caza mayor, según nos transmiten las armerías, no tienen constancia de que los fabricantes tengan munición para todos esos calibres».

De hecho, tal y como subraya, «en muchas ocasiones hemos tenido restricciones de balas, sin ir más lejos en septiembre de 2023».

Menos cazadores. Este probable encarecimiento de la actividad cinegética, desde luego, no contribuirá a frenar el descenso del número de cazadores, que se viene experimentando en las últimas décadas.

Y es que en el último medio siglo, las personas dedicadas a esta actividad se ha reducido en un 45% y sólo en los últimos 15 años, un 26%.

Un fenómeno que constata Fernández, quien lo relaciona directamente con la despoblación del medio rural, mientras que llama la atención sobre el mayor volumen de negocio del sector cinegético; es decir, «menos cazadores, pero mayor gasto», puesto que «cada vez se desplazan más a otras comunidades autónomas e, incluso, al extranjero».

Buena temporada. Por otro lado, de «buena» califica el sector cinegético conquense la temporada de caza, que se ha desarrollado, de manera general, del 8 de octubre al 21 de febrero.

De hecho, Eduardo Fernández, de 'Monte & Caza', asegura a La Tribuna que «la caza mayor ha venido este año acompañada de buenas condiciones meteorológicas, lo que, sin duda, es crucial». Algo que ha permitido, según precisa, que se hayan incrementado las capturas.

La caza menor, por su parte, no ha sido menos y también ha disfrutado de «una buena temporada». Y es que, en palabras de Fernández, «el conejo cada vez va a más y la perdiz ha mejorado mucho, al igual que la liebre».

En esta línea, matiza que «no es que se hayan registrado unas cifras muy halagüeñas, pero lo que nos transmiten las sociedades de cazadores es que ha habido mejoría en las poblaciones de perdiz y liebre, con independencia de que haya zonas mejores y otras peores».

De todos modos, este experto cinegético pone de manifiesto que, tanto en caza mayor como en menor, ha sido importante la ausencia de plagas concretas, en contra de lo ocurrido en años anteriores con la mixomatosis de la liebre o la enfermedad hemorrágica del venado.