Queda aún camino por recorrer, pero las nuevas tecnologías están cambiando también una de las profesiones más antiguas del mundo. Nada tiene que ver el oficio de ganadero en el 2024 con el de hace apenas una década. La dificultad para encontrar un pastor que cuide sus rebaños y la creciente presencia de herramientas informáticas que permiten a estos profesionales no tener que estar las 24 horas del día pendientes del ganado, lleva poco a poco a muchos de ellos a apostar de lleno por el uso de drones y collares virtuales con GPS para el control de sus reses, tanto de vacuno como ovino.
¿Se quedarán también los perros pastores sin trabajo algún día? No parece que esto vaya a pasar a corto plazo; sin embargo, si es una pregunta que muchos comienzan a plantearse, especialmente los jóvenes que se incorporan al sector.
La utilización de drones para vigilar y conducir a sus animales está cada vez más presente en las explotaciones de extensivo de los ganaderos de la Sierra Norte de Guadalajara. Los pocos que quedan se van sumando al carro de las nuevas tecnologías tras comprobar que con su uso no solo ahorran tiempo y personal sino que trabajan menos y ganan en calidad de vida. Sin embargo, hoy por hoy sigue siendo una inversión costosa, teniendo en cuenta que no hay ayudas específicas al sector, salvo las genéricas existentes, que además se centran en las nuevas incorporaciones.
Samuel nos muestra la aplicación desde la que controla el ganado. - Foto: Javier PozoSamuel Cristóbal tiene 33 años y, junto a su hermano, lleva 12 años como ganadero en la comarca de Atienza, donde tiene explotaciones de vacuno y ovino. Fueron de los primeros de la Sierra en adquirir collares con GPS y vallado virtual para sus vacas. Hace apenas un año tomaron la decisión de arriesgarse y hoy están muy contento. «Esto era una lotería. Decidimos probar y desde el primer día funcionó a la perfección. Antes era un sinvivir, estábamos todo el día corriendo. Ahora empezamos a tener vida», declara. El sistema de geolocalización les permite delimitar en una aplicación móvil las zonas por las que puede pastar su ganado y conocer la ubicación de sus animales. Viven mucho más tranquilos.
Desde el teléfono, Samuel decide cada día si amplía o reduce el cercado a su ganado para que se mueva donde él quiere. No tiene que acercarse a la explotación. Y cuando alguna vaca trata de salir de la zona, recibe un pitido grave que la advierte, y el aviso se transforma en un «calambrazo» si no hace caso.
Si bien es cierto que aun contando con estas herramientas no se desentienden del ganado, tenerlas si les permite despreocuparse horas del ganado. «Nos dan una libertad tremenda» afirma mientras recuerda que el único inconveniente hoy por hoy son los altos precios de estos collares. El pagó unos 360 euros por cada collar, al margen del coste de mantenimiento anual. Sus casi 100 vacas llevan este dispositivo, adquirido sin recibir ninguna ayuda económica de la Administración pese a que son un sector que fija población. «Sería lo suyo que arrimaran el hombro y ayudaran un poco», subraya apesadumbrado ante la falta de apoyos que reciben.
En la imagen se pueden ver todas las ovejas concentras en un determinado punto. - Foto: Javier PozoHan invertido mucho dinero en su explotación, pero tiene claro que las nuevas tecnologías son ya el presente y el futuro para no quedarse atrás. «Estamos en el siglo XXI y hay que seguir adelante. Hasta mi padre entiende la aplicación perfectamente», añade mientras nos muestra dos burros próximos al ganado, que le ayudan también a mantener al lobo alejado de su ganado.
Daniel Arenas también pasa de los 30 años y ama el campo. En su caso, lleva tres trabajando con su padre. Tienen ganado en Cantalojas y, al igual que Samuel, incorporó las nuevas tecnologías a su trabajo.
El uso del GPS y el dron para el cuidado de las reses le cambió la vida. Tienen vacuno y cerca de 2500 ovejas. Gracias a una pequeña aeronave de control remoto hoy puede conducir el rebaño donde quiere y localizar los carneros perdidos sin necesidad de desplazarse, sin tener un pastor y en mucho menos tiempo. La usa todos los días y prácticamente para todo.
Dani hace una demostración de cómo conduce su rebaño hacia la nave. - Foto: Javier PozoCuando ve que el ganado se va lejos, manda el dron y, con el ruido que emite consigue mover las reses donde quiere, incluso meterlas en la nave. «Ahora puedo controlar el ganado a distancia y me ahorro muchos paseos», apunta a La Tribuna.
Por las mañanas, desde casa, mira el GPS y si ve que las ovejas no están en la carretera, sigue con sus otras tareas, algo impensable años atrás, en que había que estar pendiente o tener un pastor que las llevara de pasto en pasto.
Viene de familia de ganaderos y, sin duda, las facilidades que ofrecen las herramientas tecnológicas le influyeron en su decisión de seguir con una profesión que ya no ve tan dura como era antaño. Dani no tiene que pegarse esas caminatas que se pegaba su padre para localizar una oveja o un grupo de reses extraviadas. Tampoco esta todo el día pendiente del rebaño. Lo que antes se hacía en horas, ahora lo resuelve en minutos.
Además, pese a que sus rebaños de ovejas son muy numerosos;en uno de ellos, solo una de las ovejas lleva GPS y en el otro, dos. La razón que esgrime Dani es que al ser todas adultas, no suelen separarse.
Utiliza con bastante destreza el dron y reconoce que a su progenitor también le sorprendió. «Mi padre se quedó alucinado el primer día que vio como localizabamos las vacas y las conducíamos donde queríamos», afirma preocupado también ante la falta de ayudas que reciben para adquirir estos equipos, que en su caso le costó unos 1800 euros, pero que los hay mucho más caros.
En su caso, posiblemente fueron los primeros o de los primeros en sumarse a las nuevas tecnologías. Y si bien no se ve viviendo en otro lugar que no sea el campo, cree que si desde la Administración no reciben más ayudas, los pueblos terminarán quedándose vacios. «Hay que apoyar al ganadero porque su papel es fundamental para fijar población en comarcas como la Sierra Norte», dice.