El mejor deportista español de la historia

SPC
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Nadal pone fin a una carrera que ha traspasado fronteras y despertado la admiración de todo el mundo

El mejor deportista español de la historia - Foto: AFP7 vía Europa Press

Ambición. Coraje. Carácter. Resiliencia. Cualquiera de estas palabras podría definir a Rafa Nadal y una exitosa figura que, tras más de 20 años ganando títulos en las pistas de todo el mundo con el sello de un deportista y una persona ejemplar, traspasó fronteras por su garra y su mentalidad ganadora. 

El mejor atleta español de la historia y uno de los mejores de todos los tiempos, a nivel internacional: así se le define al balear, en una de las pocas cosas en las que toda una sociedad podría estar de acuerdo. El mallorquín se ha labrado el cariño y la admiración de millones de personas con gestas inigualables sin alzar la voz.

Nacido el 3 de junio de 1986 en Manacor, el 'rey de la tierra' termina su camino de leyenda tras 92 títulos (59 en la superficie del polvo de ladrillo), entre ellos 22 de 'Grand Slam'. Nadal ganó también dos oros en los Juegos Olímpicos (tanto en individual como en dobles) y tiene cinco trofeos de la Copa Davis, el Mundial de tenis que acabó siendo su despedida.

Le quedaba la 'Final a ocho' de esta competición en Málaga como último servicio a la patria, pero el adiós del tenista estaba cada día más cerca. Las lesiones y los años pudieron con el 14 veces campeón de Roland Garros, a pesar de que a lo largo de su trayectoria fue capaz de rebelarse contra cualquier adversidad para seguir compitiendo al más alto nivel.

Con todo, en 2023 el cuerpo le dijo 'basta' y el balear tuvo que parar. Otras veces tuvo que hacerlo antes y no perdió el tiempo trabajando para volver a ganar, para lo que saltaba siempre a la pista, pero los 38 años y las secuelas de mil batallas no perdonaron. Él mismo pronosticó el 2024 como el posible final y así tuvo que ser, con más problemas y lejos del nivel deseado.

Superación

Rafa Nadal cayó de pie en el circuito de la ATP y en 2005 ganó 11 títulos, entre ellos su primera Copa de los Mosqueteros. Un tenista que parecía solo músculos y potencia, pero que no tardó en demostrar su calidad en pista dura y en hierba, como pesadilla del entonces mejor jugador del mundo, Roger Federer. Con el suizo le terminó uniendo una relación de amistad, forjada en batallas legendarias.

El de Manacor alcanzó por primer vez el 'número uno' del mundo en 2008, después de ganar Wimbledon, y llegó a estar en la cima del 'ranking' ATP en 209 semanas. Nadal cimentó su leyenda en la tierra batida donde se ganó el apodo de 'rey', y en especial en la Philippe Chatrier de París, donde ganó hasta 14 veces el Grand Slam galo.

La última y su último 'grande' fue en 2022, cuando tuvo que jugar con el pie dormido por su crónica lesión, la enfermedad de Müller-Weiss. «Sí hay dolor», pero no importaba. El mallorquín fue un ejemplo de superación constante, sin una mala palabra, ni una raqueta rota contra el suelo, solo aceptar las cartas, trabajar y darlo todo, luchar cada pelota como si fuera la última.

Humildad, deportividad, carácter, esfuerzo, sacrificio, cabeza... los valores del deportista y la persona perfectas acompañaron a Nadal en las buenas y en las malas. El adiós del jugador, aunque esperado, deja un vacío sin parangón en el aficionado español. El deportista que más alegrías ha dado al país, muchas de ellas en Francia para más inri, aunque bien se portaron los galos en los últimos Juegos Olímpicos para demostrar que Nadal rompió fronteras.

Fue un 'gladiador' que ganó 10 veces el Masters 1.000 de Roma, 11 veces el de Montecarlo y 12 veces el torneo de Barcelona, el balear volvió esta temporada como 'número 600' del mundo dispuesto a intentarlo una vez más. Con la misma rutina de cuando tenía 18 años y ganó su primer título en Sopot, profesional en cada movimiento.

No por visto mil veces dejaba de llamar la atención cómo el español colocaba sus botellas de agua con precisión en el suelo, cómo se secaba el sudor con los mismos gestos o cómo se estiraba el calzoncillo también antes de sacar. Parecía una máquina y muchos aún dudan de que no lo fuera realmente, con un hambre insaciable de ser mejor y ganar cada semana a pesar de todos esos problemas.

No fue un camino de rosas. Hubo momentos de sacrificio. En 2015 reconoció una lesión mental, la ansiedad por todos esos percances físicos, siete meses dudando de cómo jugar, miedo de cómo actuar en la pista y fuera de ella para volver a disfrutar del tenis. Cada paso atrás fue para coger impulso, en su épico mano a mano con Federer y, después, con Novak Djokovic, el eterno 'Big Three'.

Desde este enero, se le resistió la épica final a un Nadal que en 2022 fue padre por primera vez y que, sin duda, seguirá ligado al deporte de la raqueta, aunque su legado va mucho más allá de la pista.

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