Hay que quitarse el sombrero ante Rober Gutiérrez y sus chicos. Recién ascendidos a una categoría en la que la dificultad aumenta varios puntos respecto a Tercera, sin cobrar sus nóminas al día y con otros tantos hándicaps por el camino, se están creciendo como los bravos en el castigo para firmar una temporada, hasta la fecha, memorable. Tanto es así, que miran más para arriba que para abajo en la clasificación. Nueva victoria, con un festín de por medio, ante un muy débil Atlético Paso. Un 3-0 contundente e ilusionante, sin discusión, para mantener en todo lo alto las aspiraciones balompédicas de cara a la permanencia.
El partido se descorchó con dos ocasiones claras y dos córners consecutivos para la Balompédica, que salió enchufada desde el primer instante para hacer daño a un rival que ya llegaba muy herido a La Fuensanta, hundido en la tabla. Una revolución inicial que a los diez minutos dio paso a un momento de mayor control. El Conquense tenía la sartén por el mango y las llegadas al área siguieron llegando. En una de esas, el árbitro pitó penalti por una entrada a destiempo y Raúl Caballero no desaprovechó la ocasión de oro para abrir la lata.
Minuto 20, mucho partido por delante, y el Conquense se veía por encima en el marcador y con el dominio del juego prácticamente de forma unilateral. Luis Castillo vio la amarilla por agarrar a su rival en la medular tras quedarse atrás. Una tarjeta que el atacante podría haberse ahorrado. Lo que no se ahorró, para alegría de la parroquia local, fue el remate de cabeza en el corazón del área con el que puso el 2-0 en el minuto 28. Jugada magistral de Yuya en banda derecha, que se internó en el área canaria para ponerla con música para que el delantero cabeceara aprovechando el contrapié del guardameta.
El Conquense, como los toros bravos, se crece en el castigo - Foto: Alfonso FernándezCon esa superioridad, más que manifiesta con ocasiones que bien pudieron significar el 3-0, y con otra amarilla para Bema Sina algo rigurosa por una entrada en el centro del campo, se llegó al descanso. El Conquense se dedicó a administrar los minutos, no arriesgar en demasía y jugar de forma solvente ante un equipo que dio la sensación de entregar la cuchara al verse en los subsuelos y sin opción ni si quiera de soñar con el empate.
Tras el paso por los vestuarios, Rober Gutiérrez, motivado por las tarjetas, planteó un triple cambio en sus filas. Se retiraron Luis Castillo, Raúl Caballero y Bema Sina, y entraron Jairo Cárcaba, Marcos Recuenco y Etxebe. El duelo arrancó en su segundo tanteo igual de bien que terminó el primero. Y es que a los cuatro minutos de la reanudación, en la primera pelota que tocaba el 'guaje' y solo ante el portero, aprovechó un gran pase de Yuya, otro más, para hacer el 3-0. Acto seguido, el nipón, de los mejores otra vez, dejó su lugar en el campo a Jesusete Serrano.
Media hora larga para el pitido final y la sensación reinante era que tanto Conquense como Atlético Paso hubieran firmado el final. Unos para ahorrar minutos y los otros para que la renta no fuera a más, y es que la superioridad era tal que ni si quiera olían la pelota y no cayeron más goles de milagro. Al filo del 65', se marchó Pablo Olivares tras otro recital en la sala de máquinas y en su lugar entró José Álvarez.
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Paradójicamente, y con todo a favor para los blanquinegros, llegaron los mejores minutos del equipo de La Palma en torno al 70'. Los de Rober dieron un paso atrás y los canarios sacaron un punto de orgullo que les hizo venirse arriba. Con todo, que aumentaran la posesión e hilvanaran varios pases seguidos, además de tener más proyección ofensiva, no fue suficiente para intimidar la portería bien defendida por Raúl Bernabéu. Con ese transcurrir insustancial de los minutos terminó un partido en el que el Conquense se creció en el castigo, a pesar de los pesares...