¡Tócala otra vez!

Manu Reina
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El Conservatorio de Música de Cuenca suena muy bien durante este curso en el que se cuenta con cifra «récord» de alumnos y docentes

¡Tócala otra vez! - Foto: Manu Reina

Qué bien suena. Pero no por arte de magia, sino gracias a un enorme y constante sacrificio de muchos años. La ilusión les invade sus caras porque disfrutan con lo que hacen y eso es lo más bonito que existe. Tocan el instrumento de sus sueños y cada curso lo hacen mejor. Así son los alumnos del Conservatorio de Música Pedro Aranaz de Cuenca, que sueñan con ser grandes músicos el día de mañana. El futuro está en sus manos y el éxito mucho más cerca gracias progreso que llevan a cabo en las aulas de este centro formativo, que acoge en estos momentos a 450 estudiantes. 

El director del Conservatorio de Cuenca, Alfredo González, asegura que se trata del «récord» de alumnos inscritos para este curso académico, de los cuales 235 cursan las enseñanzas elementales, que consta de cuatro cursos, y el resto las enseñanzas profesionales, a las cuales se accede por pruebas de acceso y que constan de seis años de formación. González reconoce su «enorme alegría» con la gran participación y señala que el aumento de inscripciones viene precedido de «los conciertos pedagógicos que hicimos en distintos colegios de la ciudad». Sin duda, unas jornadas de captación que han tenido un gran resultado.

Además, el director explica que la cuota «es muy asequible y barata» para todo el curso, que permite a los estudiantes formarse en infinidad de instrumentos. Y es que en este centro, el alumno tiene la oportunidad de iniciar una carrera en el acordeón, violín, viola, violonchelo, contrabajo, guitarra, clarinete, saxofón, oboe, flauta, trompeta o trompa, entre muchos otros. Para gustos los colores. El plan que se plantea desde el centro es «fomentar los instrumentos de bandas y orquestas».

Alfredo González aclara que «no es nada caro, pese a lo que la gente pueda llegar a pensar» y subraya que «las puertas están abiertas para todos los alumnos que quiera empezar a partir de los ocho años». Es en esa edad cuando el participante tiene que iniciar sus estudios en las enseñanzas elementales. Cabe destacar que tocar un instrumento permite «desarrollar capacidades intelectuales» y se disparan las habilidades «para estudiar otros idiomas porque su oído se desarrolla más».

La formación en el Conservatorio de Cuenca se imparte en horario de tarde, evidentemente, ya que tos alumnos tienen que seguir sus cursos en colegios e institutos. El alumno, por tanto, recibe clases teóricas y prácticas cada semana y el número de horas varía en el curso en el que se encuentre. Durante los primeros años es menos difícil compaginar ambas formaciones, pero cuando los estudiantes encaran los últimos años de enseñanzas profesionales, que coincide con Bachillerato, «es más complicado y los alumnos tienen que hacer un gran esfuerzo, pero todos lo consiguen con trabajo y perseverancia», reconoce González.  

Ilusión. La alegría impera en el ambiente de cada una de las incontables aulas que dan forma al centro. Y es que los alumnos pueden hacer lo que más les gusta. Elena Izquierdo asegura que «tocar el violín me permite expresarme completamente con libertad y me genera muchísima felicidad». Por su parte, Ainhoa Vega, que también toca el violín, afirma que empezó «desde muy pequeña y durante todos los años en el Conservatorio he progresado mucho». Y es que todos están «muy contentos». De hecho, Estíbaliz Arregui, que ama el violonchelo tras ver de pequeña a su padre tocarlo, recomienda «a todos que se inscriban en el Conservatorio porque es maravilloso».