La hostelería cuelga el 'No hay billetes'

Leo Cortijo
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Las reservas en los restaurantes se disparan entre el 11 y el 17 de diciembre, semana que concentra la inmensa mayoría de las cenas y comidas de Navidad.

Un hostelero prepara unos platos, en una imagen de archivo. - Foto: Reyes Martínez

La hostelería encara uno de los periodos del ejercicio de mayor actividad. La recta final del año, con las fiestas navideñas ya a las puertas, dispara las reservas en forma de cenas y comidas de familias, grupos de amigos o compañeros de trabajo. El azaroso calendario quiere que en este 2023 toda esa actividad se concentre en una semana especialmente. Es la que transcurre entre el lunes 11 y el domingo 17. Y todo por una sencilla razón: la semana anterior es la del puente «y mucha gente se marcha de la ciudad o prefiere programar otro tipo de planes», mientras que la siguiente es la previa a Navidad, y «ahí la gente está preparando la cena de Nochebuena y la comida de Navidad», explica el presidente de la Agrupación Provincial de Hostelería y Turismo, José Manuel Abascal.

Así todo, los empresarios de la hostelería están «muy cerca» de colgar el cartel de 'No hay billetes' para esta semana marcada en rojo en el calendario del sector. De hecho, resulta ya muy complicado encontrar una mesa libre en infinidad de restaurantes, de forma agravada entre el jueves y el domingo. No en vano, solo los más previsores y aquellos que reservaran su celebración hace ya «varias semanas» podrán disfrutar con sus seres queridos o sus compañeros de trabajo del restaurante que realmente querían desde un principio y el menú que más les gusta.

Contexto actual. A pesar del contexto inflacionista que estamos viviendo, comenta Abascal, «las cenas de empresa o de amigos, que es lo que tira del carro en esos días, se van a seguir celebrando como siempre». Serán «las mismas» que todos los años, y es que «al final, con un presupuesto o con otro, nadie quiere perdérselo porque son fechas muy señaladas».

Ahora bien, este experto en la materia recuerda que como consecuencia de los niveles de precios que sufre el sector desde hace muchos meses, a los hosteleros no les queda otra que «afinar el lápiz» con el único deseo de ofrecer «un buen menú y un buen servicio a precios muy competentes». Eso tiene sus riesgos, ya que «lo suyo sería que las ganancias fueran acorde a la intensidad de la actividad y que en ningún caso el margen se estrechara hasta una cota casi inexistente». Por eso –remata–, «cuando finalice la campaña habrá que echar cuentas y ver lo que se ha ganado o lo que se ha dejado de ganar».