Desplazarse en bicicleta se ha convertido en una alternativa de movilidad sostenible cada vez más habitual en España. De hecho, cerca de un cuarto de la población española (un 22,8 por ciento) utiliza este medio semanalmente y casi la mitad (48,2 por ciento) la emplea «en alguna ocasión», de acuerdo con el Barómetro de la Bicicleta (BB) 2024 elaborado por la Red de Ciudades y Territorios por la Bicicleta (RedBici).
El estudio, el mayor confeccionado a nivel nacional al aglutinar datos de más de 150 administraciones de todo el país lideradas por el Área Metropolitana de Barcelona, se presentó ayer en el marco del Congreso Nacional del Medio Ambiente (Conama 2024) que se celebra en Madrid.
El porcentaje se ha incrementado en 10 puntos desde la publicación del primer BB en 2008 cuando los ciclistas habituales no superaban el 12,7 por ciento, según precisó el presidente de RedBici, Antoni Poveda, quien destacó que «hay ciudades en las que más del 25 por ciento de residentes hacen un uso semanal o diario de la bicicleta».
Si bien existen «diferencias significativas» que favorecen o limitan su utilización, en general, «las ciudades se han vuelto más amables con este vehículo» aportando infraestructuras específicas como carriles bici, aparcamientos o zonas de velocidad de 20 y 30 kilómetros por hora y potenciando los sistemas de bicicleta compartida que «se han hecho muy populares en las medianas y grandes urbes», añadió Poveda.
Por ello la mayoría de españoles (un 84 por ciento, según el BB) consideró positivo este tipo de servicios y seis de cada 10 opinaron que su municipio es «amable para la bicicleta» con ciudades como Sevilla, Zaragoza, Valencia, Barcelona y Murcia entre las que más la apoyan, ya que «más de la mitad de la ciudadanía se muestra satisfecha» con este medio de transporte.
La clave
Una de las razones del éxito es la popularización de modelos de bicicleta eléctrica que «ha democratizado el acceso a este medio de transporte y ha ayudado a diversificar los perfiles de usuarios».
Entre los aspectos negativos de este estudio, figura el freno que supone el tráfico motorizado para el empleo de la bicicleta por el riesgo que conlleva: poco más de la mitad de la población (52 por ciento) apunta «al peligro por el tráfico, a la convivencia con los vehículos de motor y a la falta de facilidades como inconvenientes» para emplearla con absoluta normalidad.