El Conquense lo tiene prácticamente hecho. Su victoria en Torrijos le deja a las puertas del ansiado ascenso, ese que ha acariciado durante toda la temporada, comandando con mando de hierro un escalafón en el que ha sido tremendamente superior. Coronar la meta ya solo es cuestión de tiempo. 

Tras los primeros minutos de tanteo, en los que el Torrijos intentó llevar la iniciativa, en una loable actitud, las mejores llegadas a portería –con cuentagotas, eso sí– fueron las del Conquense, tanto en jugada como a balón parado. Sin embargo, a los de Cuenca les costó hacerse con la posesión del esférico y el control del partido. Demasiado balón directo y muy poco ritmo. Solo un Yuya omnipresente y Sergio y Etxebe en las bandas, muy incisivos, firmaron minutos meritorios. 

El guión de la película cambió por completo al llegar al ecuador de la primera mitad. Los 'humos' de los toledanos bajaron y entonces los blanquinegros subieron un punto sus revoluciones y lograron mayor acierto en las acciones individuales, tomando ya sí el control e inclinando el campo a su favor de forma clara. El líder, en líder. Un equipo más coral y ajustado en cada una de sus líneas hizo que el Torrijos entregara la cuchara y, por momentos, se atrincherara en su campo. Eso sí, faltó más precisión en los últimos metros para que llegaran las ocasiones. Con una Balompédica muy voluntariosa, pero sin demasiado acierto, se llegó al final de los primeros 45 minutos.

Victoria para dejarlo en bandeja - Foto: Alfonso Fernández

El paso por los vestuarios espoleó a los pupilos de Rober Gutiérrez, que tuvieron la más clara del partido en las botas de Javi Heranz, que disparó fuera por poco tras un fallo garrafal de la zaga torrijeña. Ésta alzó el telón de una nómina de claras ocasiones a favor de los de Cuenca, amos y señores del choque. Al filo del cuarto de hora de la segunda mitad, Rober movió filas y dio entrada a Antonio Fernández por Javi Heranz. Hombre por hombre para buscar oxígeno arriba... y el ansiado gol.

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El dominio era tal que al final éste acabó llegando. Golazo de Héctor Rubio desde la frontal del área en el 64' de partido, con un disparo inapelable, preciso y estético con el interior ante el que nada pudo hacer el meta rival. A partir (y ya con Iván Rubio en el campo que había entrado por Fran Oller), los toledanos, lejos de entregarse, sacaron orgullo y aún tuvieron alguna ocasión para empatar. Fue un espejismo, ya que en la recta final se desdibujó todo. Entre errores y demasiados espacios abiertos, el Conquense hizo tres goles en un suspiro hasta el 'deformado' 0-4 final. Yuya, Antonio y Jairo fueron los goleadores. Queda el último empujón.