El número de perros peligrosos crece un 13% en el último año

Miguel A. Ramón
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En la actualidad, hay inscritos en el censo municipal un total de 212 canes de estas características, 25 más que en mayo de 2022, lo que constata el mayor ritmo de crecimiento desde el fin de la pandemia del Covid

La raza rottweiler está incluida en la relación de perros potencialmente peligrosos. - Foto: Katrin B. en Pixabay

Pit bull terrier, staffordshire bull terrier, american staffordshire terrier, rottweiler, dogo argentino, fila brasileiro, tosa inu y akita inu son las razas de perros consideradas potencialmente peligrosas por sus especiales características y que obligan a sus propietarios a cumplir una serie de exigencias, entre ellas contar con una licencia de tenencia y registrar al can en un censo específico municipal.

Censo que en el caso de la capital conquense no ha parado de crecer en los últimos años, especialmente una vez superada la pandemia del Covid-19, cuando se ha experimentado un mayor ritmo de crecimiento, tal y como confirman a La  Tribuna desde el Servicio Municipal de Medio Ambiente, Sanidad y Consumo, responsable en esta materia.

Más perros. No en vano, a fecha de 4 de mayo, hay inscritos en el censo específico de perros potencialmente peligrosos de la ciudad un total de 212 canes, 25 más que en mayo de 2022, lo que supone un aumento del 13,4 por ciento. La gran mayoría corresponden a las razas Pit bull terrier, staffordshire bull terrier y american staffordshire terrier, aunque también existan en menor número ejemplares de rottweiler, dogo argentino y akita inu. Eso sí, de las que no hay ejemplares en la ciudad son de tosa inu y fila brasileiro.

- Foto: KEVSER AÇIKGÖZ en Pixabay

En este incremento del censo de perros potencialmente peligros tiene mucho que decir, según fuentes municipales, tanto la campaña de regularización llevada a cabo en los últimos años por el Ayuntamiento dirigiendo cartas a titulares de canes con estas características para que los inscribieran en el censo como el hecho de que las protectoras exijan a los receptores de este tipo de animales no solo sacarse la licencia de tenencia sino también la inscripción del can en el censo.

Es por ello, tal y como apunta el jefe del Servicio Municipal de Medio Ambiente, Sanidad y Consumo, José Miguel Carretero, que «se trata de un censo vivo», en el que el número de perros está variando constantemente, tanto por las nuevas altas como por las bajas, ya que, según precisa, «los propietarios deben comunicar tanto el fallecimiento del perro como el cambio de titularidad, ya que, a pesar de que la licencia permite tener varios animales de estas características, es de obligado cumplimiento dar cuenta de estos cambios de propiedad, puesto que el nuevo dueño debe contar con la correspondiente licencia de tenencia e inscribirlo en el censo a su nombre».

Sanciones. En lo que llevamos de año, no se han registrado denuncias relacionadas con perros potencialmente peligrosos, aunque a lo largo del pasado ejercicio 2022 se elevaron a una decena; eso sí, la inmensa mayoría fueron de carácter leve. Una cifra ésta ligeramente superior a la contabilizada en 2021.

- Foto: Myriams Fotos en Pixabay

Y es que las denuncias más comunes el pasado año fueron por no llevarlo sujeto a una cadena, por pasearlo sin bozal o por excrementos en la vía. Afortunadamente, no se  tuvieron que lamentar denuncias por ataques con lesiones en las personas.

Las infracciones se clasifican, según su gravedad, en leves, graves y muy graves, y cada una de ellas llevan implícitas unas multas  muy concretas. Así, por una falta leve se establece una sanción de hasta 750 euros; para una grave, una multa económica que va de 750,01 a 1.500 euros;y para una muy grave, de 1.500,01 a 3.000 euros. No obstante, Carretero aclara que los conquenses con este tipo de perros «suelen ser bastante cumplidores y responsables, salvo contadas excepciones».

Requisitos. Tener un perro potencialmente peligroso no es tarea fácil, a tenor de los numerosos requisitos a cumplir establecidos en el RD 287/2002, de 22 de marzo, que viene a desarrollar la Ley 50/1999 sobre Régimen Jurídico de la Tenencia de Animales Potencialmente Peligrosos.

Y es que quien opte por uno de estos canes debe afrontar una auténtica yincana administrativa, que parte de que el animal esté debidamente identificado con microchips y que su propietario disponga de la correspondiente licencia de tenencia de este tipo de animales.

Un documento éste último que para conseguirlo, según explica Carretero, el solicitante, además de ser mayor de edad, no debe haber sido condenado por delitos de homicidio, lesiones, torturas u otros antecedentes penales similares ni haber sido sancionado por infracciones graves o muy graves.

Tendrá que presentar, asimismo, un certificado de capacidad física y aptitud psicológica y una póliza de seguro de responsabilidad civil de daños a terceros con una cobertura mínima de 120.000 euros. Sin olvidar, la obligatoriedad de inscribir al can en el censo específico de animales potencialmente peligrosos de la ciudad donde se esté empadronado. 

La licencia tiene cobertura nacional y una vigencia de 5 años, por lo que si en ese tiempo se cambia de municipio no hay que sacarse una nueva.