Todo va sobre ruedas

Manu Reina
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Cerca de medio centenar de miembros de la Peña 'Rockeando y Sin Frenos' ultiman su puesta en escena para fascinar en el gran desfile

Todo va sobre ruedas - Foto: Reyes Martínez

Brotan los colores y la música vibra en el aire. El asfalto tiembla al ritmo de los altavoces y las risas se entremezclan con el aroma de la fiesta. Y es que se avecina el Desfile del Carnaval, ese torbellino de alegría que transformará este sábado las calles de la capital conquense en un río de lentejuelas y creatividad. Y entre todo este vendaval festivo, surge con fuerza la Peña Rockeando y Sin Frenos, un grupo de 41 almas con ganas de devorar la vida a carcajadas y pasos de baile. Llevan la ilusión por bandera y están decididos a dar la nota durante el emocionante desfile, en el que se verán involucrados más de 1.300 participantes. 

«Somos padres e hijos, pero sobre todo, somos ilusión pura», dice Vanesa Alcalde, representante de la peña, con ese entusiasmo contagioso que le caracteriza. Y es que este año, por primera vez como grupo independiente, se lanzan a la aventura de desfilar, después de hacerlo en ediciones anteriores bajo el amparo del AMPA del CEIP Isaac Albéniz. Ahora, abrazando una nueva identidad, esta peña opta por la rebeldía del rock y el espíritu motero, dos mundos que se dan la mano. La emoción está servida porque su puesta en escena no dejará a nadie indiferente. 

La idea inicial era clara: motos y rock. Pero en el camino, como en toda gran historia, hubo giros inesperados. «En un principio queríamos salir como moteros, pero el tiempo se nos echó encima. y al final hemos ido mezclando rockeros y moteros». Eso sí, las motos, «aunque de cartón, están presentes», explica Vanesa entre risas. Los integrantes, tanto pequeños como mayores, llevarán Vespas y Harleys. Así, todos, sin importar la edad, portarán su propia máquina hecha a mano, «con cartón, paciencia y muchas dosis de ingenio». «No ha sido fácil, pero hicimos un modelo y de ahí nos hemos acoplado todos», explica la representante. Además, Vanesa incide en que «la dificultad está en cuadrar cada parte para que parezca una moto de verdad». 

Todo va sobre ruedasTodo va sobre ruedas - Foto: Reyes Martínez

El esfuerzo no se detiene ahí. Los trajes han sido confeccionados por las propias familias, con «agujas, pistolas de silicona y mucha dedicación». «Hemos cosido, cortado y pegado, entre otras acciones». Un trabajo que comenzó hace más de un mes, pero que sigue su curso, ya que «hasta el último momento estamos ultimando detalles para que todo esté perfecto el sábado», cuenta Vanesa, quien reconoce que los nervios están a flor de piel. Pero si algo sobra en Rockeando y Sin Frenos es motivación. «Los niños están súper ilusionados, todos los días preguntan ¿Ya están listas las motos? o ¿Podremos desfilar aunque llueva?», relata con una sonrisa.

Y es que la incertidumbre climática es el único obstáculo que les quita el sueño. «Estamos con un ojo en el cielo y otro en las telas y cartones. Ojalá no llueva, pero si llueve y el Ayuntamiento nos deja un polideportivo, nos da igual, porque bailamos donde haga falta», exclama. Porque si algo tienen claro es que, pase lo que pase, ellos están aquí para disfrutar.

Explosión de energía. El desfile del sábado, que arrancará a las 16,30 horas desde la Plaza de la Constitución, promete ser una explosión de energía. Con música en altavoces, coreografía ensayada y el ritmo del rock marcando cada paso, Rockeando y Sin Frenos busca dejar huella. «No hemos venido solo a participar, también queremos que nos tengan en cuenta, y qué mejor que obtener un premio». Y es que «nos hemos unido desde diferentes familias, hemos trabajado duro y lo que queremos transmitir es la ilusión con la que hemos hecho esto». No obstante, «ganemos o no, todos nos iremos después a cenar juntos para celebrar lo bien que nos lo hemos pasado». Y es que esa, precisamente, es la premisa con la que partirán todos los grupos en el multitudinario pasacalle.

Todo va sobre ruedasTodo va sobre ruedas - Foto: Reyes Martínez

Cabe destacar que más allá del desfile, la Peña Rockeando y Sin Frenos se ha convertido en una gran familia. Las tardes de trabajo han servido no solo para preparar disfraces y motos, sino también para reforzar lazos entre los integrantes. «Nos hemos dado cuenta de que esto no es solo Carnaval, sino una oportunidad para compartir y crear recuerdos inolvidables», afirma Vanesa. El espíritu festivo es el alma de esta peña, y ya sueñan con nuevas ediciones, animados por sus hijos, que son quienes de verdad animan el ambiente. Ahora bien, «este es solo el comienzo. El año que viene queremos volver con más fuerza, más ideas y, quién sabe, tal vez con más motos y más coreografías». Porque si algo está claro, es que Rockeando y Sin Frenos ha llegado para quedarse.

¿Y qué hay del futuro? Vanesa detalla que son un grupo abierto. La peña surgió a raíz de un grupo de familias del colegio, pero cualquiera puede unirse. De hecho, «cuantos más seamos, mejor, porque lo importante es pasarlo bien», asegura. Porque al final, más allá de premios o reconocimientos, el verdadero motor de Rockeando y Sin Frenos es la alegría de compartir un sueño hecho de música, cartón y muchas ganas de vivir el Carnaval a lo grande.