El Club Baloncesto Cuenca ha consumado su descenso de categoría tras una temporada marcada por las dificultades y la falta de recursos. La derrota del pasado fin de semana confirmó lo que era un desenlace esperado desde hace meses: el equipo no continuará en Primera Nacional. Un golpe duro para una entidad que llevaba casi dos décadas compitiendo en la categoría y que ahora se enfrenta a un futuro incierto.

Jaime Muñoz, entrenador del equipo, no oculta su tristeza por la situación. «Duele, duele mucho. Llevamos tantos años en esta Primera Nacional que vernos fuera, es complicado de asimilar, aunque era algo previsible», admite el técnico. La temporada comenzó con dificultades, y el equipo nunca logró consolidar una plantilla estable. «Desde el inicio ya lo avancé: era un reto muy complicado. Se fueron cinco o seis jugadores clave de la temporada pasada, y tuvimos que recurrir a veteranos que llevaban años sin competir. Las lesiones y otros contratiempos nos hicieron aún más difícil el camino», explica.

Las complicaciones fueron una constante durante todo el curso. Jugadores con falta de ritmo, dificultades para entrenar con el grupo completo y una plantilla demasiado corta para la exigencia de la competición terminaron por sentenciar al equipo. «No hemos podido entrenar con la plantilla al completo casi ninguna semana. A principio de temporada ya contábamos con un equipo justo en cuanto a números y calidad, pero, a medida que avanzaba la liga, todo se hizo más cuesta arriba. En esta segunda vuelta no hemos conseguido ni una sola victoria», lamenta el entrenador, que ha tenido que ponerse también la camiseta de jugador. 

El descenso se consumó sin la posibilidad de un playout, una opción que en otras temporadas permitió a equipos en situación similar pelear por la permanencia. «Justo este año lo han eliminado. Nos hemos quedado penúltimos, y en otro momento hubiéramos jugado un cruce para intentar salvarnos. Pero este año no ha sido así», explica Muñoz, resaltando que el contexto tampoco ha jugado a favor.

Ahora el Club Baloncesto Cuenca mira al futuro con incertidumbre. «Nos quedan dos partidos para terminar la temporada y luego habrá que ver qué hacemos», señala el técnico. La principal preocupación es la falta de jugadores locales con nivel suficiente para competir en Primera Nacional. «Cada vez es más complicado encontrar jugadores. Muchos se van a estudiar fuera y los veteranos que nos han ayudado este año no pueden seguir», analiza.

La posibilidad de mantenerse en la categoría por arrastres o renuncias de otros equipos existe, pero el problema de fondo sigue siendo la falta de efectivos. «Lo primero es formar un equipo. Luego ya veremos en qué categoría podemos salir», subraya el entrenador, reconociendo que la opción más probable es competir en Primera Autonómica. «Si hacemos el esfuerzo de jugar en Primera Nacional, tiene que ser con un equipo mejor que el de este año, porque si no, no tiene sentido».
estructura. El descenso del Club Baloncesto Cuenca no solo marca el fin de una etapa en la categoría, sino que reaviva el temor a que la falta de base termine por hacer desaparecer al equipo, uno de los más emblemáticos de la ciudad. «Es un problema estructural. En Cuenca, una capital de provincia, no hay jugadores suficientes para formar un equipo competitivo. En otras ciudades hay varios clubes y equipos en diferentes categorías, pero aquí cuesta hasta sacar uno. Es preocupante», concluye Muñoz.

El final de temporada será un punto de inflexión para el club, que deberá decidir su rumbo en los próximos meses. Por ahora, la única certeza es que el histórico equipo de Cuenca ha dicho adiós a Primera Nacional, con la esperanza de poder volver algún día. Pero ahora, lo importante, es que el equipo no cese su actividad. Hay que esperar para ver qué ocurre finalmente.