El problema de Emiliano García-Page es haber aparecido en la tramoya al lado de Pedro Sánchez durante su último truco de Houdini o farsa de cinco días. Ya sé que lo hizo a título personal y que es muy difícil sustraerse a las situaciones de un partido político como el PSOE. Pero la prueba de que no hubo de ir al comité federal la tuvo en los abucheos que recibió por parte de los cafeteros y sectarios y que sus palabras pasaron sin pena ni gloria. Emiliano jugó el papel de los afectos, algo en lo que Pedro ni siente ni padece. Me sorprendió que se dejara llevar por la ola de quienes creían que se marchaba y protagonizaron un número entre patético y mortuorio. Claro, que siempre estaban Chiqui Montero y Óscar Puente, como parientes coñazo del difunto que no dejan de sacar los pies del tiesto. Pues no sabremos en la Mancha de velatorios. No estaba muerto, que estaba de parranda.
La solución al problema que EGP se ha puesto solo es salirse de la ecuación cuanto antes. En Castilla-La Mancha no se ha entendido esa fotografía, ya que su votante lo eligió precisamente por ser la antítesis de Pedro dentro del partido. El tiro de Sánchez además le ha salido por la culata. Nunca antes se vio tan a las claras el uso y abuso de la inocencia de la gente. Si algo jode al personal es que lo tomen por tonto o le hagan perder el tiempo. Ahí no estamos, Pedro Sánchez. Y desde luego, el feminismo de Carmen Calvo, Milagros Tolón y otras tantas mujeres del PSOE lo quiero ver yo ahora después de que el presidente del Gobierno expusiera a su mujer delante de todo el mundo como corrupta y la usase igual que un trapo. No es que la mande a la cocina, como dice que dijo Feijoo… Es que directamente la deja en la habitación para que ni salga, ni hable ni se defienda. Le escribe una carta sin que se entere y la saca en los medios. A mí me pasa eso y lo echo de casa. 
La jugada de Sánchez es como la del novio que pide tiempo para seguir la relación y luego dice que continúa. Chico, pues ya es tarde porque te he puesto los cuernos. La tramoya de Sánchez se ha visto más clara que nunca, así como el desnorte del PSOE sin líder, con cuatro plañideras de ocasión. EGP no puede formar parte de esa fotografía si quiere seguir ganando en Castilla-La Mancha. La estrategia de Sánchez es reducir cada vez más el paso del reloj de arena para dejar únicamente blancos y negros. Los defensores de la Tercera España vemos en Page una oportunidad para tender puentes y no se rompa la convivencia. El procés de Sánchez no nos engaña, pero tiene que salirse de su vera. La prensa estamos acostumbrada a que nos digan de todo, cuando sólo decimos que la esposa del presidente ha firmado una carta y el marido, la resolución. Más viejo que el hilo negro. Y aquí nadie ha desmentido nada. En los jueces y los medios, está la democracia. Page tiene que aplicar su inteligencia política en elaborar nuevo discurso y relato. Nunca nadie dijo que esto fuera fácil.