Cualquier conductor que tenga que llevar su vehículo al taller de reparación habrá podido comprobar que la mayoría, por no decir todos, están desbordados. Es una palabra que describe a la perfección la situación por la que atraviesan los talleres de mantenimiento y reparación de vehículos en la provincia, pero que está generaliza en el sector en toda España. Falta de mano de obra, competencia desleal o incremento de costes han colocado en el borde del precipicio a muchos negocios. El problema es muy grande y hay profesionales, como ha podido corroborar La Tribuna, que prevén que sea aún mayor si antes no se toman medidas. La continuidad de estos negocios tradicionales, mayoritariamente familiares, está más en juego que nunca.
Las razones que han desencadenado esta situación son varias. Pero como apunta Miguel Garrote, presidente de la Asociación Provincial de Talleres de Reparación de Automóviles de Cuenca (Tracc), las causas están muy localizadas. Una de las mayores preocupaciones en el gremio es la falta de mano de obra en el sector. «No hay relevo generacional y encontrar especialistas es casi una misión imposible». Con estas contundentes palabras explica Garrote la escasez de profesionales cualificados en los talleres.
Precisamente, la Confederación de Talleres de Reparación de automóviles y Afines, a la que pertenece Tracc con más de un centenar de asociados en la provincia, pone en cifras la magnitud del problema. Según la confederación, faltan en España, aproximadamente, 15.000 profesionales cualificados en los talleres, la edad media de un operario de taller es de 45 años y uno de cada cuatro mecánicos se jubilará en la próxima década.
Otro profesional conquense de larga trayectoria en el sector como Antonio Escamilla, propietario de Talleres Escamilla e hijos, coincide plenamente con Garrote. «No hay profesionales ni personal especializado», afirma con rotundidad. Por si fuera poco, a la falta de mano de obra, Escamilla lamenta también que debido al incremento de costes «hay más trabajo, pero mal pagado». Según explica, «el precio del material ha subido, al cliente se le sube la factura, pero hay menos beneficio».
Por si fuera poco, los talleres se enfrentan a otro grave problema «que está haciendo daño al sector» y que repercute de manera directa en sus negocios. Garrote, que también es propietario de Talleres Villa Laín, apunta a la competencia desleal de muchos talleres piratas. «Pagamos impuestos, cumplimos con la ley y otros no lo hacen», subraya en referencia a los talleres piratas que proliferan en el sector. De hecho, la Confederación de Talleres de Reparación de Automóviles y Afines, estima que alrededor del 20 por ciento de los talleres que operan en el país son ilegales, lo que representa uno de cada cinco establecimientos inspeccionados». En este sentido, Escamilla, al igual que Garrote, advierte que «se está notando mucho el intrusismo laboral de los talleres piratas, que es algo que juega en contra de nosotros y en otra liga».
Debido a la competencia desleal y a otros factores, vislumbra nubarrones en el futuro y afirma que «va a haber criba de talleres ». Estos negocios, que también proliferan en la provincia, como denuncian desde Tracc, no poseen permisos reglamentarios, acceso a la información técnica de los vehículos ni ninguna de las licencias y autorizaciones que marca la legislación vigente.
Los profesionales del sector de la automoción advierten de que los talleres ilegales y el intrusismo no solo perjudica a las empresas y trabajadores legales, sino que también pone en riesgo la seguridad vial y el medio ambiente.
«Hay más cambios de filtro sin motivo»
El llamado fraude del diésel tiene una consecuencia que va más allá de que no se abonen los impuestos correspondientes, sino en los problemas que genera en los vehículos. Su precio es más bajo, la venta crece, pero causa más daños en los coches diésel. Miguel Garrote, presidente de la Asociación Provincial de Talleres de Reparación de Automóviles de Cuenca, explica que últimamente se han detectado, tanto en la capital como en Tarancón, «más cambios de filtro sin motivo». Aunque no se puede cuantificar, ya que es algo que sucede de manera cíclica, muchos talleres conquenses lo han notificado. Además de obligar al cambio de filtro, Antonio Escamilla explica que el uso de gasóleo de baja calidad provoca un incremento de averías en los sistemas de alimentación y combustión, afectados por elementos extraños e impurezas que no se hallarían en carburantes de calidad, cuyo precio es más caro.