«Pierdes la dignidad, pero luego la recuperas»

Manu Reina
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José Fernández, Santiago Ruiz y Marciana de Jesús llevan muchos años en abstinencia, pero recalcan que el alcoholismo «es una enfermedad que no se cura, aunque sí puede paralizarse»

«Pierdes la dignidad, pero luego la recuperas» - Foto: Manu Reina

Hay que tener mucho cuidado. La ingesta desmedida de alcohol da lugar a una adicción y por consiguiente a un problema de salud muy serio. La gravedad se multiplica cuando el ser humano pasa a ser vulnerable y totalmente dependiente de esta sustancia hasta tal punto que necesita cada día tomarla. Hoy se conmemora el Día Mundial Sin Alcohol y en estos momentos muchas personas tratan de salir de esta situación que hace «descender hasta los infiernos».

Marciana de Jesús, José Fernández y Santiago Ruiz cuentan sus testimonios para La Tribuna para mostrar a otras personas que es posible salir de esta «enfermedad». «Pierdes la dignidad, pero luego la recuperas», recalcan. Los tres coinciden en que «es muy necesario recibir ayuda porque es muy difícil salir uno solo». Y detallan que «el primer e importante paso para superarlo es reconocer que tienes un problema». 

José Fernández es el presidente de la Asociación Conquense para la Rehabilitación de Alcohólicos (Acoral) desde hace 24 años y tiene tiene claro que «voy a ayudar a cualquier persona que lo necesite». Han pasado tres décadas desde que decidiera dejar de tomar una sola gota de alcohol, pero reconoce que fue adicto durante 25 años, casi la mitad de su vida. La ayuda de su hermano y familia fue decisiva para llegar a la asociación, de la que luego tomó las riendas para que más gente como él pueda salir adelante. «Entiendo que es difícil entrar en la asociación porque puedes pensar que está mal visto o que te pueden señalar, pero eso no es así, tienes que pensar que tienes que recuperarte».

En Acoral «no enseñamos a beber, sino que trabajamos directamente cómo dejar de beber», recalca. Ese es el guion que han seguido Marciana de Jesús y Santiago Ruiz, que buscan concienciar a la sociedad de este problema que afecta a muchas personas y que «no debe ser visto tan mal como se hace, aunque por suerte hemos avanzando un poquito en las últimas décadas». 

Marciana lleva en la asociación tres años. Desde los 17 años ya empezó a coquetear con la bebida. Llegó un punto en el que «me bebía hasta el agua de los floreros». Cada día necesitaba tomar trago e incluso fue sustituyendo cada botella por otra que tuviera todavía más grados. Ahora mismo lleva seis años alejada de esta «triste situación». Antes acudía a la Unidad de Conductas Adictivas (UCA) de Albacete porque «me daba vergüenza que me vieran por Cuenca». Una vez ya ha superado sus problemas, habla en voz alta y de forma contundente, y está dispuesta a dar «ese empujón a cualquier persona que necesite ayuda».

También pide que «no exista estigmatización por parte de la sociedad». «Estoy aquí, dando la cara, para decirle a todas las mujeres que no están solas y que estamos para ayudarles». Esta mujer de 52 años, que tuvo muchos problemas personales a lo largo de su vida, tiene claro que «hay que amarse, cuidarse y respetarse» y recalca que desde que dejó el alcohol «llevo una vida muy bonita, llena de felicidad y repleta de proyectos». 

Esfuerzo. Un duro camino también ha sufrido Santiago Ruiz. Lleva diez años en la asociación y los nueve últimos en abstinencia. «Me di cuenta de que tenía un problema cuando bajé a los infiernos y toqué fondo». Estuvo incluso en un centro de desintoxicación. Santiago recalca que uno de los mayores errores es «creer que controlas y que puedes dejarlo cuando quieras, pero ni mucho menos, porque pasas a depender y eso es ya un problema muy grave». Al igual que Marciana también necesitaba tomar trago cada día, «nada más levantarme y antes de realizar cualquier labor».

Este hombre de 58 años anima a cualquier persona a que «acuda a las terapias grupales de la asociación porque recibirá mucha ayuda» y recalca que «una vez que das el paso tienes el 80 por ciento de la rehabilitación hecha». La UCA, además, «te tiende la mano y te ayuda en todo». Además, Santiago tiene un mensaje para cualquier enfermo y es que «mire con perspectiva de vida». 

Eso sí, este hombre, con una opinión unánime y compartida por José y Marciana, recalca que «nunca más puedes volver a tomar nada de alcohol porque rápidamente volverías a caer». De hecho, este hombre asegura que «hemos perdido muchos amigos por el camino a causa de las recaídas». Y es que se trata de una «enfermedad que no se cura, pero sí puede paralizarse», sentencia.