Miguel Romero

CATHEDRA LIBRE

Miguel Romero


Miramamolín

08/07/2024

Está palabra ya no se usa en el vocabulario actual. Si cabe, la historia la ha mantenido cuando pretende evocar aquellos tiempos de al-Ándalus, ya que servía para definir al cabeza o califa de tiempos de 'Reconquista' o 'Conquista' –según escuchemos a un historiador u otro-. 
El término árabe de 'miralmuminim' como príncipe de los creyentes ha dado paso a 'moromolín' cuando nos referimos al invasor que quiere hacerse dueño de una tierra que le recibe, le ayuda, le ofrece con bondad los servicios más necesarios y que además le da más que al propio españolito de raza y sangre. En eso solemos ser desagradecidos, creo que es uno de los defectos más comunes, no agradecer a la vida lo que nos regala, ni al amigo cuando nos ayuda, ni al ilustre cuando nos enseña.
No quiero con esta reflexión dar más alas al radical, a ese europeo –joven y no tan joven- que sigue ascendiendo en las elecciones de muchos países, amparándose en el racismo, xenofobia y homofobia; no –ni mucho menos- sino que tengo que reconocer, porque así es, que es verdad que un elevado número de inmigrantes magrebíes siguen teniendo en mente, que España es suya y que como tal, deben de dirigirla e imponer sus tradiciones, costumbrismo, leyes y religión.
Por eso, sin querer o 'queriendo' se vuelven a imponer términos en desuso, aquellos que nos hablan de una historia de leyenda, de un tiempo de lucha por crear identidades, de un pasado lleno de dudas, para en tiempos modernos, de alta tecnificación, de adelantos constantes, de acertado desarrollo en aspectos sanitarios, económicos, culturales y sociales, volverlos a utilizar sin más razón que la que dicen tener 'ellos' cuando subrogan la creencia religiosa a la impotencia como convivencia o solidaridad, premisas del respeto, amor y paz –algo de lo que parecen carecer-.
No tengo claro que tiempos nos esperan; ni siquiera oyendo a nuestros políticos europeos, y mucho menos, escuchando a ese grupo de personas que, siendo respetuosos, ya están demasiado hartos de tanta solidaridad «engañosa y desengañada». A ver, a ver, decía el refrán del ciego…