El grupo folclórico Caño Gordo cerró 2024 con un balance «positivo», a pesar de las «dificultades» por las bajas sufridas en sus filas. Tras un año marcado por una reestructuración interna, la agrupación se encuentra en pleno proceso de recuperación. Ricardo Alcázar, presidente del grupo, destacó el esfuerzo por mantener viva la tradición y la experiencia, a pesar de los contratiempos. «El grupo ha vivido momentos difíciles, pero hemos logrado estabilizarnos gracias al compromiso de los que seguimos», comentó Alcázar, quien se mostró relativamente optimista sobre el futuro. A lo largo del año, se llevaron a cabo actividades con la escuela Caño Chico, enseñando a los más pequeños los valores del folclore, y se logró la incorporación de nuevos miembros, aunque todavía lejos del objetivo.
El grupo cuenta, además de con siete integrantes en el grupo de los benjamines, con 25 integrantes, entre bailarines, voces e instrumentos. Es por esto que la enseñanza de danzas y tradiciones populares a los más pequeños cobra mayor fuerza para seguir siendo uno de los pilares fundamentales para garantizar la continuidad del grupo. «Aunque las bajas han sido significativas, estamos trabajando duro para captar a nuevos jóvenes», afirma Alcázar, quien también asegura que «se han lanzado campañas en los institutos y realizado actividades para acercar el folclore». Alcázar también subrayó la importancia de la cantera para el futuro del grupo, puesto que la escasez de jóvenes sigue siendo un reto, pero el ambiente saludable y la pasión por la cultura popular siguen siendo el motor que impulsa al colectivo.
Para este 2025, Caño Gordo tiene claro su propósito: revitalizar el grupo y recuperar su estabilidad. «Nuestro objetivo es recomponernos y mantener actuaciones tradicionales, como el festival de verano», explicó Alcázar.
Aunque la reestructuración es un desafío, el presidente confía en que, con esfuerzo y constancia, el grupo logrará superar las dificultades y volver a ser el referente cultural que fue.