A probar suerte

Manu Reina
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Conquenses y turistas «aprovecharán el puente y las últimas semanas» para hacerse con décimos para el Sorteo Extraordinario de Navidad

A probar suerte - Foto: Manu Reina

¡Última llamada para los apostantes del Sorteo Extraordinario de Lotería de Navidad! Es cierto que la suerte está casi echada porque ya van muchos meses de campaña de venta para esta tradicional cita navideña, aunque todavía quedan por delante tres semanas para hacerse con los últimos décimos, que pueden cambiarle la vida al ganador o al menos tapar algún que otro agujero. Quién sabe. 

Las administraciones de lotería trabajan en esta recta final sin descanso para atender a todos los conquenses y turistas que acuden con el ímpetu de probar fortuna. Es el momento de echar el resto, nunca mejor dicho. La gerente de la Administración de Lotería Diamante de la Suerte, María José Segura, asegura que el balance de la campaña de venta es «positivo» desde que se iniciara el pasado 12 de julio. Segura apunta que, en estas semanas previas a escuchar los cánticos de los niños de San Ildefonso, «no paramos de vender décimos». Porque, como era de esperar, tanto los vecinos como los visitantes de la ciudad siguen «apurando hasta el último momento para hacerse con un boleto o adquirir varios» para su particular colección. La venta se disparará ahora, principalmente, con motivo de la celebración del puente de la Constitución porque «hay más turismo y la gente aprovecha la visita a Cuenca para llevarse a casa un número de la ciudad».

De esta forma, la gerente de la Administración de Lotería Diamante de la Suerte explica que la tendencia de comprar décimos se ha mantenido «al mismo nivel durante los primeros meses de la campaña», pero incide en que, a partir del día 1 de noviembre, «se ha incrementado de manera muy importante». Pese a que la situación es «positiva», sí que se nota un retraso con respecto al año anterior en cuanto a ese boom, porque se produjo «a principios de octubre». La demora en la entrada de clientes por la puerta o el flujo de boletos por internet «no ha perjudicado a la campaña». 

En este sorteo ejerce un papel fundamental la suerte, como en cualquier otro tipo de juego de azar. Pero hay quienes «continúan con las terminaciones que ellos desean y sigue siendo el número 7 el más solicitado» en la capital conquense. También se mantienen las supersticiones de aquellos que buscan una cifra concreta que coincida con una fecha muy importante, ya sea el nacimiento de un ser querido o la celebración de un acontecimiento muy importante. «Cada uno tiene sus razonamientos y presentimientos». 

Anécdota. La inteligencia artificial pronosticó el año pasado que el boleto ganador sería el 3.695, que es un número que llevaba esta administración conquense de lotería. Eso ha hecho que «haya recibido miles de llamadas durante estos meses de personas de toda España que buscan este número, pero este año no lo llevo». 

María José Segura, que recalca que «en esta ocasión sí que va a tocar nuestro número», manifiesta que «sería una enorme alegría que diéramos el Gordo de Navidad, aunque nos conformaríamos con repartir algún premio». En esta administración juegan un montón de números, pero tienen el 77.092 como principal. Esta gerente no solo reparte en persona a todos aquellos que entran en su administración, sino también envía décimos a cualquier rincón de España para quienes lo solicitan y abonan previamente el dinero. La tónica es la misma, aunque María José Segura explica que «las papeletas van cayendo y cada vez se va perdiendo esta tradición, porque los colectivos y las asociaciones prefieren en mayor porcentaje el décimo tradicional». 

Cabe recordar que los apostantes tienen hasta el jueves 21 de diciembre para hacerse con este boleto tan preciado y famoso. En caso de ser uno de los afortunados, el ganador debe saber que en una administración puede cobrarse solo el premio que no supere los 1.999 euros y puede canjear su dinero el mismo día del sorteo, que será el viernes 22 de diciembre. Hasta entonces, aún hay tiempo más que suficiente para probar suerte. Porque de nada valdrá lamentarse después.