El optimismo parece reinar en el sector hotelero conquense de cara a esta recta final de año, marcada no solo por la Navidad, sino, sobre todo, por el puente festivo de la Constitución y la Inmaculada, que a priori ofrece buenos augurios, aunque, eso sí, habrá que ver «a toro pasado» si finalmente se han cumplido.
Las previsiones iniciales apuntan a ello y, de hecho, la Agrupación Provincial de Hostelería y Turismo (APHT) de Cuenca así lo espera, a tenor de los indicadores actuales, como las reservas.
No en vano, su presidente, José Manuel Abascal, no duda en hablar de que «todo indica, tal y como viene siendo habitual cuando estos dos días festivos –Constitución e Inmaculada Concepción– están próximos al fin de semana, que el puente de diciembre va a arrojar buenas cifras de visitantes»; eso sí, «siempre y cuando el tiempo lo permita y parece que va a ser así», señala.
El grueso de los visitantes disfrutará de su estancia en Cuenca de miércoles a viernes y, en menor medida, la prolongarán hasta el fin de semana. - Foto: Reyes MartínezEn consecuencia, el sector hotelero conquense, a tenor del ritmo de reservas registrado, afronta el último puente festivo del año con previsiones de ocupación «por encima del 80 por ciento y camino del 90%», tal y como afirma Abascal a La Tribuna, al tiempo que no deja de subrayar que «todo dependerá de la climatología de última hora».
A diferencia de otros puentes festivos, en esta ocasión, las reservas, tal y como detalla, se han ido cerrando con cierta antelación, no como viene siendo habitual en los últimos años desde la pandemia.
Y es que aclara que «estas fechas son muy demandadas y el turista es consciente de ello, de ahí ese adelanto del cierre de la gran mayoría de las reservas», si bien eso no quita, según precisa, que se vayan a producir a última hora, tanto cancelaciones como nuevas altas.
El grueso de los visitantes disfrutará de su estancia en Cuenca de miércoles a viernes y, en menor medida, la prolongarán hasta el fin de semana. - Foto: Reyes MartínezEstancia media. Y es que la coincidencia de este año de los festivos en miércoles y viernes, hace posible que con cogerse libre un solo día –el jueves– se pueda enlazar un periodo festivo de cinco días consecutivos.
Toda una oportunidad que el sector conquense espera que se materialice en una buena afluencia de visitantes, que, a diferencia de otros periodos similares, prevé se prolongue a lo largo de estos días y no se aprecie una división entre los turistas que optan por la primera parte del puente y los que se inclinan por la recta final, como sí ocurriría en caso de coincidir las dos festividades más entre semana, como, por ejemplo, martes y jueves.
De hecho, desde la Agrupación Provincial de Hostelería y Turismo se confía en que la estancia media de los turistas en este puente vaya a rondar los tres días, que «es una buena cifra para una ciudad pequeña como es la capital conquense», según precisa Abascal, quien, en este sentido, matiza que el grueso de las reservas se concentra especialmente de miércoles a viernes y, en algunos casos, los menos, hasta el sábado.
De ahí, que las estimaciones del sector se inclinen por pensar que «la salida de muchos turistas prevista para el sábado se vaya a compensar con la entrada de nuevos clientes ese mismo día para pasar el fin de semana, como viene ocurriendo de manera habitual durante todo el año en Cuenca», señala.
Perfil y procedencia. El perfil del visitante durante estos días no va cambiar con respecto a otros puentes, a juicio del sector hotelero, y se inclina a pensar que volverá a predominar un turista muy variopinto, aunque destaquen sobre los demás, las familias, las parejas y los grupos de amigos.
Asimismo, el sector tampoco espera novedades y grandes cambios en los lugares de procedencia del grueso de los visitantes de este puente festivo. No en vano, considera que la gran mayoría de los turistas que optarán por Cuenca en esta segunda semana de diciembre vendrán primordialmente de Madrid, Levante y Cataluña, en ese orden, y también, como no, de otros puntos del país, aunque, eso sí, en menor medida, puesto que a priori optarán por otros destinos nacionales e internacionales.
Con este previsible escenario a la vista, no es de extrañar que el sector hotelero se muestre confiado en los buenos resultados de este puente, lo que, sin duda, contribuirá a mejorar la recta final de este ejercicio, en el que han experimentado todo tipo de altibajos, hasta el punto de cerrar un verano por debajo de las cifras de prepandemia.
Es por ello que Abascal tiene claro que «pese a ser una buena manera de afrontar el final del año, lo deseable sería que todos los meses fueran buenos», concluye.