Vox se resquebraja

Maricruz Sánchez- María Fernández (SPC)
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El caso de García-Gallardo evidencia una vez más que la formación de Abascal no admite versos sueltos en su seno

Vox se resquebraja - Foto: Juanjo Martín (EFE)

Santiago Abascal lo tenía muy claro esta semana: en el partido que preside «unos vienen y otros se van», tal y como afirmó tratando de pasar página a la última dimisión en Vox, la de Juan García-Gallardo, por «discrepancias» con la dirección nacional. Una nueva cuenta perdida en el rosario de abandonos de destacados miembros de la formación derechista, como Macarena Olona, Iván Espinosa de los Monteros y Rocío Monasterio, entre otros, en la que cada vez ganan más peso las voces de Ignacio Garriga y Jorge Buxadé.

El por qué de esta situación lo dejó aparentemente claro el secretario general de Vox en el Congreso, José María Figaredo, al asegurar que son una formación «nacional» que no admite «baronías ni divisiones internas».

Así, expresaba públicamente que ser del grupo derechista implica no solo asumir unos principios y valores, sino tener muy presente que las discrepancias con la cúpula de Abascal y sus estrechos colaboradores tiene consecuencias.

Lo curioso de este precio de la divergencia en Vox es que gran parte de los damnificados siguen afiliados al partido sin renunciar al proyecto. Una suerte de soldados de base convencidos de que la formación debería reflexionar sobre que está pasando para que exista ese goteo continuo de dimisiones en su seno. 

La otra opción es que, en verdad, esos soldados estén esperando el momento de que Abascal y sus acólitos pierdan fuelle para tomar las riendas del partido e, incluso, crear uno nuevo. Mientras, en la sede de Bambú solo se centran en su subida en las últimas encuestas, que lejos de castigarles, les aúpan.

Juan García-Gallardo

Ha sido el último en abandonar la formación que lidera Santiago Abascal y lo hizo con un sonoro portazo. El ya exvicepresidente de la Junta de Castilla y León Juan García Gallardo dejó no solo su cargo institucional, sino también la presidencia del partido en la región. Y fue rotundo. Su salida se produce por sus discrepancias con la cúpula de la madrileña calle Bambú, si bien permanecerá como afiliado de base. 

Pese a que en un principio esgrimió que se iba por motivos personales, la mecha del desencanto había prendido con fuerza y no dudó desvelar las tensiones que desde hacía tiempo mantenía con la cúpula. Entre ellas, destacó las agresivas indicaciones que le dio el secretario general, Ignacio Garriga, para que firmara la expulsión del grupo parlamentario de dos procuradores que solicitaron primarias y más democracia interna y que criticaron al partido por integrarse en el Parlamento Europeo en el grupo Patriotas. «Esa fue la guinda», relató. 

No obstante, las diferencias con Santiago Abascal comenzaron en 2023, cuando presentó un protocolo antiaborto que el líder autónomico, Alfonso Fernández Mañueco, del PP, logró frenar.

Iván Espinosa de los Monteros

En plena resaca de las elecciones generales de julio de 2023, se produjo la abrupta salida de Iván Espinosa de los Monteros, que era mucho más que el portavoz en el Congreso de Vox. Fue la mano derecha de Santiago Abascal y uno de los ideólogos del proyecto. En su marcha alegó motivos personales, pero en su decisión pesaron la deriva de la dirección cuando la considerada ala dura comenzó a tomar las riendas, así como los resultados de los comicios, que no cumplieron las expectativas.

Espinosa de los Monteros no ha vuelto a la política, pero desde su salida ha protagonizado varias imágenes con exdiputados derechistas apartados por la cúpula, como Juan Luis Steegman, Rubén Manso y Víctor Sánchez del Real. Todos ellos eran representantes del sector neoliberal que capitaneaba Espinosa de los Monteros y que se vio desplazado ante el empuje del bloque ultraconservador y ultracatólico liderado por Jorge Buxadé. 

Pese a las ofertas para regresar a la primera línea, la última formulada por el eurodiputado Alvise Pérez, ha descartado esta opción porque prefiere «contribuir a la generación de las mejores ideas para España desde la sociedad civil». 

Víctor Sánchez del Real

Exdiputado y fundador de Vox, Víctor Sánchez del Real, muy próximo a Iván Espinosa de los Monteros y Rocío Monasterio, abandonó la primera línea política tras las elecciones de 2023, aduciendo «motivos personales». Entonces, su marcha fue otra baja sensible para el sector más liberal de la formación derechista.

Sin embargo, con la perspectiva del paso del tiempo, Sánchez del Real reconocía hace poco a un medio nacional que su salida del partido, o más bien las formas, le seguían molestando: «Me lo comunicaron con una llamada, sin explicaciones y a través de alguien que no era de la cúpula», relataba. 

Además, a su juicio, la formación derechista debería volver al «producto original» por su falta de acción en temas candentes. Aún así, apuntaba que el presidente de Vox, Santiago Abascal, siempre ha sido «el garante del equilibrio y el recordatorio del coraje» del grupo político, defendiendo su continuidad como líder.

Juan Luis Steegmann 

Se presentó como azote del Gobierno durante la pandemia pero, con el tiempo, también se convirtió en un elemento incómodo para el que fue su partido. Juan Luis Steegmann, el médico de Vox, como se le conocía en el Congreso, dio un portazo a Santiago Abascal en vísperas de las elecciones europeas de 2024. Y lo hizo con una dura carta de despedida en la que desveló que no iba a volver a votar a la formación derechista y en la que acusaba a su líder de haberla llevado hacía una «deriva neofalangista», alejándose de un espíritu que él consideraba más «liberal».

Entre los detonantes que le llevaron a tomar esta decisión, el exdirigente de Vox citó los discursos que escuchó en el festival Europa Viva 24, en el que se lanzaron mensajes antieuropeístas por parte de todos los intervinientes, entre ellos el propio Abascal y Jorge Buxadé, con el que nunca mantuvo buenas relaciones y al que acabó acusando de tener posturas «anticientíficas».

Macarena Olona

Se incorporó a las filas del partido en 2019 y no tardó en convertirse en uno de sus rostros más visibles, especialmente en el Congreso, una plaza en la que Macarena Olona pronunció algunas de las intervenciones más sonadas contra el feminismo y el independentismo y se erigió en azote del Gobierno de Pedro Sánchez.

En mayo de 2022, en una arriesgada maniobra, Olona se convirtió en la candidata a la presidencia de la Junta de Andalucía, pero tras las elecciones en las que el PP logró su incontestable mayoría absoluta, su nombre y su voz empezaron a diluirse. A finales de julio de ese año llegó su renuncia, en la que esgrimió «razones médicas». Pero pronto rompió su silencio y aseguró que había sido traicionada por la formación, que descargó en ella la responsabilidad del modesto resultado. Entonces denunció una campaña «feroz» y proclamó que los de Santiago Abascal habían pasado «del todo por la patria a todo por la pasta».

Coincidiendo con la marcha de García-Gallardo, reapareció ante los medios para romper una lanza en favor del burgalés y volvió a denunciar la deriva de un proyecto que se ha ido «descapitalizando». 

Rocío Monasterio

La suya fue la crónica de una salida anunciada, pero no por ello dejó de ser un portazo histórico, siendo una de las fundadoras del proyecto. Y es que, la arquitecta Rocío Monasterio fue una figura clave de Vox en Madrid, hasta que tras las elecciones autonómicas de 2023 en las que arrasó la popular Isabel Díaz Ayuso, la cúpula derechista empezó a cuestionar su liderazgo. La distancia con Santiago Abascal se acentuó con la marcha de su marido, Iván Espinosa de los Monteros, que pasó de la portavocía en el Congreso al ostracismo. En octubre del año pasado, la dirección nacional decidió apartarla, escudándose en el fin de su mandato y, ante «la falta de confianza», Monasterio renunció a su acta en la Asamblea madrileña y dejó claro que la suya no había sido una ruptura amistosa y pactada. En su última comparecencia, aseguró que el partido había «dejado en el olvidó la democracia interna» para colocar «a dedo» a su sustituto, José Antonio Fúster, gracias a la modificación de los estatutos, que otorga plenos poderes a Abascal. En su despedida dijo que no entendía la política «como un puestecito del que vivir eternamente» y que retomaría su labor como arquitecta.