Un aldeano galo y el debate de lo moral

Leo Cortijo
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El Congreso avala las actividades extraparlamentarias de los diputados con 341 síes y tan solo dos votos en contra, uno de ellos con ADN conquense, el de Luis Carlos Sahuquillo.

Un aldeano galo y el debate de lo moral - Foto: Mariscal/EFE

La pantalla se llena de puntitos verdes. A un lado y a otro, el luminoso que evidencia el resultado de la votación deja ver una victoria clara y contundente sin entender de colores. De hecho, prácticamente todo lo tiñe un verde afirmativo. 341 de los 346 votos emitidos tuvieron esa naturaleza. Solo tres se 'vistieron' de amarillo (abstención) y todavía menos, dos, votaron en contra. Una pareja de aldeanos galos que decidieron resistir a esa aplastante marea verde para que el puntito que representaba su escaño se convirtiera en un llamativo rojo para mostrar su rechazo al asunto que estaba encima de la mesa.

Uno de ellos está ahí representando a la provincia de Cuenca. Es Luis Carlos Sahuquillo, del PSOE, defensor de la idea de que los diputados deben dedicarse únicamente a los quehaceres del Congreso. En este sentido expresó su voto hace tan solo unos días en el hemiciclo, aunque no sirviera para mucho, y es que el Pleno aprobó el primer informe de las actividades extraparlamentarias de sus señorías. Un informe que afecta a cerca de 270 diputados y que les permite compaginar su escaño con tareas políticas, como desempeñar cargos en sus partidos o en otras instituciones, pero también privadas. Véase ejercer de abogados, la docencia, la participación en sociedades, escribir libros o ser tertulianos. Eso sí, siempre que no cobren del sector público.

Sobre el papel y con el dictamen aprobado por sus señorías, todo correcto. Pero el debate está abierto: ¿Puede un diputado recibir unos ingresos 'extra' por otro tipo de dedicación ajena totalmente a la actividad parlamentaria? El artículo 70.1 de la Constitución deriva a la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG), en cuyo artículo 157 estipula la regulación del régimen de incompatibilidades. Los artículos 157.1 y 157.2 subrayan que el mandato de diputados y senadores «se ejercerá en régimen de dedicación absoluta», y que por tanto, dicho mandato «será incompatible con el desempeño de cualquier otro puesto, profesión o actividad, públicos y privados, por cuenta propia o ajena, retribuidlos».

Ahora bien, hay un 'asidero' en la propia LOREG a la que los diputados que así lo necesitan se agarran como a un clavo ardiendo. El artículo 159.3 recoge algunas excepciones como la administración del patrimonio personal o familiar o la producción y creación literaria, científica, artística o técnica. Sin embargo, donde está la 'patata caliente' es en la tercera excepción que permite el mencionado artículo y que hace referencia a profesiones que se pueden ejercer de forma privada, como abogado, médico, asesor, economista o farmacéutico, por ejemplo.

Ahora bien, el letrado de la Comisión del Estatuto de los Diputados resuelve que «en ningún caso» el desarrollo de estos trabajos «pueda suponer el menoscabo de la dedicación absoluta a las tareas parlamentarias». Y ahí es donde estriba la pregunta del millón o la reflexión incómoda que muchos piensan, pero pocos terminan por hacer: ¿Se puede no menoscabar tu labor como diputado si dedicas parte de tu tiempo a un trabajo privado? Y otra más: ¿Es moral o ético cobrar de un empleo privado cuando ya se está cobrando como diputado nacional?

Con estos mimbres como punto de partida y con el debate abierto, veamos qué hacen los diputados conquenses. En los tres casos, los encargados de representar a la provincia de Cuenca no compaginan su labor como parlamentarios con alguna actividad privada. A partir de ahí, Luis Carlos Sahuquillo desempeña la tarea de secretario general provincial del PSOE, pero no tiene retribución económica por ello. Daniel Pérez Osma es alcalde de Las Valeras, pero no tiene sueldo como regidor y, además, ha renunciado de forma voluntaria a las prestaciones que le corresponden por asistencia a plenos y comisiones. Beatriz Jiménez, por su parte, concejal en el Consistorio de la capital, tampoco tiene sueldo como tal, aunque en su caso sí percibe la cantidad establecida por la asistencia a los plenos; no así a las comisiones, ya que no asiste a las mismas, tal y como explica a La Tribuna.

¿A qué se dedican sus señorías? El primer informe de las actividades extraparlamentarias de los diputados evidencia que solo 31 parlamentarios no declaran ninguna actividad ajena al Congreso. A ellos se une otra docena que comunican que han cesado en sus labores anteriores y ya no tienen otras. Además, se concedió la compatibilidad a 16 diputados para mantener sus alcaldías. Y también podrán compaginar sus actas nacionales con las municipales otras 51 personas.

Una quincena de parlamentarios podrán seguir ejerciendo la abogacía; 29 la docencia, cobrando en algunos casos; y unos 80 podrán participar en charlas, tertulias mediáticas o hacer producciones científicas o literarias. Algunos informan de que cobran por estas labores y otros por derechos de autor, como el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Asimismo, en torno a una quincena, todos ellos del PP y de Vox, cobran además por sus cargos dentro del propio partido, como sucede con los máximos responsables de los populares y los voxistas, Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal. También hay 76 diputados que perciben complementos de antigüedad por sus carreras profesionales. Una veintena participa en empresas y ocho tienen explotaciones agrícolas, tres de las cuales cobran fondos europeos de la PAC.