Conceptos tan dispares como utopía, juego, vida, ausencia, cotidianidad o memoria están al alcance de la mano de cualquier persona. Ni siquiera es necesario salir del hogar. Y eso es precisamente lo que propone la artista conquense Marta Díaz, que  ofrece su particular reflexión sobre el espacio privado de la casa, desde una perspectiva muy personal, en la muestra que lleva el título de El Sendero del Caracol.  

Díaz es doctora en Bellas Artes por la Facultad de Bellas Artes de Cuenca de la UCLM y diplomada en Restauración por la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Madrid. Su labor profesional se centra en la restauración de pintura y escultura, así como en la docencia. Este exposición, con obras muy diferentes, se puede visitar hasta el día 11 de febrero en la sala Iberia, que abre así su calendario expositivo de 2024.

¿Qué se encuentra el público en El sendero del Caracol?

Es un conjunto de seis obras que he realizado en los últimos tres años, salvo unos cuadros al óleo que son del 2007. Todo gira en torno a la casa, pero no como lugar arquitectónico, sino como prolongación de nuestro cuerpo, el contenedor de nuestras emociones y sentimientos. Son obras muy distintas unas de otras. Parten de conceptos distintos y cambia también tanto la técnica como el estilo. Es un exposición muy heterogénea.

¿Cómo surge esta reflexión sobre el espacio privado?

Mi trabajo siempre gira en torno a la personalidad, al tiempo… En este caso, no me gusta pensar que la causa fue la pandemia, pero desde luego sí que está incluido porque desde ese momento todos tomamos conciencia de lo que es nuestra casa, de lo que es nuestro entorno más inmediato y más privado. Son obras muy recientes y de los últimos años.

Las obras de la exposición son figurativas, abstractas… ¿Cómo las define?

Son figurativas. La verdad es que tienen más o menos nivel de realismo, porque unas son realistas y en otras hay un mayor nivel de abstracción. Por ejemplo, hay unas servilletas bordadas donde es simplemente el dibujo primario, el dibujo que hacemos más infantil de la casa. Sin embargo, hay otras obras que son más realistas. 

¿Cuál es su rincón favorito del espacio privado en esta muestra??

Me gustan muchos. Hay dos espacios grandes, un dibujo a lapicero y bordado, y otros más pequeños sobre escenas de las vida. Son las que más me gustan porque muestran la vida que hay dentro de un hogar. Son escenas que aunque son tomadas de mi privacidad, cualquiera puede reconocer a una chica jugando con un gato. Son escenas muy comunes.

¿Alguna de las obras que se exponen ha llamado especialmente la atención del público?

Llaman mucho la atención obras de servilletas bordadas, que son las que muestran la casa como un icono, que las he hecho con un sentido muy lúdico y han quedado divertidas. Llaman la atención más por lo desesperado de la imagen en sí. Otras obras que están gustando bastante son otras que he hecho de ruinas que las cubro con hilos.

Además de artista es docente e imparte clases de dibujo en el instituto de Priego. ¿Se siente más cómoda creando o en la docencia?

Son aspectos distintos. Como creadora vas haciendo tus cosas en casa y como docente puedes compartir con tus alumnos muchas cosas y es muy interesante. Crear también es una forma de compartir porque es expresar sentimiento e ideas. Pero trasmitir estas ideas a alumnos, que van desde los 12 a los 18 años de edad, es muy positivo porque están muy abiertos a todo lo que les vayas a enseñar. Es muy reconfortante.

¿Trabaja ya en una nueva exposición?

Sí. Siempre estoy trabajando. Antes de acabar una ya trabajo en otras ideas. Además, me gusta cambiar de registro y trabajar en otras cosas distintas, formatos más pequeños… La verdad es que me gusta hacer regularmente alguna exposición para mostrar todo lo que hago.

Con esta muestra de El sendero del Caracol se inaugura el calendario expositivo de la sala Iberia. ¿Qué le parece este nuevo espacio?

Me encanta. Es un espacio magnífico. De hecho, llevaba un par de años esperando y quería que fuera en este espacio. Es una sala de exposiciones impresionante, con un nivel muy elevado. Con la rehabilitación del edificio, con una puesta en valor muy interesante, la sala de exposiciones tiene unas condiciones impresionantes en cuanto a iluminación, espacios más amplios y ventanales magníficos que hacen como si tuvieras un escaparate a la calle. La exposición prácticamente se puede ver desde la calle sin pasar. Es una sala magnífica.