La gira de presentación de su último trabajo la trae a Cuenca. ¿Qué nos ofrece Luz Casal en Almas gemelas?
Es complicado resumir casi seis años de trabajo, convertidos luego en un número determinado de canciones. En ellas se recogen las ideas, experiencias e impresiones vividas en ese periodo.
Su último concierto en la capital fue de carácter intimista en el auditorio. Esta vez actuará en la plaza de toros ante un público más numeroso. ¿Cómo plantea el concierto?
En el concierto haré hincapié en las canciones más emblemáticas de mi carrera musical, combinadas con otras del nuevo disco: tanto las que resultan más familiares al espectador, porque han sido más oídas, como las que no lo son tanto. Por lo que hemos vivido en los más de cuarenta conciertos que llevamos hasta la fecha, son canciones que la gente recibe con ganas.
Me gusta pensar que cada concierto es único porque la gente que nos acompaña es diferente. Incluso, las sensaciones que nos rodean son diferentes. Entre todos se crean momentos de complicidad donde las personas somos capaces de fusionarnos en una sola, tanto en canciones intensas donde todos cantamos a una, como en canciones íntimas que se viven a la vez. Por eso elijo un repertorio amplio, con canciones de distintos estilos.
Además de experiencia, con el paso del tiempo un artista gana en libertad. Personalmente, ¿cómo cree que ha evolucionado su música desde los orígenes?
En este tiempo he ampliado el conocimiento. Tengo una idea mayor de lo que significa la música popular y cómo se puede entroncar con otro tipo de música, desde lo más clásico a lo más actual. Por otro lado, tú lo has dicho muy bien: con los años se gana libertad. Ese es uno de mis objetivos porque, si no fuera libre en la música, sería una fracasada. Además, como persona siento que soy más completa, menos pudorosa que en otros momentos de la vida. Soy muchas cosas menos; mientras que por otro lado he ido sumando la experiencia que te da el contacto directo con las personas, y la experiencia de la gente que he encontrado por el camino (compositores, autores, productores, músicos, ingenieros...). Todo esto, si además tienes ilusión por tu trabajo, y esa ilusión tiene que ver con las ganas de crecer, va sumando. Es importante destacar que en esta evolución, cada uno lo hace a su ritmo. Yo no puedo esforzarme en hacer cosas que no siento. Para mí es importantísimo tener la convicción de que hago las cosas porque las deseo. Aunque quizá, si hubiera hecho caso a otros, podría haber dado saltos más grandes en mi carrera profesional.
En esta evolución y adaptación a los tiempos no sé si se ha planteado nuevos retos como el de encabezar carteles de festivales como Sonorama, como ha hecho recientemente Raphael.
No me hago planteamientos de ese tipo. Me fijo en lo que hay a mi alrededor, de la misma manera que necesito tener conocimiento de la actualidad mundial, pero jamas he llegado a hacer ese tipo de cábalas. Mi objetivo desde el inicio es salir al escenario de la mejor manera. Y eso, significa en la totalidad de mis capacidades y que la gente se lo pase bien. Que se emocione, que piense, que baile, que se excite. Las otras cosas forman parte de las casualidades y, me atrevo a decir, de las frivolidades. A día de hoy puedo afirmar que tengo mucho trabajo, que me siento querida y que me han llamado desde muchos sitios de España. Eso, para mí, es lo más importante.
Almas gemelas tiene una versión internacional para sus seguidores en Francia e Italia en la que canta en francés e italiano. ¿Para cuándo habrá una canción en inglés?
El inglés forma parte de ese tipo de reacciones irracionales de las que yo tengo varias. Cuando uno que no es anglosajón decide cantar en otro idioma que no es el materno, siempre piensa que es mejor hacerlo en inglés porque abre más puertas. Yo siempre he pensado que el inglés es un idioma que está ahí, pero he preferido cantar antes en francés, en portugués, en italiano y, si me apuras, hasta en turco. No quiere decir que no lo haga, porque lo más probable es que surja cualquier día. Pero a día de hoy, como digo, es una reacción casi infantil.
Una vez más se ha vuelto a rodear de figuras con renombre para grabar su último disco. ¿Es eso una garantía de éxito?
No. Es una garantía de aprendizaje, de conocimiento. No por unir tu nombre a otros de probada valía y éxito significa que tú lo consigas. Con todas las personas que he trabajado lo he hecho por casualidades, por encuentros. La colaboración con Vangelis surgió después de que él viniera a ver un concierto en Atenas y me invitara a su casa. Sentimos que nos entendíamos y sabíamos que íbamos a trabajar juntos, como es probable que lo sigamos haciendo en el futuro. No hay imposturas ni esfuerzos por intentar unir mi nombre al de otro para tratar de captar la atención del público.
¿Ha terminado la crisis en el mundo de la música?
En la música siempre ha habido crisis. Si no por una cosa, por otra. Es una obviedad que estamos viviendo un proceso de cambio en las formas de acercarse a la música y eso ha traído sus consecuencias. Pero, en último término, es como en la vida: siempre hay problemas y frustraciones y uno tiene que contar con ellas y avanzar. Fijarse sólo en los problemas o en lo negativo alimenta una fuerza que te impide progresar. Hay que buscar justo lo contrario.
¿Qué es lo que más le pesa a la hora de hacer las maletas y emprender una gira?
No me pesa nada porque me considero afortunada al ver que me siguen llamando. No me pesa dejar la casa o la supuesta rutina que pueda tener. Soy de las que agarra la maleta con facilidad.
¿Qué música acompaña a Luz Casal durante sus giras?
Tan variada como soy capaz. Puedo mezclar lo novedoso del pop con los clásicos. No tengo unos gustos específicos en cuanto a música. Por escuchar, escucho hasta lo que, en teoría, no me gusta. A veces, por cualquier circunstancia, hasta de esas canciones o artistas hallo un sonido determinado, una frase bien construida o una voz que puede ser motivo de inspiración. En la música soy muy ecléctica.