«'Qunkasaura' nos permite explicar muchas cosas»

José Luis Enríquez
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El paleontólogo que ha liderado el grupo de investigación de la UNED explica la importancia que tiene el descubrimiento en el yacimiento de Lo Hueco de un dinosaurio gigante cuya existencia era desconocida hasta ahora

Francisco Ortega en los trabajos que lleva a cabo su grupo de investigación en Santa María de Poyos - Foto: Cedida

El Grupo de Biología de la UNED, liderado por el profesor Francisco Ortega, presentó recientemente en sociedad a Qunkasaura Pintiquiniestra. Es el nombre de una nueva especie de dinosaurio saurópodo, de enormes dimensiones, que habitó la región hace 75 millones de años, durante el Cretácico, y cuyos restos han sido encontrados en el yacimiento de Lo Hueco. Ortega explica en esta entrevista la importancia que tiene este hallazgo en un yacimiento que todavía guarda muchas sorpresas. 

¿Cómo empieza su pasión por los fósiles y los dinosaurios?

No procedo de esa tradición de amantes de los dinosaurios desde que tenían cinco años y que se quedaban fascinados por estos bichos. Soy un biólogo vocacional. Estudié biología y me interesan los animales e interpretarlos en ecosistemas. Cuando estaba acabando la carrera en Salamanca, por casualidad, me encontré con una cráneo de cocodrilo del terciario salmantino y me fascinó. Pedí a la gente de Paleontología que me dejara seguir colaborando en el estudio y aquello fue el principio. Ahí fui cuando decidí que tratar de interpretar la vida de aquellos animales en esos ecosistemas con los datos que dejan los fósiles era fascinante.

Ese cráneo cambió su vida, pero después imagino que hay hallazgos que le han emocionado…

Soy un vocacional del trabajo paleontológico y del muestreo de campo. Mi grupo de investigación se construye sobre yacimientos. Nos gusta ir al campo, plantearnos las hipótesis, abstraer la información, desarrollarla y obtener resultados. Eso te da la oportunidad de sorprenderte y, alguna vez, de llevarte enormes alegrones con hallazgos que pueden ser lo que buscabas. Le hablo de Lo Hueco, de Concavenator, de Gnatalie, que se está presentando ahora en Los Ángeles de nuestras campañas en Estados Unidos, o Lajasvenator, de las campañas en la Patagonia. Hay un día que metes la pala y ... 'buff, esto es importante y dentro de tres años voy a presentar una idea que puede cambiar o aportar algo a la Paleontología'. Es muy emocionante.

Qunkasaura Pintiquiniestra es su ejemplo más reciente. ¿Por qué este dinosaurio es tan importante?

Es importante porque nos permite entender algo que hacía mucho ruido en un momento y en un lugar concreto de la historia de los dinosaurios de la Península Ibérica. El Cretácico Superior es el final de los ecosistemas con dinosaurios. Desaparecen y jugamos luego con otros ecosistemas. Vamos interpretando cómo es esta situación de dominio de un grupo animal en los ecosistemas a través de lo que nos dejan los fósiles, porque prácticamente no nos han legado más que un grupo superviviente que son las aves, que tienen una forma de vida tan particular que no permite entender cómo eran los saurópodos, terópodos y demás, que dominaron esos ecosistemas. El Cretácico es bien conocido en América del Norte, en yacimientos asiáticos, en América del Sur pero para completar el puzzle nos faltan piezas de algunos lugares y uno de ellos es Europa. Además de que nos faltan piezas también hay grupos que están especialmente mal conocidos como es el de los saurópodos, que es al que pertenece Qunkasaura. 

De ahí su gran interés, ¿no?

La obligación del científico es coger la evidencia disponible y dar una explicación lo más simple posible para jugar con ella hasta que aparezcan más evidencias. Lo Hueco, que es el yacimiento en el que aparece Qunkasaura, introduce una cantidad inmensa de información en el sistema de lo que sabemos de los dinosaurios de finales del Cretácico en Europa. Lo que vemos es que hay cosas que habíamos interpretado y que se refuerzan, así como que hay cosas que estaban mal y se pueden reorientar. Lo Hueco nos ayuda a ello. De repente, dices: '¿Y esto, qué es? ¿Por qué no podemos explicar qué hacen estos bichos hace 75 millones de años? Qunkasaura es uno de esos. 

¿Es el primero de estas características que se encuentra en Europa?

Ahora es cuando tenemos la explicación. Lo que teníamos era una cola que se pertenecía a un grupo de dinosaurios de América del Sur, pero que no había ninguna forma de explicar qué hacían en Europa en ese momento. La cola se parecía mucho, pero además había que explicar por qué tenían una pelvis tan rara en Europa y un cuerpo tan raro. No tenía nada que ver con los dinosaurios europeos y nosotros no esperábamos encontrar formas asiáticas tan pronto en Europa. La comparación con todas estas formas de otras lugares nos dice que Qunkasaura es un inmigrante asiático precoz de una inmigración que no teníamos detectada. Nos permite reordenar un poco algunos elementos. Identificamos que ya había un bicho de este linaje en los Pirineos, pero que no se había interpretado. Qunkasaura, y el anterior saurópodo que habíamos descrito en Lo Hueco, que es Lohuecotitan, son representantes de linajes distintos. Generamos una denominación, Lohuecosaurios, para todos los representantes de esos dos linajes y todas las formas emparentadas, en las que hay formas de Asia, Estados Unidos y América del Sur.

¿Por qué el nombre de Qunkasaura?

Nos divierte jugar con los nombres y con las referencias culturales y locales. No buscamos explícitamente que los bichos que describimos sean nuevas formas, es una tradición muy decimonónica. A veces ocurre. Cuando ocurre hay que inscribirlo en el código con un nombre. Qunka hace referencia a la primera población previa a la llegada a Alfonso VIII, era una referencia geográfica. Saura es porque se les suele poner saurus, pero queríamos usarlo en femenino. ¿Por qué siempre a los dinosaurios los citamos en masculino? El femenino de saurus es saura. Además, ya hemos utilizado el nombre de un gigante de El Quijote para los dinosaurios gigantes del yacimiento de Lo Hueco como Lohuecotitán Pandafilandi, que está dedicado a Pandafilando de la Fosca Vista. Buscamos una giganta en El Quijote y no hay. Pero sí cita en uno de los libros como a uno de los personajes que vuelven loco al Quijote, la reina Pintiquiniestra. Además, está la relación de Antonio Saura con Cuenca. Hizo una serie en las años 50 que llamó las Gigantas Amorosas, y entre ellas estaba Pintiquiniestra. Era la tormenta perfecta, todo cuadraba [sonríe]. 

¿El yacimiento de Lo Hueco va a dar muchas sorpresas?

Seguimos trabajando y no hemos terminado la información que obtuvimos en  2007. En Lo Hueco sólo se hizo una excavación, que fue para trasladar los fósiles que iban a resultar afectados por las obras del AVE. Sólo intervinimos en la caja de la trinchera del ferrocarril. Todo lo que se ha trabajado es lo que se extrajo en 2007. Ese material se empezó a estudiar automáticamente y otro, una vez que acaba el ritmo de la obra pública, pasó a un ritmo académico. El material está depositado en una nave en las afueras de Cuenca. Todos los años, planteamos proyectos a las administraciones y con esos proyectos abordamos asuntos concretos. Aún no hemos acabado, ni mucho menos con toda la información y el material fósil que se extrajo en 2007. Además, a los dos lados de la trinchera del ferrocarril, aún queda sin tocar lo que queda del yacimiento.

¿En qué yacimiento anda ahora?

Estoy en Santa María de Poyos, en la provincia de Guadalajara, en el límite de Buendía. Estamos probablemente desentrañando cómo eran las conductas reproductivas de Qunkasaura y de Lohuecotitán. Estamos encontrando nidos de tiranosaurios. Parece que de forma recurrente acudían a una zona plana que había en el Cretácico, representada aquí por una amplia zona de sedimentos y encontramos que a lo largo del tiempo repetían sus puestas. Tenemos nidos que nos permiten saber cuántos huevos ponían, cómo los ponían,… Andamos a la búsqueda de algún embrión que pudiese haberse quedado en uno de los huevos.

¿Qué significan para Cuenca los dinosaurios y la paleontología?

Mucho. Me gusta porque me siento parte de esa historia. Cuando llegué al yacimiento de las Hoyas ya estaban instalados José Luis Sanz y parte del equipo de la Universidad Autónoma. En la fase inicial, al hablar de dinosaurios en Cuenca la gente te miraba raro. Pero es muy importante para Cuenca. Primero con yacimientos como el de Las Hoyas, que no es propiamente de dinosaurios, sino una preservación excepcional con una riqueza de información muy difícil de encontrar en el planeta, y luego con Lo Hueco, que aporta toda la información sobre los dinosaurios en el formato estándar. Esa combinación genera la marca Dinosaurios de Cuenca. Hemos jugado con ella en la generación de la Ruta de los dinosaurios de Cuenca o del Museo de Paleontología de Castilla-La Mancha.

¿Qué supone la creación del Museo de Paleontología?

No es que suponga, es la evolución normal de la enorme cantidad de información. Es la forma correcta de atender a yacimientos tan importantes. El hecho diferencial es tener en los alrededores de Cuenca yacimientos tan potentes, tan distintos en edad, en formas de fosilización, con faunas completamente distintas, pero muy relevantes a nivel general. La Administración, que es la que gestiona este tipo de cosas lo tiene que atender, y las herramientas para eso pasan por generar una estructura. Primero, de gestión del patrimonio y ahí tenemos el museo; segundo de investigación, ahí estamos los grupos colaborando con el museo; y, luego, está la transmisión de la información en un formato agradable e inteligible al público. El museo tenía que cubrir todo eso para apoyar los yacimientos.

¿Por qué los dinosaurios tienen tanto calado en la cultura popular?

En el entorno de la Inglaterra victoriana los dinosaurios se hacen muy populares. Aparecen en ferias, representados en parques, en la literatura… Tenemos muchas referencias a explicaciones que ahora entendemos que son dinosaurios interpretadas mitológicamente por culturas prepaleontológicas. Los dinosaurios tienen un paralelismo muy evidente con el mito del dragón. Convivimos con el mito de un animal, una criatura reptiliana enorme, con enorme potencia, que de alguna forma representa el mal en mucha culturas, que le hemos dado la forma de gran reptil. De repente, cuando eso está en la tradición cultural, sobre todo de las culturas occidentales, encontramos que los dinosaurios encajan muy bien ahí. Luego tienen la magia de que son elementos del pasado que nos permiten reconstruir paisajes que ya no existen a través de piezas que hay ir a buscarlas e interpretarlas. Se convierten en alguno de los elementos típicos del juego, la mitología. Todo esto hace que, de alguna forma, la población, en general, esté fascinada por los dinosaurios, aunque sólo sea en una parte de su existencia. Es muy sorprendente cómo los niños tienen unas fascinación particular por los dinosaurios, al menos hasta los ocho o nueve años. Hay muchos que la pierden parcialmente y otros la mantienen a lo largo de su vida.