Alberto Núñez Feijóo ha cometido una imprudencia de imprevisibles consecuencias. Es habitual que un político se exprese mal en un momento determinado, crea necesario dar explicaciones antes de que alguien las haga por él, o que ofrezca una información delicada sin la necesaria reflexión previa sobre cómo darla sin que siembre confusión ni dudas. Ocurre todos los días. Lo que no ocurre es que la declaración se produzca a menos de una semana de unas elecciones importantes y que además se deje a los periodistas con importantes incógnitas en el aire e interpreten las declaraciones como una importante rectificación sobre posiciones supuestamente inamovibles.
Feijóo ha cometido un error en el peor momento electoral, y además cuando su adversario, Sánchez, estaba sobrado de motivos para que no se pusiera el acento en noticias trágicas y vergonzosas para infinidad de españoles: dos guardias civiles asesinados en Barbate por narcos que desde su planeadora atacaron la lancha en la que se encontraban los guardias. La lancha, una zodiac, absolutamente inadecuada para enfrentarse a las bien dotadas redes de narcotraficantes que operan en la zona.
La guardia civil había denunciado la falta de medios para realizar su trabajo sin que en Interior se les hiciera caso, estaban preocupados también por la falta de personal y, lo peor, por la desarticulación hace un año del grupo de élite que allí trabajaba. El ministerio consideró que no tenía objeto mantenerlo. Se comprende que la viuda de uno de los fallecidos se negara a recibir la medalla a su marido de manos del ministro. Que por otra parte acumula un cúmulo de decisiones hirientes para policía, guardia civil, e infinidad de españoles que preocupados y dolidos por el escaso respeto, aprecio y respaldo de Marlaska a los cuerpos de seguridad del Estado,
Sería muy injusto que los gallegos se acercaran a las urnas con más interés en expresar su incomodidad por lo que hablaron miembros del PP con miembros de Junts, que en analizar qué supone para Galicia un gobierno del BNG frente a un gobierno del PP, pero así son las cosas en política. Los votantes se suelen movilizar más en función de un titular de última hora antes que por las consecuencias de dejarse llevar por una decepción momentánea. Lo saben los candidatos, y por tanto es indispensable medir al milímetro lo que se dice o hace en campaña electoral, Un desliz puede cambiar el signo de un gobierno.
Feijóo ha dado todas las explicaciones pertinentes. Pero sus adversarios afilan los cuchillos para intentar sacar rédito de sus declaraciones, y obviando al mismo tiempo las acusaciones que hizo en Barbate sobre la desidia del gobierno ante las peticiones de la guardia civil para luchar contra los narcos.
Lo que habría que pedirle a Feijóo es que, una vez pasado el 18-F, se plantee de una vez hacer cambios en su equipo. Cuenta con gente de valía, pero le faltan estrategas políticos. Sin ellos, pasa lo que pasa.