Un nuevo método educativo que cautiva a los alumnos. Las aulas del CEIP Isaac Albéniz adquieren un dinamismo mayor desde la llegada de unos pequeños robots que han revolucionado la manera de impartir conocimientos. No tiene nada que ver con la tradicional exposición en la pizarra, sino más bien en incitar a los estudiantes a que sean partícipes durante cada actividad.
Y es que con estas pequeñas máquinas, diseñadas para realizar tareas específicas y fomentar la creatividad, se han convertido en las aliadas perfectas para captar la atención de los alumnos y hacer que el aprendizaje sea más divertido y efectivo. El beneficio es «inmediato en términos generales, pero especialmente para los alumnos con necesidades específicas», apunta el director del centro, Juan Carlos Sánchez. Y es que estos compañeros «captan la atención de todos por sus movimientos, permitiendo así un aprendizaje muy fructífero». Son «una maravilla porque refuerzan muchos contenidos».
El CEIP Isaac Albéniz cuenta por ahora con seis blue-bot, dos bee-bot, seis mbot y un tale-bot. Un repertorio «variado, con una diferencia clara entre un modelo y otro, tanto por su tamaño como por su utilidad». Unos tienen «botoneras» y otros cuentan no solo con botones, sino también con «un software añadido para poder manejarse con una tablet».
Lecciones de una nueva era - Foto: Reyes MartínezLa jefa de estudios, Elena Collado, detalla que «los alumnos pueden hacer uso de unos tapetes con cuadrículas» y utilizar «diferentes tarjetas que ellos mismos han diseñado, coloreado y creado previamente». A partir de ahí, «tienen que enviar directrices a los robots para que se muevan por los cuadrados hacia adelante o para detrás, así como para la derecha o la izquierda». Los paneles son los mismos, pero las tarjetas varían «dependiendo de la materia, ya que se pueden usar en inglés, matemáticas, plástica, música o en cualquier otra asignatura». De hecho, «cada profesor puede utilizarlo cuando y cómo quiera».
Después, los estudiantes tienen que resolver cuestiones utilizando el robot en lugar de responder en voz alta. Si sabe bien ubicarse y utilizar la máquina, el alumno llevará finalmente el robot hasta la casilla elegida como respuesta. De esta manera, aprenden las horas del reloj, el vocabulario de animales o nombres de objetos, entre un sinfín de opciones que dependen de la originalidad de cada docente para utilizar las tarjetas. Además, estos robots «graban la voz, tienen música e incluso bailan cuando llegan a la meta si se ha completado de forma correcta, lo que reconforta al alumno, ya que es señal de que lo ha hecho bien», recalca Collado.
Alumnos. Los alumnos que ya lo han usado no dejan de maravillarse. Vera De Llama resalta que «las actividades que hacemos son muy divertidas» y asegura que «aprendes muchas cosas». En la misma línea se manifiesta Marco Luengo, quien considera que «aprendemos mucho más» cuando usan estas máquinas en clase. Por su parte, Sara Rubio reconoce que le gusta «mucho», especialmente cuando lo utiliza para «aprender vocabulario de inglés». Así, todos los alumnos de primaria están «encantados», mientras que los de infantil «tienen que empezar antes con actividades desenchufadas para que primero aprendan qué significa ir recto o girar a un lado o al otro en las casillas del tapete», remarca el director.
Estos robots, cuya cifra ascenderá a más de medio centenar de unidades en los próximos días, están incluidos en un programa de digitalización del colegio. Es una nueva era educativa que además se completa con un croma, un estudio de radio, pantallas interactivas y otras funcionalidades que convierten al centro en un espacio cada vez más digital.