La pasividad de Rusia en el Karabaj evidencia su debilitamiento

EFE
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Armenia considera que el Kremlin, que tiene 2.000 pacificadores desplegados en la región y una base militar en el país, le ha abandonado como socio por no intervenir en la reciente operación militar de Azerbaiyán

Los armenios étnicos huyen de Karabaj hacia Armenia sentados en un camión en el puesto de control de Lachin, controlado por fuerzas de paz rusas y guardias fronterizos azeríes - Foto: EFE/EPA/ROMAN ISMAYILOV

La victoria relámpago de Azerbaiyán en Nagorno Karabaj en medio de la pasividad de Rusia, hasta ahora uno de los más estrechos aliados de Armenia, ha debilitado su rol en el Cáucaso Sur, su propio patio trasero, y ha generado una situación que pretenden aprovechar otros actores como Turquía, China, la Unión Europea (UE) y EEUU.

"Las preguntas sobre el futuro papel de Rusia en la región surgen de forma absolutamente legítima y, en mi opinión, será mucho menor y más débil de lo que ha sido hasta ahora", dijo a EFE el director del centro Analítico Internacional de Georgia "Geocase", Víctor Kipiani.

Armenia ha criticado duramente a Rusia por considerar que su socio, que no solo tiene 2.000 pacificadores desplegados en Nagorno Karabaj, sino también una base militar en el país, le ha abandonado por no intervenir en la reciente operación militar de Azerbaiyán, que reintegrará un territorio hasta ahora poblado por 120.000 armenios.

Rusia se ha refugiado en el argumento de que el Tratado de la Amistad, Cooperación y Asistencia Mutua firmado con Armenia en 1997, que le compromete a defender a su socio en caso de agresión exterior, no le permitía intervenir en Nagorno Karabaj, un territorio reconocido internacionalmente como parte de Azerbaiyán.

Más recientemente ha alegado que Armenia ha reconocido la integridad territorial de Azerbaiyán y por tanto la pertenencia del Karabaj a ese país, por lo que Bakú estaba interviniendo legítimamente en su propio territorio. Un resentimiento que viene de lejos

La decepción de Ereván con el Kremlin viene no obstante de lejos, pues éste tampoco quiso intervenir en los recurrentes choques armados entre Armenia y Azerbaiyán en la frontera, ni siquiera a través de la postsoviética Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC).

Para Moscú, a su vez, varios pasos dados en los últimos meses por el primer ministro armenio, Nikol Pashinián, son una afrenta difícilmente digerible y han provocado que le haya abandonado a su suerte, acosado ahora por protestas opositoras por la pérdida de Nagorno Karabaj.

Armenia efectuó recientemente ejercicios militares con EEUU en su territorio y su mandatario dio luz verde a la próxima ratificación por el Parlamento del tratado fundacional de la Corte Penal Internacional (CPI), que emitió una orden de arresto contra el presidente ruso, Vladímir Putin.

En medio de una retórica elevada, Pashinián ha afirmado que Armenia debe modificar su política exterior y de seguridad con el fin de reducir su dependencia de Rusia y "cooperar con todos los socios que estén dispuestos a dar pasos mutuamente beneficiosos".

"Estamos viendo los primeros intentos de un mayor acercamiento entre Armenia y Occidente", afirma Kipiani, para quien ha llegado "el momento de la verdad en política exterior" para ese país.

Armenia intenta acercarse a Occidente

"Creemos que los dirigentes de Ereván están cometiendo un gran error, tratando deliberadamente de destruir los polifacéticos y centenarios lazos entre Armenia y Rusia y convirtiendo al país en rehén de los juegos geopolíticos occidentales", replicó a Pashinián el Ministerio ruso de Exteriores.

Y el Kremlin afirmó hoy que EEUU no puede competir con Rusia en lo que se refiere a garantizar la seguridad de Armenia, incluida la económica y energética.

No obstante, EEUU y la UE han enviado a Armenia de inmediato altos cargos para ofrecer su ayuda a ese país, aún cuando Europa apuesta por el gas de Azerbaiyán.

El portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, señaló el lunes que "Rusia ha demostrado que no es un socio de seguridad en el que se pueda confiar".

Los intereses de Occidente van más allá de Armenia, recuerda el analista y además no se puede olvidar a otros actores importantes que también amplían su influencia en la zona como Turquía y China.

Un tablero geopolítico importante

"El Cáucaso Sur es hoy un mosaico de la intersección de diversas corrientes e influencias geopolíticas", enfatiza Kipiani.

Hay proyectos transnacionales en los que el Cáucaso Sur desempeña un papel clave, como el corredor intermedio de China a Europa, el trasiego de recursos energéticos del Caspio a Turquía y luego a la UE, así como el proyecto emergente para el tránsito de electricidad bajo el mar Negro desde el Cáucaso hasta la Unión.

Todo ello, según el analista, obliga a Europa a ser aún más activa en esta región, en la que otro país, Georgia, ya se ha decidido por la vía europea.

Mientras, EEUU quiere reforzar las condiciones de seguridad para toda la región del mar Negro y el factor turco, estrecho aliado de Azerbaiyán, "será aún más importante" en el Cáucaso Sur, recalca Kipiani.

"Después del fin de la guerra en Ucrania surgirán nuevos sistemas de seguridad y esta zona será de gran importancia", concluye.

Y Rusia, molesta por los movimientos de Occidente, de momento mira solo desde la barrera.