Javier del Castillo

Javier del Castillo


Sin complejos

17/10/2023

Está claro que Sánchez no tiene obstáculos ni fronteras que le detengan en su carrera hacia una nueva investidura. El presidente en funciones se retrató la semana pasada – nunca mejor dicho lo de retrató – al lado de Mertxe Aizpurúa, portavoz de Bildu en el Congreso de los Diputados, y lo hizo mostrando una mal disimulada sonrisa de felicidad contenida. Mertxe y su compañero de Bildu, el senador y amigo de algún etarra excarcelado, Gorka Elejabarrieta, agradecieron la cortesía de Sánchez. Su predisposición inequívoca a contar con el apoyo de Bildu para ese «nuevo gobierno progresista, que demanda España». No es para menos.
En esa foto de Sánchez con los representantes de la formación política abertzale echamos en falta a Arnaldo Otegi, otro condenado por delitos de terrorismo, al que es difícil escucharle palabras de perdón y condolencia por los crímenes de ETA. Estamos ante una foto «histórica», que nada tiene que envidiar a la de Alberto Núñez Feijóo navegando hace veinte años en el barco de Marcial Dorado 
Pero, lo mejor de todo, es que, detrás de la aparente cordialidad entre los negociadores, que muestra esa instantánea, nadie pudo entrever preocupación alguna del candidato a la investidura, a pesar de los antecedentes y las circunstancias. Sin embargo, unos días después, en la recepción de los Reyes, posterior al desfile del Día de la Fiesta Nacional, Sánchez posó ante las cámaras menos sonriente. Con el eco de los abucheos y gritos resonando todavía en el ambiente, reconoció ante los periodistas que «las negociaciones avanzan, pero son complejas».
¿Cómo no van a ser complejas, señor mío, si una de las condiciones que pone sobre la mesa Puigdemont es la amnistía, el referéndum y una lluvia de miles de millones para Cataluña? ¿Cómo sortear esas pretensiones sin salirse de la Constitución? ¿El más difícil todavía de Sanchez podría consumarse con otra foto «histórica» al lado del prófugo que se largó de España metido en un maletero, y dejando a los suyos al pie de los caballos? Pues, esperemos que no sea una exigencia de Junts per Cats. 
La complejidad de la que hablaba el presidente va más allá de la propia investidura y se traslada ahora a la sociedad, con tintes melodramáticos. Porque a los ciudadanos que vivimos fuera de Cataluña nos resulta cada vez más difícil de aceptar la broma de que la amnistía y las consultas independentistas son un mal necesario para la consolidación de la democracia y la convivencia entre españoles. 
Concretamente, a los naturales de Castilla-La Mancha, que ni somos independentistas, ni amenazamos con irnos de España, lo que más nos jode es correr encima con los gastos. 
¿Habrá foto de Sánchez con Puigdemont? Pronto lo sabremos.