Carlos Herraiz Ayllón lleva tan solo dos años en Tarancón, su primer destino santoral desde que se ordenó. Hasta ahora es vicario en la parroquia de San Víctor y Santa Corona de la localidad y párroco en los vecinos municipios de Belinchón y Zarza de Tajo.
Con el ritmo ajetreado propio de la edad, ya que con 29 años y estas responsabilidades, cursa actualmente un master en Sagradas Escrituras en Valencia. El joven narra cómo fueron sus inicios en el pueblo: «La acogida fue muy buena, pero al principio tenía un poco de complejo porque Germán era un sacerdote muy querido, tenía que afrontar ser un novato que partía de cero», comenta Herraiz destacando que ya conocía Tarancón desde hace seis años cuando estableció su primer contacto con la juventud católica del pueblo.
«No me esperaba este destino al principio, es más normal que nos manden a pueblos pequeños, fue bastante sorpresa», comenta el vicario que, a pesar de partir de cero en Tarancón, menciona que la fuerza y la iniciativa caracterizada por su edad, hace mas llevadero el proceso de adaptación en el que contribuyen los feligreses de los distintos pueblos para formarle como un mejor pastor. De la juventud taranconera destaca que están «muy bien cuidados desde siempre» citando al que considera su mentor, el párroco Miguel Ángel, y el grupo de la Olimpiada de la Paz, formalizado desde hace cerca de 30 años en la localidad. «Ahora mismo estamos en una 'Primavera Católica' en muchas parroquias a nivel nacional, estamos viendo muchas conversiones ante la sed de fe que hay», destaca el joven cura que desde que llegó al municipio afirma ver cómo el grupo de jóvenes va creciendo «exponencialmente».
Un grupo de taranconeros en la peregrinación europea de jóvenes a Santiago de Compostela. - Foto: C.H.A.«Pasamos ya el centenar solo en esta parroquia», destaca sorprendido y puntualiza en este matiz, pues reafirma que la juventud de Tarancón está «muy curtida» frente a la realidad de jóvenes que se encuentra en otros sitios como su natal Cuenca. «Tienen mucha iniciativa y autonomía y destaca por el asociacionismo y los grupos que ya hay de por sí en la localidad», afirma Herraiz añadiendo otros colectivos que se caracterizan por la corta edad de sus integrantes como el grupo teatral de Sesparke. Con los jóvenes católicos de la parroquia de San Víctor y Santa Corona destaca los campamentos y las diferentes actividades que realizan para fomentar la «vida en comunidad». «A nivel logístico lo hacen todo ellos, no es nada fácil gestionar campamentos de 200 niños y adolescentes, eso habla por sí solo, va con la idiosincrasia del pueblo», destaca el párroco.
Del grupo de jóvenes de la parroquia resalta que funcionan «como una gran familia». Más allá de los tópicos, apunta que lo que ellos viven en este grupo es «muy atrayente», cuestión que se corrobora en los datos pues en este periodo desde que Herraiz está al frente han crecido hasta superar el centenar de personas que buscan, según él, «calmar la sed espiritual».
Fe en los nuevos tiempos. La juventud siempre se ha caracterizado por una búsqueda de la verdad, la autenticidad y la belleza, tres características que el joven párroco afirma que muchos las están encontrando en la «propuesta radical» que ofrece el evangelio.
«No soy solamente yo, que al final me acerco en cuanto a edad, ahora hay una corriente muy grande por mostrar en redes sociales el «sano orgullo» que tienen por Cristo, antes nos replegábamos más. Hay una exposición pública acorde a lo que son los jóvenes del Siglo XXI con el lenguaje actual de las diferentes tribus urbanas.
«Mensajes que les exponen públicamente, ropa, música... En general lo veo tanto en Tarancón como a nivel nacional, una revolución en los métodos», destaca Herraiz y menciona alguna de estas actividades como los retiros Effetá, o el actual grupo de música católica Hakuna, que sirven para acercar la fe a estos grupos que, asegura, «lo introducen con toda la naturalidad» en lo que cataloga como un «lenguaje vivo» para acercar el evangelio a los jóvenes.
«El joven por naturaleza busca una identidad, y en estos grupos de jóvenes se encuentra el anhelo más grande que tenemos y es que el joven viva con toda la naturalidad su fe y ahora mismo lo estamos viendo», afirma el vicario haciendo una alusión a que la Iglesia actualmente se encuentra en un buen momento por la gran cantidad de personas interesadas en tan pronta edad para experimentar la «cercanía a Dios». Pone como ejemplo la gran afluencia de personas a la Jornada Mundial de la Juventud que organizó la Iglesia Católica el pasado verano en Lisboa.
Tras estos dos años, Carlos Herraiz espera poder continuar mucho más tiempo de la mano de toda la comunidad católica de Tarancón y comarca. Una comunidad en la que siente estar «plenamente respaldado y agradecido», sobre todo por el apoyo que le genera la gran comunidad juvenil local.