La Semana Santa de Cuenca se vive tanto dentro como fuera de casa y los olores son una de las formas de comprobar cómo se hace. Y es que el ambiente delata tradiciones y en la semana nazarena aún más. Igual que el incienso se apodera de las calles y espacios de la ciudad, el olor de la azúcar lo hace en cada rincón del hogar. En estos días, las cocinas conquenses echan fuego y en las encimeras reposan toneladas de torrijas, miles de trocitos de alajú y cientos de recipientes de resoli. Estos tres manjares son seña de identidad de la Semana de Pasión y también de la gastronomía de esta tierra.
La mayoría de los conquenses se ponen manos a la obra durante estos días para elaborar estas exquisitas recetas. Enrique Calzada es un ejemplo de ello y explica que «nunca pueden faltar en la mesa estos dulces». Este padre de dos niñas continúa con la tradición familiar de varias generaciones y pese a que todavía es Lunes Santo «hemos agotado las provisiones, pero seguiremos haciendo más». Calzada intenta inculcar a sus hijas Silvia y Paula estas recetas, «aunque por ahora prefieren que las haga yo», reconoce con una ilusión que le invade de oreja a oreja.
La elaboración de estos dulces lleva su tiempo y dedicación. Además, uno tiene que evitar la tentación de picar durante su cocción. «Es complicado, pero tienes que aguantar», asegura este conquense. Cada maestrillo tiene su librillo, por lo que cada cocinero tiene sus secretos. Enrique Calzada desvela que sigue las recetas tradicionales y el ingrediente estrella que aporta es «mucho cariño».
Consumo. Las torrijas y el alajú son dos dulces que se pueden degustar, evidentemente, a cualquier hora del día, pero «es recomendable hacerlo después de comer como opción de postre», explica este padre, que es cocinero de profesión en la Residencia La Luz de la capital. Por su parte, Silvia y Paula subrayan que «ambas cosas están riquísimas y nos gustan mucho porque son muy dulces». Si bien, Silvia es quien tiene claro que, en caso de elegir, se decantaría por las torrijas mientras que Paula prefiere no mojarse porque «es difícil seleccionar una de las dos».
En cuanto al licor conquense más famoso, como es el resoli, su consumo debe realizarse de forma moderada «porque tiene alcohol», recalca Calzada. Su ingesta está reservada exclusivamente para los mayores de edad y suele hacerse «en encuentros sociales como forma de brindis o después de comer para ayudar a la digestión».
Para aquellos que no puedan elaborar estas recetas en sus casas tienen que saber que los restaurantes y los bares de la capital han reestructurado sus cartas y menús para deleitar a cualquier paladar. Cuenca ostenta este año el prestigioso reconocimiento de Capital Española de la Gastronomía 2023 y no es casualidad que recibiera este galardón teniendo en cuenta estos tres maravillosos dulces, que nunca pueden faltar en la mesa.