Hay personas que viven por y para los libros. Una de ellas es Araceli Cuerda Segurola (Cuenca, 1969), una mujer de la que se podría afirmar que prácticamente llegó al mundo con un libro debajo del brazo. Fuera así o no, lo cierto es que los libros empezaron a formar parte de su vida desde que era muy joven. Lleva tiempo al frente de la librería Evangelio, un establecimiento señero de la capital, en la plaza de la Hispanidad, que está a punto de convertirse en centenario. Además, es la nueva presidenta de la Asociación de Libreros y Papeleros de Cuenca, organización integrada en CEOE Cepyme Cuenca.
¿Qué le lleva a presidir la Asociación de Libreros y Papeleros?
Llevo muchos años en el mundo del libro, cerca de 34. Antes estaba en la asociación y mi labor era ser la vicepresidenta. Como Julián [Saiz] ya cumplió su mandato de ocho años había que renovar la presidencia y entre todos los compañeros se decidió que fuera yo.
¿Qué proyectos tiene?
Mi idea es continuar con lo que teníamos ya hecho porque organizamos muchas cosas y llevamos a cabo numerosas actividades a lo largo del año. Además pensamos en cosas nuevas.
¿Por ejemplo?
Como ahora están tan de moda las redes sociales estamos pensando en acercarnos más a la ciudadanía a través de facebook o instagram.
¿Qué radiografía hace del sector, teniendo en cuenta que tanto los libros como la papelería tienen peculiaridades distintas?
Son dos cosas completamente diferentes, pero tanto una como otra se pueden complementar. En Cuenca, estamos viendo que la gente se acerca a las librerías y hay gente que lee mucho. Eso nos ayuda a subsistir, además de las distintas campañas que hay a lo largo del año. Nuestro punto fuerte es, desde luego, la campaña de libros de texto. En cuanto a la papelería, siempre se necesitan bolígrafos, folios y también hay gente que le gusta regalar algún tipo de artículo de los que tenemos en las papelerías.
La campaña de libros de texto, que es cierto que es muy fuerte, también es muy estacional…
Sí, de acuerdo. Es el momento fuerte para nosotros. Pero no es solo en el mes de septiembre porque consideramos la campaña de libros de texto empieza casi cuando acaban los colegios. Las librerías ahí nos empezamos a mover para solicitar las listas de libros de texto para poder facilitar durante todo el verano los libros que van a llevar los niños en septiembre y hay que prepararlo con tiempo. Nosotros, aparte de la venta en la tienda en sí, funcionamos con reservas. Hay gente que, a lo mejor, nos reserva los libros en julio y en agosto ya los tienen en su casa.
¿Cómo afecta al sector la venta por internet?
Es verdad que hay mucha gente que hace uso de la venta on line, pero también es verdad que desde la pandemia, las editoriales y distribuidoras de libros nos han ayudado. Por ejemplo, nos han facilitado que si un cliente viene a solicitar un libro y hoy no lo tenemos lo podemos ver en ordenador, se pide y mañana lo tiene el cliente directamente en su casa o aquí, en la librería. Además, el trato que se tiene de cara al público con los clientes es algo que no se tiene a través de una pantalla. La gente se tiene que acercar al comercio local, del tipo que sea, porque ese trato no lo tiene a través de una pantalla. Cuando el cliente viene al comercio local puede palpar, puede tocar... Además está la conversación con el cliente. Lo bueno que tiene Cuenca es que, más o menos, nos conocemos todos y podemos saber las características del producto que quiere cada cliente.
¿Y la inflación, en especial en las papelerías, se ha notado?
Lo que es el papel en sí ha tenido un incremento bastante fuerte, pero a lo libros en sí no le ha afectado mucho porque el precio de un libro, de un año para otro puede subir 50 céntimos o un euro. Le hablo tanto de lo que es novela como en el libro de texto. No hay tanta subida como en lo que la gente cree.
¿Ante la pujanza del libro electrónico, qué futuro vislumbra al libro de papel de toda la vida?
Hay mucha gente que empezó con el libro electrónico y que ha vuelto al papel. Hay muchos motivos. Primero por el sentir un libro, pasar las hojas, el olor… Eso no se ve a través de un libro electrónico. Aquí, en Cuenca, no se ha notado mucho ese incremento, a lo mejor sí en las grandes ciudades.
¿Están pensando ya en la próxima edición de la feria del Libro?
Antes de la Feria del Libro, estamos preparando el Día del Libro, que se celebra en la plaza de la Hispanidad, en el centro de Cuenca. Lo organizamos en la Asociación de Libreros y hacemos una serie de actos, aparte de sacar libros a la calle, como cuentacuentos, talleres, recitales, etc. A la semana siguiente, se celebra la Feria del Libro, que la organizamos conjuntamente con el Ayuntamiento y la Diputación de Cuenca. Ellos, unos meses antes, nos piden información sobre los libros que pueden tener más ventas, autores, etc... y a través de eso trabajamos para la firma de ejemplares por parte de los escritores, tanto para el público adulto como infantil.
¿Cuáles son las expectativas para estos eventos?
Muy buenas. El Día del Libro, aunque llueva y no podamos sacarlos a la calle, se celebra en las librerías. Y con la Feria del Libro, igual. Estamos abiertos a celebrar con nuestros lectores esas citas.
Antes decía que en Cuenca se lee mucho. ¿Cuál es el perfil de los lectores en la librería Evangelio?
Tenemos libros para todo tipo de público. Tenemos novela infantil, con padres que traen a sus hijos con dos o tres añetes. En cuanto al público infantil, quiero aprovechar para agradecer la labor que están haciendo los colegios con los talleres de lectura, que hacen que los niños se animen a leer. Es muy importante que los niños se acostumbren a leer en edades tempranas por razones como la comprensión lectora o la facilidad a la hora de hablar. En cuanto al público adulto, tenemos novela histórica, policiaca, de actualidad.
También tocamos mucho la temática local, de manera que apoyamos mucho a los autores locales. Muchos vienen, nos ofrecen sus libros y nos los dejan en depósito para que los podamos vender.
¿Nota mucho el bum de la literatura juvenil y fantástica?
Sí. Se nota mucho. Eso está haciendo que haya un incremento bastante fuerte en el baremo de edad, a lo mejor entre 15 y 20 años. Aparte del público local que viene a comprar ese tipo de novela, también ha ayudado mucho a las librerías el bono cultural joven. Ese sector estaba un poquito muerto y con el bono está haciendo que venga gente joven a llevarse libros de novela de fantasía, romántica...
¿Comparte la idea de que se publica más de lo que se lee?
Se publica muchísimo, es cierto. Pero también es verdad que hay mucha variedad de lectura. No se puede encasillar la lectura en una temática concreta. Se reciben novedades de las editoriales a diario.
¿Qué le llevó a ser librera?
Llevo muchos años. Terminé de estudiar y las circunstancias de la vida me llevaron a esto. Mi jefe era amigo de mis padres, estaba buscando a alguien y me preguntó si quería trabajar... y aquí estoy.
¿Ser librera en estos tiempos no es una idea muy romántica?
Sí. El oficio de ser librero tiene que ser vocacional. Te tiene que gustar tu trabajo porque no es solo estar de cara al público. Son muchas cosas más. Muchas veces tenemos que ser psicólogos porque muchas personas, cuando traspasan la puerta, lo que necesitan es hablar y que les escuches. Tenemos que ser amigos de nuestros lectores.
Entiendo que se establece un potente vínculo y una clientela fija…
Fija, amigable, familiar… Como llevo tanto tiempo aquí he visto a los críos de muchos clientes con dos años, con diez años, catorce, veinte… incluso ahora vienen con sus hijos. Hemos visto la secuencia familiar.
¿De su oficio que es lo que más satisfacción le produce?
Saber que cuando despachas u ofreces el producto, aciertas y que la persona que tienes enfrente, el cliente, se queda contenta.
¿Puedo afirmar que nació con un libro debajo del brazo?
En mi casa siempre se ha leído. Mi padre leía mucho y yo siempre he visto libros. Y es más [sonríe], cuando mis hijos eran pequeños y venían los amigos a casa decían: '¡Es que tienen una biblioteca en su casa!'.
¿Qué libros me recomendaría?
Lo primero que haría sería preguntarle si lee de todo o qué tipo de lectura le gusta. Si me dice novela histórica, por ejemplo, le recomendaría La sangre del padre, de Alfonso Goizueta, finalista del Premio Planeta. Si le gusta la novela policiaca, la última novela de Mikel Santiago, que se titula El Hijo Olvidado. Hay novelas de actualidad, de corte político que también están despuntando. Y si viene para que le recomiende libros de literatura infantil tenemos la serie de Anna Kadabra. Hay muchos escritores que ahora se están dedicando a escribir novela policiaca para niños, tipo Agatha Christie, que están teniendo bastante aceptación. Hay muchos youtubers que están haciendo que niños de siete u ocho años lean.
¿Qué siente cuando escucha que una librería de estas características, de casi cien años, cierra?
Me da mucha pena. Hay tantas cosas y tantas anécdotas que pueden ocurrir durante el día. ¡Imagina a lo largo de cien años, darían para escribir un libro! Es verdad que hay sitios en la provincia que te llaman y te dicen que tienen que cerrar porque no queda gente en el pueblo, no hay niños y no se puede subsistir por el incremento de costes... Este tipo de comercios en provincias como Cuenca, aparte de librerías, son más cosas. Me apena.