Un escaparate prácticamente imposible de mejorar. La amplia variedad y singularidad de las piezas expuestas y el hecho de tener todo al alcance de la mano convierten a la XXXVII Feria de Artesanía de Cuenca en una apuesta segura a la hora de adquirir auténticos tesoros. Que todo esté elaborado de manera artesanal otorga además un valor añadido diferencial. Así se presenta un año más una nueva edición de este evento más que consolidado, que ayer abrió sus puertas en el recinto de La Hípica con gran expectación y mantendrá la actividad hasta el domingo, con un horario de 10,30 a 14 y de 17,30 a 22 horas.
El pistoletazo de salida de la XXXVII Feria de Artesanía de Cuenca, enmarcada en la programación de la Feria y Fiestas de San Julián, comenzó con el corte de cinta inaugural a cargo de la diputada de Ferias y Artesanía, Mayte Megía, que estuvo acompañada por el alcalde Darío Dolz; la delegada provincial de Economía, Empresas y Empleo, Arantxa Poveda; y la subdelegada del Gobierno de España en Cuenca, Mari Luz Fernández; así como un nutrido grupo de autoridades civiles, locales, provinciales y regional.
Los visitantes tienen por delante una gran aventura porque hay 68 expositores de una veintena de sectores tales como la bisutería, madera, juguetes, prendas o joyas, entre un sinfín de oportunidades. Los participantes en esta feria acuden desde más de una veintena de provincias españoles e incluso uno de ellos es artesano francés. Megía destacó que este evento es «una muestra más del compromiso de la Diputación con el patrimonio, la cultura, la artesanía y con nuestra provincia».
Por su parte, Dolz ensalzó que la Feria de Artesanía es una «cita ineludible», unida al Concurso Nacional de Saltos, en la celebración de la Feria y Fiestas de San Julián. Además, el alcalde agradeció a la Diputación «seguir apostando por este recinto, por la ciudad y por este evento que está totalmente consolidado». Así, Arantxa Poveda animó a que vengan «personas de Cuenca, provincia y región para que puedan valorar el trabajo de todos nuestros artesanos, que con sus manos y corazón están haciendo unas piezas únicas».
Tanto vecinos como visitantes aprovecharán estas cuatro jornadas para comprobar de primera mano la calidad de los expositores, además de las actividades que se van a realizar en torno a la feria. Y es que este año volverá a celebrarse el concurso Obra Artesana, que está dotado con un premio de 1.000 euros y diploma. También se van a celebrar, tanto por la mañana como por la tarde, cuatro talleres en directo donde los asistentes podrán disfrutar de demostraciones en vivo. Cabe destacar que también habrá showcookings tanto mañana como el domingo. Sin olvidar tampoco, que los visitantes a la feria tienen la oportunidad de hacer un recorrido histórico de los ganadores de ediciones anteriores, ya que se ha habilitado una sala del recinto de La Hípica como exposición de esas obras premiadas.
Expositores. En la variedad está el gusto. Hay de todo y para todos. Paqui Durán, propietaria del expositor Paqui Benavente, explicó que en su puesto «podemos encontrar, aparte de todo bonito, muchas colecciones de gatos, ocas, gallinas o búhos». No son de verdad, sino «topes de puerta que te sirven para sujetar la puerta o como adorno». También participa con ilusión el madrileño Ernesto Pérez, con su expositor Astarte. Con un simple vistazo «podemos encontrar todo tipo de joyería utilizando la plata, el oro y el bronce como materiales». Su esencia es que «llevo la forma de la naturaleza a la joyería».
En la Feria de Artesanía de Cuenca hay quien repite, pero también hay quien se estrena. Es el caso del valenciano David Sola, que expone «bolsos, riñoneras, fundas, bolsos, libretas y joyeros, entre otras cosas». Todo el material está «pintado a mano». También debuta la almeriense Adriana Riquel con una puesta en escena increíble. Ofrece al público «joyas de madera», obteniendo la materia prima del «almendro, olivo o el boj». Pero no solo eso, ya que «el color de todas las piezas también se obtiene de la madera».
Evidentemente, en este gigante escaparate no puede faltar el producto de la tierra. Esos artesanos conquenses que ejercen una labor encomiable. Una de ellas es Celia Martín, con su expositor Ceramicacelia, que vende «piezas de uso decorativo pero también de vajilla». La ceramista tiene un talento innato para hacer piezas únicas, con tazas o cuencos.
En esta cita tampoco puede fallar Tomás Bux. El dilatado y contrastado artesano llega a esta edición «con una novedad, como suelo hacer todos los años». Y es que su exposición se centra en esta ocasión en la «temática taurina». Una de sus piezas, la escultura de la Negación de San Pedro, está valorada en 3.000 euros. Tiene, además, una exposición de 32 cuadros elaborados de forma «única con un estilo propio», al igual que una larga gama de botijos en los que no se pueden beber porque son obras contemporáneas.
Pues ya solo queda pasarse por la Feria de Artesanía de Cuenca y disfrutar de todo un museo. Obras únicas, singulares y elaborados desde el corazón. La cita es ineludible durante esta recta final de las ferias.