Cuando una persona sufre un trastorno mental, a veces generado por un maltrato físico y/o psicológico, muchas son las redes de apoyo necesarias para que su futuro vuelva a albergar algo de esperanza.
En este contexto, los centros de rehabilitación psicosocial y laboral ofrecen programas de apoyo continuado a personas con trastornos mentales graves, brindando una oportunidad de mejorar su calidad de vida y fomentar su autonomía.
Miriam Morcillo, terapeuta ocupacional del centro de Tarancón, explica que su objetivo principal «es proporcionar un apoyo sostenido a lo largo del tiempo para aquellas personas que llevan años con un diagnóstico y necesitan un acompañamiento especializado».
El centro atiende a personas de entre 18 y 65 años y funciona como un centro de día, donde los usuarios viven en sus domicilios, pero cuentan con una vivienda supervisada que actúa como transición a una casa autónoma.
«El proceso comienza con un diagnóstico y la derivación de un psiquiatra de la unidad de salud mental y, a partir de ahí, trabajamos de manera personalizada, teniendo en cuenta las necesidades de cada persona», explica Morcillo.
En el marco de la semana contra la violencia de género, el centro se ha sumado con dos actividades; una tertulia sobre perspectiva de género y un taller de mindfulness, impartido por Miriam, que enseña técnicas de meditación para reducir el estrés y mejorar el bienestar emocional. «Es importante hacer visibles a mujeres que enfrentan situaciones de violencia, ya que, una vez diagnosticadas, tienen menos posibilidades de ser creídas y apoyadas por su entorno», destaca.