Casi una década de espera y hasta cinco licitaciones han sido necesarias para que los vecinos del barrio de La Paz, de la capital, vean con sus propios ojos y de una vez por todas cómo comienzan a ejecutarse las tan demandadas obras de reurbanización de la barriada y poner fin así a una situación insostenible, puesto que «vivíamos entre escombros, baldosas rotas y bordillos reventados», tal y como afirma a La Tribuna el presidente de la Asociación de Vecinos de La Paz, Faustino Muñoz.

Y es que desde hace algo más de dos semanas las máquinas y los trabajadores de la empresa Álvaro Villaescusa –adjudicataria del proyecto– han inundado las calles de La Paz y se encuentran en plena ejecución de esta remodelación integral del barrio, que salía a licitación por primera vez hace casi tres años por 850.000 euros y finalmente, tras cuatro licitaciones fallidas, se está realizando por casi 1,4 millones.

No es de extrañar, por lo tanto, que los vecinos se muestren muy contentos y satisfechos con este inicio de obras, «después de tanto años esperando y los constantes problemas», afirma Muñoz, quien, en consecuencia, no duda en «agradecer el compromiso firme del alcalde, Darío Dolz, con este proyecto, a pesar de los muchos contratiempos sufridos en este tiempo».

Se está impermeabilizando la parte de los bloques de viviendas que queda bajo la calle. - Foto: Miguel A. Ramón

Obras. Con un plazo de ejecución que inicialmente se prolongará hasta mediados de diciembre, las obras, financiadas con fondos propios del Ayuntamiento, se iniciaban el pasado 4 de marzo en la zona del barrio más próxima a la Plaza del Romero con el objeto de ir subiendo paulatinamente hacia el instituto Pedro Mercedes.  

Los trabajos, en la actualidad, se están centrando en las excavaciones previas a la adecuación de rasantes, incluyendo las nuevas inclinaciones para recoger las aguas pluviales en el centro de la calzada y evitar así las actuales filtraciones en los bajos de algunos de los bloques de viviendas, y en la impermeabilización con caucho de la zona de los inmuebles que va a quedar por debajo de la rasante de la calle.

El siguiente paso será instalar las canalizaciones de servicios, desde alumbrado a telefonía, pasando por el suministro eléctrico, para a continuación acometer el compactado de tierras y la pavimentación de la zona con plataforma única mediante el adoquinado de distintos colores para diferenciar sus diversos usos –peatonal, tráfico rodado y aparcamiento– y la creación de pequeñas zonas ajardinadas. 

La empresa adjudicataria trabaja ahora en la zona más próxima a la Plaza del Romero. - Foto: Miguel A. Ramón

A ello se sumará, por un lado, la renovación de unos 100 metros de la red de saneamiento de la calle Grupo La Paz, que une Camino Cañete con Jorge Torner, junto con su posterior asfaltado, y,  por otro, la distribución de bancos y papeleras y la creación de tres zonas, una de juegos infantiles y otras dos con elementos de ejercicio para adultos y para personas mayores.

Se acometerá, igualmente, la remodelación con criterios de accesibilidad de las escaleras a la Plaza del Romero, en la actualidad, muy deterioradas, hasta el punto de que una de ellas se va a tener construir de nuevo, y en esa misma zona se renovará unos diez metros de red de saneamiento.

Y, ahora, el 'botellón'. Cuando los vecinos del barrio de La Paz están viendo que una de sus principales reivindicaciones se está atendiendo después de una década de sinsabores y obstáculos, ahora se enfrentan a un nuevo problema, el botellón en la Plaza del Romero.

Esta actuación supone una inversión municipal de cerca de 1,4 millones de euros. - Foto: Miguel A. Ramón

Una situación que, según el presidente de la asociación vecinal, se viene dando desde el pasado verano y que está convirtiendo esta zona en un punto de constantes actos vandálicos, con «espejos retrovisores rotos, señales arrancadas y todo lleno de cristales, que han hecho que los niños ya no jueguen la plaza, además de convertir la entrada al colegio en un auténtico meadero».

En su opinión, «esto es vergonzoso», máxime cuando cada jueves o viernes la plaza se llena de cristales y de las típicas bolsitas de marihuana, lo que viene a demostrar que «se consume alcohol y drogas en plena calle».

De ahí que pida al Ayuntamiento que actúe, a través de la Policía Local, e impida este comportamiento que está degradando la zona de una manera muy significativa.