El CEO y fundador del Grupo Avícola Rujamar, Rubén Martínez, no lo dudó ni un instante y desde el primer momento y nada más producirse el terrible incendio en sus instalaciones de San Lorenzo de la Parrilla, que arrasó tres de sus naves y cerca de 600.000 aves, ya dijo que en menos de un año reconstruiría las instalaciones. Dicho y hecho, en menos de un año.
Y es que, en estos momentos, el grupo avícola conquense ya tiene operativas dos de las tres naves calcinadas por el fuego y las previsiones iniciales apuntan a que se alcanzará el 100% a finales de julio o principios de agosto. Algo que lógicamente no está siendo nada fácil, porque, según el propio Martínez, «empezar a reconstruir es una tarea muchísimo más complicada que si se empieza de cero, muchísimo más». No en vano, tal y como explica, ha requerido de un despliegue de medios materiales y humanos «brutal», a lo que se ha sumado la colaboración desde las distintas administraciones. Algo que, al final, «nos ha llevado a haberlo conseguido dos meses antes», subraya.
No es de extrañar, en consecuencia, que el CEO y propietario de Rujamar afirme que «estamos supersatisfechos y creemos que es una gran noticia no solo para el grupo avícola, sino también para la provincia de Cuenca».
Reconstrucción. Una reconstrucción de las naves que, además, ha ido ligada a la incorporación de la última tecnología en el sector y, especialmente, encaminada a un mayor bienestar animal. De hecho, asegura que «las gallinas, ahora, han ganado, y mucho, en espacio, con más altura, rampas, iluminación de luz cálida y luz día, nidos mucho más amplios y un mayor número de tetinas, entre otras muchas mejoras».
Algo que confiesa que le llena de emoción, porque «el incendio no es sólo un duro golpe económico, al haber supuesto en torno a 17 millones de euros, sino que también te golpea psicológicamente y te viene a decir que eres vulnerable y en cualquier momento te puede pasar».
No en vano, a su juicio, un golpe de estas dimensiones llevaría a cualquiera a recapacitar, echar un paso atrás y replantearse si continuar, sin embargo, «por mi forma de ser, me dije que esto es una cosa que pasa una vez en la vida, o al menos espero que así sea, y tenía que retomar mi actividad, porque es mi proyecto, mi ilusión y mi propósito;de ahí, que me dijera esto tengo que reconvertirlo cuanto antes».
Reconoce que han sido «unos meses muy muy duros», porque, por ejemplo, «no pudimos comenzar a construir hasta transcurridos cinco meses, después de la labor de la Policía Judicial, la extracción de la chatarra, el arreglo del hormigón y de los cimientos, en consecuencia, no empezamos a construir hasta octubre, por lo que hemos tardado menos de seis meses, cuando en la construcción y el equipamiento de una nave se suele tarde unos diez meses».
Es por ello que no quiere olvidar el gran esfuerzo realizado por todos, desde sus empleados a los proveedores, pasando por electricistas, albañiles, fontaneros, etc. «Ha sido un trabajo conjunto brutal y, al final, el sueño se ha logrado», recalca.
Tras el gran esfuerzo, Martínez asevera que la actual situación de Rujamar «está entre buena y muy buena, y no es excelente, porque aún no hemos recuperado el volumen que teníamos antes del incendio». Aun así, en esta nueva etapa, vislumbra para Rujamar grandes posibilidades de crecimiento para consolidarse no solo en el mercado nacional, sino también el europeo.
El 100% de Rujamar vuelve a manos del ceo y fundador Rubén martínez. El CEO y fundador del Grupo Avícola Rujamar, Rubén Martínez, vuelve a tener el 100% de esta empresa líder en el sector de la producción de huevos, tras recomprar hace un par de semanas al fondo de inversión Tresmares el 25% de esta sociedad que adquirió en 2021.
Una operación, a juicio del propio Martínez, que «ha sido muy buena para ambas partes», porque no solo Tresmares ha recuperado su inversión en un tiempo récord, sino que Rujamar ha crecido en este tiempo de manera exponencial y ha triplicado su facturación, gracias al crecimiento inorgánico, con la compra de compañías, como Avícola Mondejana, y «una fuerte inversión, reconversión y apuesta por la tecnología y por el mercado español alternativo», subraya.
No duda en tildar estos cuatro años de «muy enriquecedores», que han permitido profesionalizar más aún esta empresa, sin olvidar «el placer» de haber trabajado con el gran equipo de Tresmares, como Diego Benguría y Rodrigo Doncel, como consejeros de Rujamar, y con el presidente del fondo de inversión, Borja Pérez, hasta el punto de que puede decir que «tenemos una gran amistad». Es por ello que se muestra convencido de que su relación de negocios «no acaba aquí» y confía en que «seguramente vamos a hacer más cosas de una manera directa o indirecta».
Nueva etapa. Rujamar, por lo tanto, afronta ahora una nueva etapa «muy ilusionante», marcada por una constante búsqueda de oportunidades de crecimiento, tanto orgánico como inorgánico, para lo que, tal y como subraya, «tenemos el respaldo de casi todas las entidades bancarias, aunque destacar Santander, la Caixa y BBVA, que son los que están apostando por Rujamar en los últimos años».
De ahí, que afirme que acudirá a ellos «lo que haga falta», porque considera que «la avicultura de puesta, tanto en España como en Europa, es un sector muy atractivo no solo hoy en día, sino también en los próximos años». No en vano, asevera que «no vamos a ser capaces de abastecer la demanda, por lo que será un sector en el que invertir y confiar».