El desfile de peñas mateas es una apuesta segura. Muchos no quieren perdérselo por nada del mundo. Y es que se trata de uno de los momentos más esperados por los conquenses y también el más deseado por los propios peñistas, porque es todo pura diversión. Una por una, respetando el turno diseñado, las peñas subieron desde Plaza de España hasta la Plaza Mayor al ritmo de música, saltos, bailes y alguna que otra coreografía improvisada. Muchos con la tradicional bota cargada de zurra. La expectación era tal que los vecinos se colocaron en las aceras y ocuparon espacio en los balcones para seguir el recorrido con vistas panorámicas. Los peñistas dieron la nota. Jorge Mazuelas, miembro de Tendidos Cero, recalcó que «empiezas a hacer peña y a meterte de lleno en la fiesta desde que estamos en la Plaza de España». Y es que el desfile «es el día más importante de Cuenca porque, al final, es donde mejor rollo hay», apuntó Adrián García, de Entoavía.
El ritmo no para en ningún momento, con vehículos y charangas siendo también protagonistas. Juan Contreras describió el pasacalles como «impresionante y difícil de explicar», entre otras cosas, porque «aquí empieza San Mateo por todo lo alto». Para muchos, como Lucía Lentisco, de la peña Alfonso Octavas, este animado recorrido «es lo mejor de San Mateo porque es donde más disfrutas con todos los amigos». No importa que pase el tiempo. Maribel Gil, de Patrimonio, recalcó que «llevamos varias décadas y lo vivimos igual que como si fuera la primera vez».
Las peñas completaron el recorrido marcado sin dejar de pisar el acelerador, disfrutando del ambiente y bailando de un lado hacia otro, con paso firme hasta llegar a la Plaza Mayor. El ambiente era incluso más impresionante a medida que llegaban a la Anteplaza, pero especialmente al cruzar los arcos del Ayuntamiento y entrar al corazón del Casco Antiguo, generando una estampa colorida única. Así, pequeños y mayores, en un pasacalles intergeneracional, disfrutaron de uno de los momentos más eufóricos de las fiestas de San Mateo.
Música, color y jolgorio. Un ritmo frenético. Pequeños y mayores, caracterizados con su camisetas identificativas de sus peñas, no pararon de bailar, saltar y animar el ambiente en el colorido desfile de peñas. Un pasacalles animado donde no faltó la música y tampoco las risas. Los participantes estaban todos en su salga y no es para menos porque es el recorrido que supone el inicio de las esperadas fiestas de San Mateo. Pero muchos fueron más allá y partieron en la comitiva con llamativos disfraces. Vacas, sacerdotes, marcianos, dinosaurios, Umpa lumpas o bailarinas captaron la atención de muchos con sus desparpajos. Y es que la originalidad tampoco falta en el recorrido. Precisamente, eso lo hace aún más especial porque cada año hay muchas sorpresas en liza.