La Navidad es una de las épocas más mágicas del año y parte de la culpa es de tres de los personajes más conocidos, Sus Majestades los Reyes Magos. Su papel en estas fechas es crucial para llevar a cada hogar un poquito de ilusión. A pesar de su magia, no pueden llegar a todo el mundo, y es por ello por lo que delegan en sus ayudantes más fieles. Tarancón tiene la suerte de contar con algunos de los representantes con más experiencia en la materia. Pedro Ramos Sáez y Julián Moreno Catalán llevan décadas trabajando como enviados especiales de Sus Majestades para inundar la ciudad con la magia de la Navidad.
Pedro trabaja como discípulo de Baltasar desde hace 59 años ininterrumpidos. «Este año no iba a salir vestido de Rey, había relegado mis poderes en un digno sucesor, pero mi sustituto no puede hacerlo y no podía dejar el sitio vacío, así que será mi 60ª vez como representante del Rey Baltasar en Tarancón». Algo menos lleva su gran amigo Melchor, o en este caso, su representante aquí, Julián, quien lleva en dicha labor desde el año 1971. «En mi caso, en alguna ocasión me ha sustituido mi hermano o alguno de los otros ayudantes de Sus Majestades, pero son muchos los años que llevo siendo el representante de Melchor», relata. Según cuentan ambos, «al final toda la familia acaba implicada de una u otra manera... nuestros hijos y nietos continúan con la tradición y han empezado como pajes».
Los comienzos de lo que hoy es una de las tradiciones mas arraigadas en la Navidad de Tarancón fueron duros, y es que «en los primeros años no había cabalgata, íbamos por las calles para que la gente nos viera, pero hacía mucho frío». Poco a poco esta cita se fue estableciendo y comenzaron a añadir elementos: «Algunos vecinos nos dejaban burros para pasear en ellos, después empezamos a hacer una carroza para desfilar, también se incluyó un día para hacer la 'entrega de la carta a los reyes magos' y, al final, se ha convertido en lo que es hoy». Los protagonistas cuentan que «hemos visto pasar a generaciones y generaciones de chavales, nos han dicho de todo, pero aún así, a día de hoy, nos siguen sorprendiendo con sus comentarios y peticiones». Con más y menos respeto, estos representantes de los Reyes Magos han escuchado preguntas tan comprometidas como «¿Cómo es que podéis entrar en mi casa? ¿cómo podéis estar aquí si he visto que en la tele estabais en otro sitio? o ¿por qué podéis entrar a todas las casas si no tenéis llave?». Pero claro, con tantos años de experiencia, estos Magos ya han desarrollado la habilidad de esquivar estas inquisidoras cuestiones...
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Y es que no hay mente más elocuente e inocente que la de un niño que se sincera con los Reyes Magos para formularle sus más profundos deseos. Se emociona Pedro al recordar cómo algunos niños le pedían regalos como «que mi mamá se cure, que vuelva mi abuelo que está en el cielo, un trabajo para mis padres o que los regalos se los den a los que no tienen nada».
Es esta inocencia, la ilusión y las caras de alegría de los niños al ver a los Reyes Magos, lo que ha llevado a estos taranconeros a pasar horas a la intemperie, a atender a más de 3.000 niños, a repartir más de 1.200 kilos de caramelos y a seguir haciéndolo con la misma ilusión «o incluso más», que el primer día, «porque no hay tarea mas bonita que ilusionar a una ciudad entera con la magia de la Navidad».