Poco a poco, desde hace varios años, se está consolidando una situación en la sociedad española, donde el ascenso social, cada día va a ser más difícil. Estos días se está viendo en los exámenes de acceso a la Universidad, pero el deterioro está ya instalado desde hace tiempo.
Ya he dejado de impartir charlas por las Facultades de Ciencias de la Información, pero recuerdo las amargas confesiones, de profesores y catedráticos, sobre los impecables ejercicios de los alumnos, cuando escribían en el ordenador, y las escandalosas faltas de ortografía en los exámenes escritos en el aula, porque el folio en blanco y el bolígrafo carecen del sistema corrector que, automáticamente, salvan la ignorancia gramatical del escribiente.
En muchas otras facultades sucede algo parecido, y la licenciatura universitaria es un título devaluado, que no sirve, como en tiempos recientes, para el ascenso social de la clase trabajadora, porque el licenciado posee un respeto semejante al que acompañaba antes, al que había terminado el bachillerato superior, a no ser que su título vaya acompañado de "másters" en universidades prestigiosas, donde no admiten ni las faltas de ortografía en cualquier idioma, ni la ignorancia. ¿Y qué familia trabajadora -además de pagar una carrera universitaria- tiene poder económico para alargar la preparación del hijo o de la hija en otra universidad lejana, puede que en otro país? Difícil. Es mucho más sencillo para una familia acomodada, que incluso podrá salvar el obstáculo de unas malas notas, matriculando a sus vástagos en una universidad privada, porque dispondrá de los 20.000 euros para la matrícula.
Por si fuera poco esta discriminación social, añadamos la de las autonomías, que se distinguen por la enorme desigualdad en las exigencias, y resulta que en España, hay autonomías donde las dificultades de un examen son sencillas de superar, y, otras donde el listón lo ponen más alto, fomentando una injusticia docente, desde antes de entrar en la Universidad.
Y todos estos fanfarrones de la igualdad social, del interclasismo, y de la madre que lo parió hace ya bastantes años, asisten mudos e impertérritos, ante un diseño social que parece ideado por la burguesía más retrógrada...