Hablar de cultura es hablar de la memoria nazarena, del testigo que nos permite saber qué ha pasado, cómo hemos avanzado y lo que legaremos al futuro que estamos construyendo. La Semana Santa, sin duda, es un valor cultural por sí mismo, las tallas, las andas, los mantos, candelerías… Sin embargo existe todo un archivo documental, fotográfico e histórico que las hermandades están revalorizando y sacando a la luz, concediéndole la importancia que siempre ha merecido.
Contamos nuestra historia relatando, algo que Rafael Pérez, representante del Ecce-Homo de San Miguel ante la Junta de Cofradías y responsable de cultura de esta hermandad, conoce muy bien. Para el 150 aniversario de la cofradía contaron la historia de la hermandad «a través de la recopilación de datos y archivos históricos de la hermandad, fotografías y actas», todo un archivo documental que nos recuerda el camino. Parte esencial de ese archivo que nos permite contar quiénes somos y dejarlo para la posteridad es responsabilidad de los fotógrafos que, a través del objetivo de su cámara capturan un instante para la eternidad. Julio Palencia, Sara Ayllón y Álex Simón son algunos de los fotógrafos responsables de que las hermandades puedan contar el día de mañana con instantáneas que hablen de nuestro presente.
Sara cuenta como «hemos evolucionado, ya no solo enseñamos la típica fotografía de turista de las imágenes, buscamos algo más, una mirada, una sombra… algo que cuente la historia de cómo vivimos la Semana Santa en Cuenca». Julio insiste en que «la fotografía cuenta mucho, muchísimo, la vista es uno de los sentidos más importantes en la Semana Santa. Damos esa aportación visual a las publicaciones que existen, nos da una nueva posibilidad a nivel artístico al igual que pasa con la pintura». Álex, por su parte, mira hacia el futuro porque «la fotografía es un campo que hemos quemado mucho y ahora hay que poner la vista en otras técnicas que nos posibiliten dar más de la disciplina, como la larga exposición o la fotografía en movimiento».
Carlos Julián Martínez desarrolla la labor cultural para María Santísima de la Esperanza. Entre otras actividades está consiguiendo un fondo artístico para la hermandad con representaciones de la Virgen de la Esperanza según diferentes artistas. Carlos Julián cree que «los conquenses tienen sensibilidad en lo que respecta al arte, en Cuenca el arte está en todas partes, no solo en los museos, ahora hasta en los bares y restaurantes que se han convertido en salas de exposiciones». En visiones particulares destaca sin duda Tomás Bux, que ha conseguido dar un lugar especial a la Pasión conquense en el arte «representando momentos icónicos de la Semana Santa con mi mirada personal».
Las visitas culturales son otro de los tesoros culturales que están desarrollando las hermandades. En el Ecce-Homo de San Miguel, Rafael cuenta cuando fueron a Balmaseda «a visitar un Ecce-Homo prácticamente idéntico al nuestro, que es obra de Lorenzo Collaut Valera, padre de Federico Collaut Valera, padre de nuestro escultor». Por su parte, María Santísima de la Esperanza ha organizado «los domingos culturales de hermandad», una iniciativa que empezó Julián Luis Ródenas, su mayordomo, para reunir a los nazarenos. Carlos Julián ha organizado estas citas mensuales desde el pasado 16 de junio en las que ha expuesto el patrimonio cultural de la ciudad haciendo, entre otras, explicaciones pormenorizadas de diversos aspectos de la Catedral.
Las hermandades conquenses llevan haciendo años una labor encomiable en la publicación de boletines, cuadernos, revistas, publicaciones y obras exclusivas para que la Semana Santa tenga una raíz, un presente y un futuro, para saber de dónde venimos y poder avanzar hacia un lugar mejor. Tenemos un archivo cultural magnífico que debemos explotar y promover pero no debemos olvidar que el verdadero tesoro oculto de la pasión son aquellas personas que son historia viva, que trabajan porque nuestra identidad permanezca y porque conozcamos como se debe el tesoro oculto de la Pasión.