En los últimos años, la longevidad ha dejado de ser una rareza para convertirse en una realidad cada vez más habitual en muchos lugares. En Castilla-La Mancha, las cifras del Instituto Nacional de Estadística revelan una tendencia creciente. En la provincia de Cuenca, por ejemplo, ya son casi 140 las personas que han superado los cien años, de las cuales casi 90 son mujeres. Esta cifra refleja un fenómeno global que se debe a los avances en medicina, mejores condiciones de vida y la alimentación más saludable. En este contexto, personas como Nieves Torres, quien acaba de cumplir 103 años, se han convertido en ejemplos vivos de vitalidad y fortaleza, desafiando las barreras del tiempo.
Nieves, la persona más longeva de Tarancón, es un claro testimonio de energía y amor por la vida. A sus 103 años, su memoria y su salud sorprenden a quienes la conocen. Natural de Valencia, esta maestra jubilada ha dedicado su vida a la enseñanza, dejando huella en multitud de generaciones de estudiantes. A lo largo de su vida, ha superado dificultades y ha mantenido una vitalidad envidiable, lo que le ha permitido superar el centenario con una claridad mental que a muchos les gustaría tener.
Nadie de su familia quiso faltar a la celebración de su cumpleaños. - Foto: A.G.
Recuerda con claridad una infancia marcada por la Guerra Civil, donde su colegio fue convertido en hospital y ella misma tuvo que cuidar de los más pequeños. A pesar de las dificultades, siempre se mantuvo positiva y con la mirada en el futuro. «Cuando terminó la guerra, los estudios quedaron obsoletos, y tuvimos que hacer unos exámenes de reválida para que lo que habíamos aprendido tuviera validez», comenta. Tras la guerra, continuó su formación y se dedicó a la enseñanza en varias localidades de la provincia, como Pozorrubio y La Pesquera, hasta llegar a Tarancón a finales de los 60, donde se convirtió en una figura clave de la educación local. «Lo que más me gustaba de ser maestra era el trato cercano con los niños», además de explicar con una sonrisa que «siempre me sentí como una madre para ellos, y eso es lo que más valoro».
A pesar de que su carrera de docente terminó hace años, Nieves sigue siendo una mujer activa. Su vida diaria sigue siendo un ejemplo de autonomía y amor por las cosas simples. Aunque usa un andador para moverse, se las arregla para coser, bordar y su mayor afición, como es la lectura de novelas históricas, su género favorito. «Me gusta conocer lo que ocurrió en otros tiempos, además de que esto me ayuda a ejercitar la memoria».
Pero sobre todo, Nieves también es una mujer de familia. A sus 103 años, sigue disfrutando de la compañía de sus hijos, nietos y biznietos, con los que se sigue reuniendo para compartir momentos entrañables. «Lo mejor de cumplir años es estar rodeada de los míos, y verles crecer me llena de felicidad», comenta, mientras sus ojos brillan al recordar los momentos vividos con su marido, Jesús Garrido, quien falleció hace años. «Me casé con el hombre que quería y todos me decían que no habían conocido a un hombre mejor que él», confiesa.
Cuando se le pregunta sobre el papel de la mujer hoy en día, se muestra reflexiva. «Antes, la mujer era esclava del hombre y de la sociedad». Por el contrario, asegura con convicción que «ahora, las mujeres estamos más libres, más valoradas, más queridas». Para ella, la evolución social ha sido radical, y se siente orgullosa de los avances que las mujeres han logrado.
El secreto de la longevidad de Nieves parece radicar no solo en su salud física, también en su paz interior. «Vivir en armonía con uno mismo es lo más importante, porque si te llevas bien contigo, la vida se alarga», confiesa con sabiduría. A lo largo de su vida, ha logrado mantener una esencia positiva, lo que le ha permitido mostrar su pasión por enseñar y el amor por su familia.