El difícil equilibrio entre vecinos y turistas

J.L.E.
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La tasa turística se incorpora al debate sobre los efectos que genera la masificación en zonas urbanas como el Casco Antiguo, donde aumenta la presión por la proliferación de visitantes

Imagen de archivo de un grupo de turistas en la Plaza Mayor de la capital y con la Catedral al fondo - Foto: Reyes Martínez

Hay algunas ciudades y comunidades autónomas donde ya es habitual cobrar una impuesto al turista que pernocta en sus hoteles. Es lo que se denomina tasa turística, un gravamen que está hoy de plena actualidad en ciudades como Sevilla. La medida, que genera un intenso debate en la capital hispalense, surge por la necesidad de hacer frente a la masificación turística que sufre la ciudad. Cuenca no se plantea aplicar una tasa turística, pero lo que sí es creciente es el malestar de los vecinos del Casco Antiguo por la presión turística.

La tasa, que seguiría la estela de la que ya se aplica en Cataluña y Baleares, obligaría a los usuarios de hoteles, hostales y alojamientos privados de Sevilla a pagar entre 50 céntimos y dos euros por estancia. Por ahora, sólo es una propuesta, pero el debate está abierto porque lo cierto es que cada vez son más los lugares en los que se buscan medidas para contrarrestar el turismo masivo y avanzar hacia un modelo de turismo más sostenible. Incluso se va más allá, porque ciudades como Venecia ya aplican de manera pionera, aunque de modo experimental hasta el día 14 de julio, una tasa turística de cinco euros para limitar las aglomeraciones.

Este situación es lo que nos lleva a preguntarnos si la implementación de la tasa turística sería aplicable alguna vez Cuenca, una ciudad que tiene en el turismo una de sus principales fuentes de ingresos. La pregunta está ya en el aire y el debate está abierto, aunque por ahora, según las fuentes consultadas, no existe sobre la mesa ninguna propuesta concreta en relación con la aplicación de la tasa turística. Otra cosa son las opiniones.

Por ejemplo, Diego López, secretario de la Agrupación Provincial de Hostelería, asegura a La Tribuna que «la tasa turística no tendría sentido en Cuenca, como sí la tiene en Cataluña o Baleares, donde hay zonas con una masificación evidente». López recuerda que el turismo «es una fuente de ingresos importante en Cuenca» y admite que la abundante presencia de turistas en la Plaza Mayor y en las inmediaciones, «puede causar, en momentos puntuales, molestias a los vecinos de la zona».

Sin embargo, Pablo García, concejal de Cuenca en Marcha (CeM), no opina lo mismo. Eso sí, García aclara que su opinión es como miembro de Izquierda Unida, porque en la coalición de izquierdas en el Consistorio no hay aún una postura. El edil conquense recuerda que Izquierda Unida defiende la aplicación de una tasa turística en otros puntos de España. «Es necesaria y ya la estamos proponiendo porque el turismo genera problemas evidentes como aglomeraciones, ruido de terrazas o gastos extras de mantenimiento». En este sentido, García también advierte de que por la masificación, el equilibrio entre los turistas y vecinos «es frágil».Además, alerta del riesgo de que «los cascos antiguos se queden como un decorado con fachadas bonitas, pero en los que casi no se puede vivir». 

Pisos turísticos. Otro problema es el de los pisos turísticos. El concejal de CeM recuerda que hace un par de años presentaron una moción para crear una ordenanza reguladora y también que se llevaran a cabo medidas de inspección y sanción a los pisos turísticos que no estuvieran en regla. Precisamente, Diego López, de la Agrupación Provincial de Hostelería, coincide en que «hay que ser más exigentes» con los pisos turísticos, «con el control y la regulación».