El acoso escolar o bullying es un problema más que real en las aulas de nuestro país y del que la provincia de Cuenca no es, ni mucho menos, ajena. Un problema que no entiende de entornos concretos y que se extiende tanto por los centros educativos de la capital como de la provincia, con un denominador común, el de la violencia, ya sea física o psicológica, que se ejerce entre iguales, entre compañeros.

El acoso escolar se ha convertido en un asunto más que preocupante, que, lejos de desaparecer, cobra fuerza y, de hecho, en la provincia, por ejemplo, se ha incrementado en el presente curso escolar en seis casos activos hasta alcanzar los actuales 35, que tiene confirmados el Gobierno regional.

Y es que en el curso 2023-24 se han registrado doce nuevos casos, mientras que se han producido seis bajas, «bien por cumplimiento de objetivos, cambio de ciudad o abandono del programa contra el acoso escolar», tal y como asegura a La Tribuna la delegada provincial de Bienestar Social, Susana Zomeño.

La delegada de Bienestar Social, Susana Zomeño, anima a todos a comunicar los casos de acoso escolar para poder dar una solución al problema. - Foto: Miguel A. Ramón

No es de extrañar, por lo tanto, que Zomeño llame la atención sobre esta problemática y sea de la opinión de que «se trata de una responsabilidad de todos» que hay que afrontar unidos y con el convencimiento de que se debe de combatir desde todos los frentes. 

De ahí, que no dude en «animar a todos, ya sean centros educativos, víctimas, familiares o cualquier persona, a denunciar el bullying, porque «el silencio no es una opción». Y es que, a su juicio, «comunicar estos casos de acoso escolar supone que se están detectando las problemáticas que existen en un entorno y si no se ponen en conocimiento, difícilmente se van a poder solucionar».

Perfiles. Los actuales 35 casos activos de acoso escolar constatados en los centros educativos conquenses corresponen a alumnos de 9 a 17 años de edad, aunque el mayor porcentaje se enmarca dentro del grupo de 11 a 13 años.

Un total de 20 niños y 15 niñas se encuentran en estos momentos en esta difícil situación, de los que 14 son alumnos de la capital y los 21 restantes de centros de la provincia.
La gran mayoría de estos casos, 32, son víctimas de acoso escolar, un de ciberacoso o ciberbullying y dos de ambas modalidades de maltrato.

Víctimas que, tal y como subraya la delegada, no están solas y para ello existe el programa del Gobierno regional #TúCuentas, con el que no sólo se interviene ante la sospecha de casos de acoso escolar, sino que también se aborda esta cuestión desde la prevención y la sensibilización.

Y, en este sentido, Zomeño explica que a lo largo del curso escolar se planifican acciones informativas en todos los centros educativos de la provincia, de tal manera que una educadora imparta dos charlas en cada uno, una sobre bullying y otra sobre ciberacoso, dirigidas a alumnos de 4º de Primaria a 2º de la ESO. En concreto, este año se ha llegado a 2.833 alumnos de 19 institutos y 37 colegios.

#TúCuentas, una salida eficaz. Para la delegada provincial de Bienestar Social, el programa #TúCuentas es, sin duda, la mejor herramienta para combatir el acoso en las aulas, de ahí su insistencia en la importancia de acudir a él por ser un auténtico canal de recepción y atención de casos de bullying, favoreciendo la detección precoz para que la víctima o su entorno pueda dar la voz de alarma ante los primeros signos, la intervención inemediata profesionalizada y la sensibilización hacia esta problemática.

Para ello, existe el teléfono gratuito 24 horas 116 111, que es atendido por profesionales en la materia que prestan escucha, atención y derivación, si es preciso, junto a la atención complementaria por mail. 

A este teléfono, se suma un chat de atención a niños y adolescentes, accesible a través de la web de la Fundación ANAR, que gestiona este servicio (chat.anar.org), y que está disponible 24 horas al día durante los 365 días del año.

Pero este programa no se queda exclusivamente ahí, puesto que también ofrece la derivación para la atención personal profesionalizada, tanto de las víctimas como de sus familiares, la coordinación con el entorno y con los profesionales implicados (colegio, instituto, centro de salud, etc.) y equipos de atención, uno por provincia más Talavera de la Reina, con psicólogos y educadores y trabajadores sociales.