El paso dado por Emiliano García Page de plantear un recurso de incostitucionalidad contra la Ley de Aministía para los separatistas catalanes supone un cambio cualitativo en la actitud del presidente de Castilla-La Mancha en su cada vez más encrespada relación con Sánchez y con los delegados de este en Castilla-La Mancha que encabeza Milagros Tolón. De concretarse, que está por ver, supondría el pasar de las palabras a los hechos y la visualización de algo que en realidad es hoy ya un camino sin retorno. La situación no tiene marcha atrás. Si dentro de tres años Sánchez sigue, Page habrá dejado de estar.
La posición de Emiliano ante la ley a la carta para los delincuentes y delitos beneficiados no solo es coherente con lo que ha venido expresando en repetidas ocasione, es la prueba, o no, de su credibilidad. De no hacerlo esta se vería rebajada a la categoría de las aguas de borrajas, o sea a pura filfa y pantomima. Y es lo que puede acabar por suceder.
Porque Page antes de presentar el recurso, que parece querer presentar, como han anunciado las comunidades autónomas gobernadas por el PP, ha planteado un cuestión previa: pedir un dictamen, una valoración de la posibilidad y pertinencia de poderlo jurídicamente hacer al Consejo Consultivo de la Comunidad. Y eso, deja en el aire la decisión final.
Que es algo muy de Page y que tiene su sentido pero que en esta ocasión de resultar que ese Consejo dijera que no, aunque sería toda una gran excusa política, parecería otra cosa muy diferente a muy buena parte de la opinión publica y afectaría de manera muy decisiva a su crédito personal. La dejaría muy tocado, más de lo que en este aspecto empieza a estar y supondría el mejor arma, si es que saben manejarla con algo de tino, para la oposición. Vamos, que de manera inmediata podría entrar a encabezar el capitulo de 'emilianadas' de amagar y no dar. Y, esta vez, de las difíciles de olvidar.
Hasta ahora los reclamos en este sentido, el reiterado de que ordenara a los diputados nacionales de la Región que votaran en contra en el Parlamente, no han pasado de ser un brindis al sol que hace muy poca mella en el electorado socialista. Hasta el menos avispado sabe por aquí que si tal hiciera con un canto en lo dientes se podía dar si le siguiera alguno de ello. La inmensa mayoría, por no decir todos, fueron seleccionados y designados por Sánchez, y si había alguna contada excepción, hoy son al completo de obediencia sanchista que por el momento nadie se atreve a romper. O sea, que eso es pedirle a Emiliano que se suicide y encima haciendo el ridículo. Tomarlo por tonto, vamos. Y eso, desde luego, no es.
Pero este otro compás del baile es otra cosa. Este depende de él, por mas y muchas consultas en las que se quiera resguardar dar marcha atrás se entendería muy poco y muy mal. Peor aún, indicaría una debilidad tal, que ese podría ser el punto de inflexión para el comienzo de su defenestración.