El suelo como enemigo

Manu Reina
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Ainhoa, Sofía, Vega, Oriol y Érik, alumnos del CEIP Fuente del Oro, investigan la rápida infección de alimentos cuando caen al vacío

El suelo como enemigo - Foto: Manu Reina

Toda precaución es poca. Cualquier alimento que cae al suelo se convierte rápidamente en enemigo público número uno. Basta con un cerrar y abrir de ojos para que un puñado de bacterias acechen e infecten el trocito o incluso la porción completa. El problema es que los microorganismos escapan a la vista humana, pero están ahí y pueden producir un serio problema. 

Cinco alumnos de quinto de Primaria del CEIP Fuente del Oro han testeado e investigado esta cotidiana acción y a las primeras de cambio se han dado cuenta de que no basta con soplar o probar a la suerte con la ingesta. Ni mucho menos. Sofia Vicente, Vega Fernández, Érik Morant, Ainhoa de Las Heras y Oriol García, quienes juntos forman un auténtico equipo, son los artífices del proyecto Desmontando mitos a partir de la popular regla de los cinco segundos.

Durante varias semanas evaluaron la transferencia de microorganismos en tres espacios del centro, en concreto, el suelo del aula, las baldosas de la entrada de acceso al colegio y la alfombra de educación infantil. También han tomado como muestras cuatro alimentos; dos secos, la nuez y una chuche, y otros dos húmedos, fiambre de pollo y pera. Y, por último, han probado diferentes escenarios, con la espera de tres, cinco, diez y 60 segundos para recoger el alimento y las posibles bacterias con el hisopo, que es el pequeño palo que se usa para tomar los gérmenes. La idea es «tomar muestras en distintos espacios del colegio para tener distintas hipótesis», apunta Érik Morant.

Un proceso que comenzó en febrero y que culmina ahora tras una gran labor durante las dos horas semanales de proyectos, aprovechando el recreo o incluso entrando al colegio antes de que sonara el primer timbre. En ese periodo no perdían de vista las placas de Petri con unos intervalos fijos de 24, 48 y 72 horas, rodeando las colonias de hongos y bacterias, con la finalidad de observar su evolución. Para mantenerlas a una temperatura óptima, utilizaron una ingeniosa incubadora hecha con materiales caseros. Los hongos se pueden ver a simple vista y su evidencia atestigua lo exitoso del proyecto de estos jóvenes.

El resultado es contundente. Oriol García asegura que las hipótesis se han confirmado y «los alimentos se infectan rápidamente y antes de los cinco segundos que se dice siempre». «No hay que esperar cinco segundos porque se produce antes», añade. Lo más fácil y recomendable es «no comer nada que se haya caído al suelo». Eso sí, otra de las conclusiones es que «depende qué alimento o superficie sea, se impregna de más o menos bacterias el alimento», detalla Sofia Vicente. También se puede constatar que «la alfombra infantil tiene menos bacterias que la entrada del colegio, que es donde más hemos encontrado». 

Experiencia. Los alumnos han vivido una gran experiencia, porque no solo han comprobado una realidad, sino que también han aprendido mucho. De hecho, Vega Fernández ensalza que «esta iniciativa es mucho más que investigar porque también es comprobar o equivocarte». Apunta, además, que «es una actividad más divertida que estar en el pupitre todo el rato». Por su parte, Ainhoa de las Heras afirma que toda la información que ha adquirido se la ha contado «a mi familia y amigos» porque es fundamental «que se sepa que la contaminación se produce rápidamente cuando el alimento cae al suelo». 

Desmontando mitos con la regla de los cinco segundos es uno de los ocho proyectos que se han iniciado en este curso en el CEIP Fuente del Oro. Cuatro de ellos, junto a otros seis de otras provincias, pasaron a la fase final del I Concurso Regional de Proyectos de Ciencias. Este grupo de pequeños biólogos, que ensalzan que «trabajando en equipo es muy divertido y juntos podemos conseguir cosas extraordinarias», se ha alzado con el segundo puesto. Ainhoa, Sofía, Vega, Oriol y Érik tienen un futuro prometedor por delante y su docente y tutor, Paco Lahiguera, está «muy orgulloso de que lo hayan hecho tan bien».