Requiere de valentía el intentar una meta, persistir en ella y aprovechar esa fibra milagrosa propia de la naturaleza humana que se llama coraje. La esperanza con trabajo acaba transformándose en éxito para los que saben perseverar y ese es el caso de Villaescusa de Haro, donde las corporaciones municipales que se han sucedido, junto a los párrocos que han pasado por el pueblo, han trabajado los últimos 15 años con un solo corazón que late con un profundo amor por su pueblo.
La sensibilidad por la historia y el pasado es un don que no muchos tienen la suerte de tener y cultivar. Desde el Consistorio de Villaescusa de Haro, la adquisición y actuación sobre los bienes municipales que se encontraban en un estado catastrófico ha sido la línea principal de trabajo que se ha llevado a cabo. Aunque el Palacio de los Ramírez, edificio histórico que alberga el Ayuntamiento, ha sufrido transformaciones sustanciales, es el convento de los Dominicos el lugar que evidencia todo este trabajo. Desde 2011 y hasta 2021 se han ejecutado cuatro fases de rehabilitación para recuperar el convento como un bien público con enfoque cultural.
En la primera se reconstruyó el edificio, en la segunda se puso la cubierta, en la tercera el solado y en la cuarta la excavación arqueológica del exterior con una inversión titánica de casi dos millones de euros. Además, se ha apostado por la renovación de toda la iluminación con eficiencia energética, nuevas lámparas, la restauración de las puertas, la finalización del patio trasero donde se ubicaban las caballerizas y, como guinda del pastel, la restauración de la portada principal de piedra en 2019.
Otros de la larga lista de monumentos en los que se ha intervenido a nivel municipal en los últimos años, han sido el lavadero romano, donde se han realizado obras de adecentamiento o la recuperación en 2016 del Pilar, un paraje del pueblo, el Pósito Real, un edificio de 1524, donde se invirtieron en 2021 24.000 euros.
La iglesia y el convento de Justinianas son los lugares en los que se ha trabajado desde finales del siglo XX con la restauración del órgano, la del retablo del altar mayor de la iglesia, la de la patrona, la Virgen de Favor y Ayuda, en 2007, y del Cristo de la Expiación en 2004. En la última década los trabajos continuaron. Aunque muchas de estas actuaciones han concluido, Villaescusa continúa desarrollando nuevos proyectos haciendo de este municipio un lugar donde las sorpresas siempre se sucederán.